Soy uno con el cuchillo, con los vegetales que voy troceando. Me gusta recogerme dentro al reducirlos a pequeños trozos. El cuchillo regala ritmo, constancia, concentración a mi sencilla oración. A las siete de la mañana, al bajar a la cabaña, no puedo sentarme en silencio y ponerme a lo que debiera: agradecer a la Vida un nuevo y hermoso día más. Sin embargo, cojo el cuchillo e inauguro templo a mi alrededor, me torno presente y consciente. La música de los "kirtans" termina de levantarme sobre los vapores.
Hay que afilar bien el cuchillo, elevar bien alto el pensamiento, hay que rendirse en agradecimiento. Entonces la cabaña de madera se convierte en el lugar que te corresponde en medio del mundo. Entonces los aviones de los amigos vuelan alto y no necesitas correr tras ellos...
El mejor de los viajes para los amigos de "Hospitaleros sin fronteras" (https://hospitalerossinfronteras.org)
que ahora aterrizan en Senegal cargados de nobles intenciones.
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Camping de Artaza 20 de Febrero de 2022 |
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Política y paz)
