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Verdes universales

La Tierra no canta, ni encanta sólo a quienes han leído a Marta Harnecker, visten camiseta del Ché o compraron bonos para la enésima revuelta leninista. Lo hace a todos/as por igual. Igualmente la bandera de la defensa de la Tierra no tiene por qué estar en España vinculada por más tiempo al extremismo político. Son agendas diferentes. La alternativa natural a este sistema individualista, consumista y desarrollista no puede situarse en el espectro político de la derecha, pero tampoco en el de la izquierda. La izquierda no ha generado un nuevo orden civilizacional, ni ha manifestado voluntad de ello. Nos habla de la misma civilización desarrollista pintada de rojo y con poco sugerentes “mamotretos” de hormigón. Allí donde triunfó la “revolución socialista” no observamos ningún paso de retorno a la tierra, a lo sencillo, a lo humano, a lo natural.

Cede el tiempo de las ideologías y se impone la hora de apostar por valores evolutivos que vinculen al conjunto de la ciudadanía. Un verde no cosmético sino realmente comprometido con la Tierra, no es ideología, sino que es el único futuro divisable. Es por ello que lo verde está llamado en España a salir de sus catacumbas. Necesitamos un nuevo orden inspirado en los ritmos naturales, respetuoso de todo cuanto late. Necesitamos una vida más cercana a lo pequeño, a lo amable, a lo creativo y de eso no hemos escuchado a nuestros políticos de izquierda, ocupados como están en la sempiterna refriega política. Necesitamos una alternativa al petróleo, a la agroindustria, al ocio alienante, al capitalismo desarrollista que busca suscitar nuevas necesidades y no satisfacer las elementales en todas las latitudes. Esa necesidad ha de aterrizar en la arena política, sin embargo, esa alternativa ecopacifista, responsable y coherente no puede tener color político, no puede escorarse a ningún costado, so pena de dejar de ser global alternativa.

Las políticas no contaminantes están llamadas a implementase también en la atmósfera mental. Hay una contaminación igualmente peligrosa que no viene de las chimeneas que se levantan desde la tierra quemada de las zonas industriales, que tampoco sale de nuestros vehículos cuando accionamos la llave de arranque. Hay una dañina polución que sale de nuestras bocas cada vez alentamos discordia humana, cada vez que atizamos el viejo y caduco fuego de la confrontación banderiza. Hay una polución que no se ve, pero que acaba saturando nuestras mentes y de la que es también necesario protegerse. Las factorías de la izquierda no han colocado filtros a esos amenazadores humos.

Los exclusivos esponsorios del ecologismo en España con la izquierda radical han de llegar a su fin. La ecología profunda, reverente, agradecida está llamada a calar en todas las capas de la población y no sólo en quienes se sitúan en un extremo del tablero político. La formación de Errejón es bien joven, pero cargada de futuro y esperanza. No sabemos de su evolución, pero es la primera que surge en España con voluntad claramente integradora, con anhelo de superar el ya caduco esquema de izquierdas y derechas. Son los primeros que desean sumar en un sentido transversal, levantando banderas como la ecología, la solidaridad, las políticas limpias y de progreso que puedan vincular al conjunto de la población.

Decididamente a favor de que “Equo” se decante por la nueva formación de Errejón. La defensa de la Madre Tierra y de la sostenibilidad está llamada a salir del “ping-pong” de la confrontación humana. El nuevo movimiento de progreso, integrador y transversal que encarna “Más Madrid” y cuya denominación final sabremos en breve, es la casa natural de los ecologistas, más que el hogar morado del pasado.

Una nueva forma abierta, integradora y grata de hacer política se ha puesto en marcha y no va a por ningún nicho electoral concreto, no va dirigido a ningún espectro de población. Verdes universales, ya no necesariamente verdes y rojos. Los rojos tuvieron su razón de ser. Ya fuimos con ellos a sus barricadas cuando fue necesario, pero el momento es diferente. Lo verde, la defensa y cuidado de nuestra Madre, la continuidad de la vida, la garantía de un mañana y por lo tanto la gestación de un modo de vida definitivamente alternativo, necesitan hoy de todos los corazones y voluntades.

 
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