En Estella venimos de celebrar un festival de “mantrams†en el contexto del Foro Espiritual. Entre otros estupendos artistas, las mujeres de “Bhakti Sounds†ataviadas con su coloridos “sharisâ€, con sus voces angelicales nos sumergieron en un arrobamiento en el que nos hubiéramos anclado de por vida entera. ¿HabrÃa una esfera más sublime a la que nos podÃan elevar? Allà no es que no cupiera un acto extralimitado, allà no podÃa entrar siquiera el más mÃnimo e impuro pensamiento. Tal era la atmósfera de otro mundo y por lo tanto el blindaje ante cualquier salida de tono. Era también sábado, era también oscuro, eran también las cuatro de la madrugada… No pretendemos condenar una cultura, sino llamar a la reconsideración de su fomento por lo menos por parte de las instituciones. Esto no es un cuento de buenos y malos, de ángeles y de demonios. Esto es sólo un ejercicio de rigor que pretende demostrar mediante ejemplos qué ambiente procura cada música y qué emociones y por lo tanto actitudes alientan. Es decir, no sólo perseguir las consecuencias, sino intentar remontar al mundo de las causas. Algo tendrá que ver la fiesta desentonada, desencajada con las consecuencias desentonadas, desencajadas. No podemos cambiar el mundo a petachos. Eludiendo actitudes inquisitoriales contraproducentes, con actitudes prudentes, respetuosas y didácticas quizás habrá que empezar a cuestionar las fiestas catárticas y alocadas, si queremos que la mujer recupere el lugar que se merece, su lugar excelso y siempre, siempre escrupulosamente respetado. La fiesta será más segura cuando ésta haga aflorar la naturaleza más elevada de nosotros/as mismos/as. Hay un rock que va acompañado de música y melodÃa, que invita al cuerpo a la danza creativa, al amable, libre e imparable movimiento y hay un rock que se acerca al puro ruido de metal. No alentamos un ejercicio de demonización, sino de análisis. Pocas voces relacionan el rock duro con el desatarse de nuestros más bajos instintos y sin embargo es un estudio necesario. La prevención de la violencia bien podrÃa contemplar estas investigaciones. Es preciso explorar el daño que eventualmente pueden causar esas músicas, las regiones del más bajo astral en las que nos sumergen. Es preciso observar que con la música estamos modelando nuestro mundo, nuestras costumbres, nuestra fiesta. Será por lo tanto preciso empezar a elevar la música y con ella las celebraciones que la acompañan… La realidad emocional engendra la fÃsica. La ciencia comienza ya a avalar que el mundo astral está estrechamente vinculado con nuestras actuaciones. Cuantos más decibelios, cuanto más se aproxima la música al ruido, cuanto más estrepitosa señal alcanza nuestros oÃdos, más abajo nos proyectará seguramente en la astralidad. En ese estado el humano es más fácil que se convierta en tÃtere de rastreras y desbocadas emociones. Alumbrar nueva sociedad es alumbrar nueva fiesta, bella, armónica, creativa, donde nuestras hijas, nuestras sobrinas, nietas… canten y bailen en plena seguridad, en el pleno convencimiento de que allà todo eleva, de que en medio de la luz y la sana y amigable atmósfera, no puede penetrar la más mÃnima oscuridad. * Imagen de la velación "conchera" el pasado 14 de Julio en el Oratorio central de Torrenanita. |
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