¿Cuántas veces el otro, el diferente incluso el adversario acercan su parte de verdad, de luz, incluso de complemento, de lo que precisamente nos faltaba? La realidad clama entendimiento. El mapa polÃtico heterogéneo demanda puentes y sin embargo llevamos más de dos meses desayunándonos con titulares de mutuas e incesantes descalificaciones. Cede el pasado de mayorÃas absolutas y sin embargo se urden todo tipo de maniobras para alcanzar el máximo poder sin pacto alguno y por lo tanto sin la representatividad suficiente. Las lÃneas rojas prevalecen sobre las voluntades de necesarios acuerdos. SÃ, hay lÃneas rojas, pero las menos, sólo las que afectan a la salud de la propia democracia: la corrupción y la merma de libertades. Por un lado, el afán de lucro, ya personal, ya partidista, no puede tener cabida en la polÃtica. En ese sentido, no pone fácil el acuerdo la formación gobernante, que tanta corrupción, a lo largo de tantos años, ha permitido entre sus dirigentes. Por otro lado a una democracia que se quiere madura, ningún partido le debiera poner ni peros, ni condicionantes. La aceptación de un referéndum, lejos de ser problema, debiera de ser exponente de salud democrática. Cada fuerza tiene sus temas pendientes. “Ciudadanos†avanza por la buena senda al apadrinar y promover la cultura del entendimiento, sin embargo se niega a ese mismo entendimiento con quienes representan pieza clave del tablero y siempre han exhibido clara cultura democrática, como son las fuerzas nacionalistas moderadas. “Podemos†trae indudable aire renovador y espÃritu progresista, sin embargo no desea salir de la decimonónica trinchera. El espÃritu de confrontación tiñe en exceso la esperanza que pretenden encarnar. Los socialistas se presentan como la salvación de España, pero después disparan duro para todos los lados. Quieren apoyos después de haber agotado sus cartuchos. El Partido Popular urge una gran limpieza y reconversión. A pesar de haber recibido más votos, necesita ganarse a pulso la confianza de las otras fuerzas polÃticas. Le falta también recorrido para homogeneizarse con un conservadurismo europeo menos populista y de más arraigo democrático. Estos dos meses largos en los que la clase polÃtica se ha manifestado incapaz de formar un gobierno, hablan de nuestras impotencias. Todos se arrogan el sentir mayoritario obviando la evidencia de que son sólo parte, pieza de un puzzle heterogéneo. Un gobierno de gran coalición que incluya a todos los colores de más arraigo presenta un evidente desafÃo por el que merece la pena arriesgar. La falta de una mayorÃa absoluta es algo positivo y beneficioso cuando se ha desarrollado cierta voluntad de alcanzar consensos. La unidad uniforme no presenta retos, los presenta la unidad en la diversidad. El desafÃo humano es entenderse con quien no siente y piensa igual, a sabiendas de que habrá un postrero y mutuo enriquecimiento, amén de aleccionador testimonio, en este caso, ante la ciudadanÃa. El pacto exige sus renuncias, pero si se lleva adelante con generosidad, genuino espÃritu de servicio y altura de miras, siempre será más lo que se gana con él que lo que se pierde. No se demore pues, alcance al mayor número de sensibilidades y voluntades, todas respetuosas de las otras, todas conscientes de que se necesitan mutuamente para seguir avanzando. |
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