Bastó una valerosa y oportuna sÃlaba para desconcertarnos por entero. La soltó inesperadamente en el corazón de la gran ciudad. La sed de "Lux", a la que canta RosalÃa en su último y revelador disco, es en realidad la urgida sed de luz, de paz y genuino amor del mundo entero. Hay que saber descubrir la luz fuera de donde acostumbramos encontrarla. Hay otra sacralidad más allá de la que habitualmente frecuentamos; otras formas, a menudo insospechadas, de llegarse al Inombrable. El credo masculino y absoluto ha salido algo malparado de ese estudio de grabación al otro lado de las aguas. Su hastÃo del mundo y del submundo, que ella misma, en alguna medida, habÃa fomentado, nos ha beneficiado a todos. No hay por qué dudar de que su voluntad de remontar en altura sea genuina. Mejor ese algodón celeste, en el que la encumbrada artista flota, que el bajo astral, al que por lo general, la música moderna nos invita. No somos quién para juzgar en el nuevo álbum eventuales dosis de frivolidad o oportunismo. Toda oportunidad es bendita si hace tornar la mirada hacia la "Lux"; si hace brotar sincero interés por Ella, si alienta su sed a la vuelta de los desengaños. “Se le rompió el amor…†y se fue en pos de las santas de los más diferentes tiempos y latitudes. Si ella se pone en camino de ese superior Edén, cuántos, cuántas no querrán tomar la misma Senda. Quizás se cansó de los raperos, de los chicos de barrio que no terminan de cobrar altura, que no sobrevuelan asfaltos. El ancho saliente de sus gorras quizás les impide gozar la caricia del Sol. No nos sorprende que la universal cantante haya ido tras la mÃstica femenina, tras un “hit parade†menos mediático y más oculto. Transmuta el desencanto y vuelve al mundo con compañÃa inestimable. No importan los devaneos previos si un dÃa tomamos vestimos un hábito claro y enfilamos a la luz. Mejor cantar a las que lo dieron todo, que a quienes lo quieren todo para sÃ. No es de extrañar que con esa voz dentro de su pecho, haya decidido trazarse ese horizonte excelso, haya ido tras Simone Weil, Hildegardar de Bingen, Juana de Arco o Santa Olga de Kiev… Su singular devoción por la música ya era algo divina, de otro mundo. Esa devoción no tardó en agenciarse nÃvea túnica y lanzarse a correr por Callao. “Lux" es, por encima de todo, “buena nuevaâ€. “Buena nueva†constituye aquello que eleva, que embellece, que acerca hacia Dios. La popular catalana cumple todos los requisitos. Tras prolongado tiempo profano, estamos volcando para dentro. “Los domingos†y fiestas de guardar escucharemos esa RosalÃa blanqueada a la vuelta de sus ventoleras y laberintos internos. Nosotros también hemos errado despistados, hemos necesitado nutrir un espÃritu abandonado. Urgimos de la nota aguda, culminante de ópera, del apogeo vocal que nos catapultara a alguna suerte de nirvana. “Lux-lucisâ€, en realidad nuestros mayores, más que a declinar, más que a seguir a Caesar en sus brutas correrÃas por la Galia, lo que querÃan era que aprendiéramos a cantar sublime en latÃn. |
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