La violenta riada desemboque en el lago calmo de la reflexión profunda, ineludible. Nos sobra quizás tanta rebeldÃa como estruendo de motosierras que arrasan con los hermanos erguidos, como cemento encajonando los rÃos, como asfalto inundándolo todo... Hacemos y deshacemos a nuestro antojo, violando a menudo las Leyes superiores y después queremos a Dios en primera lÃnea comandando los ejércitos de salvación. No se trataba de que el Eterno calzara katiuskas y agarrara la más grande de las escobas. Quizás era más cuestión de detenernos a meditar en medio del océano de destrucción y barro. Quizás era la oportunidad que necesitábamos parar reorientar nuestra brújula compartida. Las pandemias, las danas, las crisis climáticas… nos van acercando interrogantes cada vez más mayúsculos e inquietantes. Quizás haya llegado el momento de atenderlos, de considerar que podrÃa ser de otra forma, con supremo y sagrado respeto por todos los Reinos, por la entera Madre Naturaleza, por el bendito templo fÃsico que a cada uno nos ha otorgado. |
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