El progreso social jamás puede ser a costa de libertades. Es imprescindible hacer un coherente ejercicio de imaginación para hacernos cargo de lo que implica vivir sin ellas. Seamos consecuentes, responsables. Lo que no queremos para nosotros y nosotras, no lo defendamos para los demás. No vale defender la actual Cuba tutelada desde la terraza de un café de verano, sin sufrir esa tutela asfixiante. Defender el actual régimen cubano implica asumir que tú no eres un ser libre para salir de casa y desplazarte a dónde quieres, que tú no tienes derecho a elegir a los dirigentes políticos, que no tienes acceso libre a Internet, que has de prescindir de navegar por la red y comunicarte con quien quieras. Ni siquiera podrás disfrutar tu cerveza con compañía poco adepta a la ortodoxia. Defender la dictadura de Cuba implica reconocer que un régimen político puede negarnos la libertad que la vida nos ha otorgado. Nadie, absolutamente nadie bajo ninguna excusa nos puede privar de ella durante tanto tiempo, ni a nosotros, ni a nuestros hermanos. Siempre con las libertades y los derechos humanos, ya los conculquen los que se denominan de derechas o de izquierdas. Siempre con quienes reclaman aire fresco bajo las dictaduras de un signo o de otro. Siempre con Cuba y su derecho inalienable, incontestable a vivir en democracia y libertad. Patria y aire y vida y derechos. Patria y futuro y comunión y libertad. |
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