Estuvimos cantando y rezando hasta el amanecer y con las primeras luces del alba sellamos un pacto sagrado, una alianza que saltarÃa montañas y valles, mares y océanos, que trascenderÃa el tiempo y las geografÃa, las generaciones y los tiempos. Sellamos una alianza eterna y allà estaban los GuÃas de todos las edades, las Grandes Almas, las que nosotros consideramos separadas y en realidad eran todas juntas la más sólida de las piñas. Eran las que siempre nos estuvieron acompañando e iluminando, las que culminaron el Camino, las que pudieron haber volado y sin embargo se quedaron con nosotros y nosotras. Allà estaban para bendecir aquella alianza tan aguardada, escrita en lo profundo de tantos corazones. Podamos decir que fuimos testigos cuando se selló la sÃntesis pendiente, la comunión tantas veces postergada. Podamos decir que estuvimos allÃ, porque allà es cada barrio, cada pueblo, cada biorregión en que salimos al paso de cuantos/as portan el brillo en la mirada y la fe y la esperanza en sus corazones. Allà es donde formamos sagrados aros en favor del otro mundo posible, alianzas en pos del futuro. Allà es cualquier espacio donde burlamos las fronteras, las diferencias y los abismos. Allà es donde se acaricia el mañana, donde se cuidan las nieves del ártico y las cosechas de espelta y cebada de las próximas generaciones. Allà es cualquier lugar donde se fragua el más elevado de los sueños de todos los tiempos y geografÃa, el sueño de la fraternidad humana, en unión con nuestros GuÃas, en unión con los benditos reinos animal, vegetal y mineral. Podamos decir que estuvimos allÃ, cuando salimos de nuestras cuitas personales y nos unimos a la corriente de servicio sin marca, sin color, sin siglas. Cuando nos unimos al Plan Uno, al Trabajo Uno, a la Urgencia Una…; cuando olvidamos nuestras diferencias, sacrificamos nuestros egos y nos entregamos por entero a la Causa sin nombre ni tiempo, a la Unidad consagrada en toda su diversidad ¿Cuándo sino ahora? ¿ Cómo sino unidos? Bendito sea, a pesar de todos los “perosâ€, de toda las noches y sus hierros y amenazas, este tiempo tan aguardado, tan privilegiado, en que por fin nos reunimos todas las familias de la Aurora. |
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