No sólo fecundar, sino dejarnos ser fecundados. No sólo en pos de lo que yo puedo aportar, sino en pos de lo que mi alma anhela también escuchar. No sólo activos en comunicar, sino también receptivos a la sabidurÃa de la que el otro, su maestro y su escuela son portadores. No es la hora de un grupo, de una filosofÃa en particular, es la hora de nuestra sabidurÃa y afanes sumados, compartidos, es la hora de nuestra apuesta común, de la creación de espacios y proyectos cada vez más colaborativos. Somos porque sumaron, serán si seguimos sumando. Todo es compartir en la órbita de los universos evolucionados. Nuestra evolución depende de nuestra creciente adhesión a estos principios universales, al principio de Comunión con todo lo creado, de identificación por supuesto con el resto de servidores del mundo. No sólo mi escuela, mi maestro, mi grupo, sino la unión de los maestros, de las escuelas, de los grupos… Ellos, nuestros Hermanos avanzados siempre sumaron, nunca trabajaron para su exclusiva cuota de seguidores, para su asrham, para su escuela o tradición. Sirvieron a un Plan global que desbordaba los lÃmites de su ámbito de actuación. Arriba todas las Grandes Almas trabajan en perfecta sincronÃa y cooperación, ¿podemos albergar entonces alguna duda con respecto a nuestro camino?, ¿seguiremos pensando que mi escuela, mi grupo, mi movimiento es el mejor, el más apropiado para toda la humanidad, o concluiremos por fin que hemos de establecer ahora, aquà en la Tierra la alianza que ya opera en los universos evolucionados? Demasiadas escuelas espirituales piensan aún que se hallan en posición preferente con respecto a la posesión de la verdad, pero ese peligro ya lo debiéramos haber superado. Es el tiempo de la sabidurÃa compartida y las nuevas tecnologÃas, los modernos medios de comunicación y transporte coadyuvan a ello. Nuestros legados se unen para formar un legado mayor y asà perpetuar el linaje, no el linaje particular sino el linaje crÃstico del amor desbordado y la sabidurÃa sin nombre. Se olvidaron de sà mismos, de su progreso personal y alcanzaron la realización. De haber trabajado para su exclusivo progreso, nunca habrÃan ascendido, realizado. A nosotros sólo nos queda proseguir por el camino diáfanamente marcado y ése no podrÃa ser otro que el de la unidad en la diversidad. Trabajar sólo para los mÃos en pos del progreso de mi marca, es el esquema que estamos llamados a superar; trabajar por el progreso de lo colectivo, por la mutua fecundación de las sabidurÃas, por la alianza de los hijos e hijas del Mañana, por el progreso del Plan de Amor que nos desborda, creo que es definitivamente la clara señal de nuestros dÃas. |
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