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¿PÚLPITO PARA PONTIFICAR?

Parece con razón algo saturado de mis habituales "sermones" por redes sociales. Me escribe un amigo y me sugiere amablemente que tengo “tendencia a subirme en el púlpito para pontificarâ€. No le he respondido, no se lo voy a negar. No tengo ninguna gana, ningún interés en defenderme. El ejercicio de autoobservación no es baldío. Sé lo suficiente de mí para constatar que, en una cierta media, le asiste la razón: tengo inclinación a remontar las escaleras de caracol del púlpito.

Lo fundamental es no “perderte†en esas peligrosas, a veces abismales, escaleras, observar en definitiva si hay o no una fuerza mayor que la mera y triste promoción del ego al ponerte, por ejemplo como ahora, a la pantalla y “pontificarâ€. Me permito, eso sí, compartir reflexión al respecto, por si puede ser de utilidad.

Procuro que la oración preceda todas las mañanas al teclado. Primero respirar, primero el incienso, el recuerdo de quiénes somos y para qué estamos. Primero brújula, Norte, después teclas. Primero la conciencia de a qué servimos y después ponernos a la tarea. Sólo a la vera del humo sagrado, de la vela perfumada, sólo tras la toma de conciencia más profunda, sólo al disponernos al servicio de su Nombre, la palabra podrá fructificar. ¿Me quedo bien al levantarme a calentar el té tras el punto final? ¿He arrojado más luz o confusión? ¿Hubiera sido preferible el silencio?

Si las letras constituían mero trampolín para el ego, habremos evidentemente fracasado. El Cielo juzgará. Al Cielo por lo tanto hemos de remitirnos, al Cielo de ahí fuera y de aquí dentro de nosotros. Conviene por lo tanto perfumar, inciensar, ofrecer cada mañana cada una de nuestras palabras. El Cielo dictaminará si nuestra naturaleza inferior lo devoró todo, si escribimos para inflar nuestro nombre o para su Gloria, si buscábamos ayudar al hermano o elevar nuestra persona. Como apuntaba y dado nuestro limitado desarrollo evolutivo, habitualmente coexisten las dos pulsiones. Situados ante esas dos fuerzas que operan en nuestro fuero interno, ha de predominar el anhelo de servir al prójimo, de entregarnos a la humanidad, de ser útil a las Grandes Almas.

Hoy en día muchos pontificamos, desde muchas plataformas. Se nos presentan más posibilidades que nunca para llegarnos a la mente de los hermanos. Por eso la alerta se acrecienta. Por eso se acentúa la responsabilidad de cuanto presentamos ante el mundo.

18 de noviembre de 2024
www.velouriz.org
www.koldoaldai.org

 
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