“Simplemente comprender que cada instante es un regalo, simplemente agradecer cada latido. Las Leyes se aprenden con el constante rendimiento. Calan asà bien dentro y después no hay quien las saque de las entrañas. Seguramente habrá que cerrar los libros y ponerse a sudar los caminos…†rezaban sus apuntes, mientras que el Kybalión permanecÃa callado, bien guardado en la mochila. Prefirió contemplar, respirar, escuchar, tratar de resonar en su interior los Principios Universales que ordenara el tres veces grande, Hermes Trimegistro. El sol acariciaba sus párpados después de tanto tiempo ocultándose. El radiante astro no ponÃa ninguna hucha para poder prolongar el gozo en sus ojos, en su rostro. Los pájaros le envolvÃan en una sublime melodÃa, pero no dejaron de cantar porque tenÃa el monedero vacÃo. Las huertas que le rodeaban no preguntarÃan a la hora de cosechar el fruto, si fue el recolector quien antes gastó el filo de la azada. La suave brisa marchó también con él monte abajo, sin cobrarle por su refrescante compañÃa. No habÃa ninguna máquina de ticket por respirar prana puro, ni por disfrutar aquel sobrecogedor espectáculo… “Absolutamente toda la Vida está sostenida por la Ley del Amor y la solidaridad universal, pero nosotros cuestionamos la Vida poniendo precio a cuanto nos presenta. Amurallamos las tierras, embotellamos las aguas… Si lo pudiéramos atrapar, venderÃamos hasta el aire. Toda la Creación se otorga a cada instante en desbordante abundancia y sin embargo nosotros/as nos resistimos a seguir sus pasos. Todo tiene precio y el humano sigue compitiendo, sigue peleándose por cuanto es de todos y no es de nadie al mismo tiempo. Los ‘espirituales’ nos situamos a menudo a la zaga en el aprendizaje de la Ley, pues añadimos plusvalÃa a lo que no se ve, ni se toca. Las herramientas de crecimiento, las claves para el desarrollo…, se suben a las nubes, olvidando que la Vida no pone precio a la sabidurÃa que por doquier desgrana. ¿No será la Voluntad de Dios que actuemos como la Creación, que todo sea “freeâ€â€¦? “Free†los abrazos, los encuentros, los frutos, los futuros… “Free†la ternura, el arte, la música, el canto … La ascensión planetaria no serÃa un subidón de energÃa colectiva, sino un cartel que rezarÃa “free†por todas partes. La era de acuario no serÃan millones de seres iluminando al unÃsono sus “chacrasâ€, sino esos mismos millones, colaborando y compartiendo, por supuesto silencios, por supuesto “mantramsâ€, pero también lechugas, tomates, software, poesÃa, danza… Ayer creábamos los burgos porque necesitábamos un espacio de encuentro para comerciar, para intercambiar los primeros excedentes de nuestros campos. Ya hemos cantado las excelencias de nuestros productos en todas las lenguas, comercializado con todas las monedas, ya hemos especulado en todas las plazas y mercados… Ya hemos vendido todo lo que tenÃamos que vender. ¿Se acercará ya el tiempo del “totally free†de regalar, de darnos por entero…, se acercará ya la oportunidad de hacer carne la Ley suprema de la Solidaridad Universal? ¿Llegará la hora de borrar los precios, de quitar las etiquetas, de volcarnos en el prójimo, en la vida que late por doquier…? ¿Estará cercano el dÃa en que este planeta bendito vuelva a ser la tierra del amor fraterno, el Reino de Dios por fin hecho realidad…?†Monte abajo se acumulan los interrogantes, se empieza a cerrar el libro inconmensurable de la Naturaleza. En casa, entre los numerosos volúmenes de las estancias, algunos le hablarÃan de la Voluntad de Dios hecha Ley…, pero todas esos Principios superiores los revelaba en realidad allà arriba, mejor que nada, la flor que despertaba, el viento que volaba las semillas, el pájaro que cantaba y las recogÃa en su pico… El camino se llenaba del polen blanco de los álamos. Abrir sÃ, el recuerdo de esa alfombra de polvillo fecundante, de esa sutil magia que tapizaba los caminos aún algo embarrados. Seguramente ya no más dejarse los ojos en los manuales y apuntes, sino en el Libro puro, fascinante y majestuoso de la sagrada Madre Naturaleza. |
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