Hoy he visto esa mirada vulnerable, a flor de lágrima, que alcanza el alma. Se me ha colocado delante esa mirada más necesitada de comprensión, de abrazo, que de cualquier discurso. Yo discurseaba, eso es lo más fácil. Hay miradas que son espejos. Hoy me he reconocido en mi severidad, en mi dificultad de acompañar solidariamente hasta el final esa vulnerabilidad cercana. Esa mirada silente vulnerable, me ha expresado a las claras que la razón no sirve para nada, que me vaya con ella a paseo; me ha dicho que busca no tanto complicidad, sino comprensión. La idea de vulnerabilidad arroja una mirada más generosa, tanto sobre nosotros mismos, como sobre quienes nos rodean. Todos/as somos vulnerables, sin excepción alguna. Hasta el aparente alma de piedra lleva mucho cartón dentro. Vinimos aquà para eso, para ayudarnos y despegar un dÃa de nuestra circunstancial condición vulnerable. Mientras tanto las madres, aún en su avanzada edad, nos siguen aplicando lecciones irremplazables Donosti 4 de Septiembre de 2018 www.koldoaldai.org |
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