Con actitud posibilista podemos ir más lejos. Hoy hemos sabido que pronto las prisiones, la metereología, la Seguridad Social… llegarán al País Vasco. Todo ello sin rupturas, sin conmociones. ¿Si disfrutamos en Euskadi ya de una gran autonomía respaldada por el mayor de los consensos, por qué avanzar hacia la convulsa independencia? La urnas para decidir el futuro de Catalunya es hoy por hoy un imposible. La mesa saltaría y se suscitaría de nuevo una gran crispación social. ¿Por qué no aparcarlas por lo menos hasta reunir mayor apoyo? ¿Si Sánchez está dispuesto a las concesiones que ningún otro presidente de gobierno en Madrid pondría sobre la mesa, por qué no aceptarlas? Los presos políticos catalanes comienzan a disfrutar de su merecida libertad. Inauguremos por fin nuevo tiempo de paz y de concordia. Vayan todos hacia esa mesa con voluntad conciliadora, con ganas de hacer historia de la buena, la historia de los grandes consensos y pactos que clausuran largos conflictos. |
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