Nuestra limitada conciencia no daba para más. Aún estábamos a merced del péndulo y su ley para inconscientes. Él nos sacó del debido centro, nos empujó a los cándidos brazos de la revancha. Simplemente no lo supimos hacer de otra manera. HabÃan gobernado siempre los ricos, los poderosos. Fue hace ochenta años cuando llegamos al poder, cuando empezó a salir el humo de las sacristÃas, cuando nos tomamos demasiada justicia por nuestra mano. Fue hoy, 16 de Febrero, justo hace ochenta años cuando los desheredados alcanzaron las alfombras, cuando salimos ufanos a las calles blandiendo las banderas, unas negras, otras rojas, del victorioso Frente Popular. Aún no podÃamos ir mucho más allá de lo que dictaba una infantil emocionalidad cargada ideales, lastrada de rencor. La historia es una ciencia sagrada sobre la que nos habremos también de volcar. Conviene hacerlo al cumplirse los ocho decenios. DifÃcilmente podemos construir un mundo nuevo, si no aprendemos de nuestros errores. Apenas duró cuatro meses la utopÃa, apenas alcanzó el verano aquella primavera del 36. |