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DESDE EL CORAZÓN DEL BOSQUE

Me conformaré después con las jugadas más brillantes cuando el telediario. Hay grandes alardes de habilidad con el pie que requieren siquiera su breve “play” en la pantalla. Astillo leña cuando los goles que harán historia. Los balones irán y vendrán, pero los humanos en algún momento deberemos anclar y reflexionar, deberemos detenernos en medio de nuestro ancho césped, de nuestra particular "liga" y recapitular. Mejor antes que después, deberemos respirar profundo desde alguna elevada “grada” y contemplar.

Disfruto recogiendo y hachando la leña que hervirá el té y templará mi pequeña morada. “Ora et labora” en mitad de un bosque de ensueño. ¿Qué más le puede pedir uno a la vida? Van pasando los años y se acentúa las ganas de paz, pequeño fuego y retiro. ¿Me pregunto si será un preocupante síntoma de senectud o por el contrario será una vida interior que reclama ensancharse y cobrar cada vez más espacio? El caso es que no encuentro la salida de este gozoso laberinto de jóvenes castaños, hojarasca y musgo. Bendigo esta suerte de felicidad en una casita humilde en medio de un bosque gallego.

La construí hace ya algunos años con la ayuda generosa de algunos voluntarios, con la sabia orientación de Javier León y después de todo ese tiempo y no pocos avatares vuelvo a ella. Necesidad de retorno a lo primario, a lo sencillo, a lo elemental. Cabaña, llama, susurro del viento, buen libro…, es programa difícilmente superable. Además cuento con esta posibilidad de comunicarme con el mundo, con vosotros/as. Doy gracias a Dios por necesitar tan poco y a la vez tanto.

Desde nuestro íntimo "corner" en medio del mundo, podamos cada día más seres susurrarnos convencidos aquello de: "He llegado. Estoy en casa", "El mejor lugar del mundo es aquí mismo" (Thich Nhat Hanh)

18 de diciembre de 2022

 
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