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TERAPIA


Hay noches de escondido alba, pozos que reclaman más que las propias cuerdas, honduras desde las que no se vislumbra luz alguna. En un extremo siempre será preciso pedir ayuda, bien de cercanos, bien de profesionales. Bendita la terapia que nos reflota, que nos saca del apuro interno, que nos empuja de nuevo a la colina del amanecer. Agradecidos por supuesto con los terapeutas que lo hacen posible, pero a veces no buscamos o descuidamos las propias cuerdas, a veces rehusamos asirnos al rayo que la Vida nos tiende.

Quizás primero considerar nuestra propia valía, reunir nuestro propio poder. Quizás antes de recurrir a otros, buscar primero todas las fuerzas que podamos juntar en nuestros adentros, quizás primero encomendarnos al Eterno Terapeuta que nos habita.

A veces podemos precipitar el telefonazo que demanda socorro, sin haber realizado inventario de nuestros propios recursos, sin haber intentado un “hágalo Vd. mismoâ€â€¦ “Somos los hijos de los que nunca fueron a terapia…â€, pero a veces la piel de nuestra alma contenía heridas más superficiales de lo imaginábamos, quizás les echamos nosotros mismos más sal que mercromina.

No estamos contra la terapia, tenemos demasiados amigos terapeutas, simplemente creemos importante retrasar el teléfono fácil. Antes del tecleo inmediato del número sanador, será preciso aprovechar las oportunidades que el propio presente en modo alerta nos brinda para sanarnos nosotros mismos.

No estamos en contra del “divánâ€, sólo creemos que antes de tumbarnos en él hay que intentar permanecer erguidos en medio de las dificultades con las propias herramientas que nos provee nuestra conciencia.

Delegar o asumir. No restaremos importancia a la labor los psicólogos y terapeutas que han ayudado a levantar el sol en tantos horizontes deprimidos, pero ¿quién puede llegar a conocernos más que nosotros mismos, si sostenemos un empeño constante de autoobservación?

Intentemos rendirnos a lo Alto, ofrendar nuestro padecer, permanecer en el “aquí ahoraâ€, aprovechar el instante que redunde en autodescubrimiento... Al fin y al cabo, la Vida se encarga de proveernos terapia “had hocâ€, lo que ocurre es que a menudo estamos despistados cuando llega la oportunidad.

Tantos momentos de nuestros días encarnan sanación, enseñanza dirigida directamente a nuestra alma, pero nosotros estamos en otra cosa. A fuerza de despistarnos vamos perdiendo preciosas ocasiones. Empoderamiento no era una palabra de moda, era un considerable reto que ya dibujó nuestra alma al pedir vez para volver a la Tierra.

Artaza 14 de Octubre de 2024
www.koldoaldai.org
www.velouriz.org

 
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