El ministro de finanzas heleno, Yanis Varufakis, afirmaba recientemente que el futuro de Grecia está en manos de la canciller alemana. Si la mirada de los griegos, que hoy atraviesan horas crÃticas, está fijada en BerlÃn, quedará privada del examen puertas adentro. Siempre habrá o fabricaremos una Merkel de turno para justificar el incumplimiento de la propia parte. Trasladar la culpa a otros es la salida más fácil, pero también la menos madura. Nos proporciona sólo un aparente respiro. El principio de responsabilidad es inseparable de la ley de evolución. Evolucionamos en la medida que asumimos nuestra responsabilidad sobre nuestro destino. Es fácil salir a la calle puño en alto, mucho más difÃcil hacer una seria exploración interior hasta dar con las verdaderas razones que han originado el presente. Si en verdad los otros tienen nuestro futuro en sus manos, nunca adquiriremos mayorÃa de edad. Si afirmamos que nuestro mañana es de terceros certificamos vasallaje. Como es arriba es abajo, como es en grande es en pequeño. El futuro colectivo será absolutamente otro, cuando cada quien asuma las responsabilidad de su propio presente, cuando nadie vuelque sobre las espalda de terceros la culpa de lo que le acontece. Los pueblos igualmente han de asumir la responsabilidad colectiva de la situación que viven. Hay un karma colectivo de nación, lo mismo que hay un karma personal. Merkel no es la responsable del futuro de Grecia, los responsables del futuro de Grecia son los propios griegos. La ley de karma dice que no podemos echar balones fuera, que no hay nada que padezcamos que no hayamos previamente generado. La ley de evolución reza que cada quien ha de hacerse plenamente las riendas de su destino, so pena de quedarse estancado. Cada pueblo construye dÃa a dÃa su futuro y ha de asumir la plena responsabilidad de lo que no hizo correctamente en el pasado. No hay evolución ni personal, ni colectiva si no asimos esas riendas, si en vez de encarar los propios compromisos, buscamos chivo expiatorio que nos autojustifique. Intentar saldar deudas es un deber, ya a nivel personal, ya a nivel colectivo; si no se puede, será preciso por lo menos no disparar hacia fuera. Las leyes superiores van todas unidas. Observemos la ley de solidaridad, “todos los humanos son mis hermanosâ€, pero a la vez la del “karmaâ€, “cosechamos lo que sembramosâ€, y la de evolución, “nadie puede evolucionar por otroâ€. Sin embargo las pancartas de Atenas querÃan hacer valer la primera ley, pero no la segunda, ni la tercer... Ayudemos a sacar la flecha, pero sin olvidar que la herida ya sangraba. Solidaridad con el pueblo griego sÃ, con los hermanos que allà más padecen por supuesto, pero toma de conciencia también de que el mal no vino de fuera, sino que se hallaba ya dentro de las propias fronteras. Koldo Aldai |
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