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Florece el Círculo Sagrado

Sobre el movimiento en favor del consenso en los grupos  
Consenso implica unidad, no unanimidad. Significa que los miembros del círculo estén dispuestos a mantenerse juntos en solidaridad para lograr una meta común, mas allá de sus diferencias y sus desacuerdos menores. Consenso es que incluso alguien pueda apartarse, sabiendo que no participará en el desarrollo de una determinada decisión, pero que de ninguna forma evitará que los otros sigan con ella adelante.

Orbitando en torno a un propósito común
Consenso es volver a creer en el grupo y en sus posibilidades ilimitadas, es fe en la mutua fecundación de sentimientos y opiniones que después es capaz de promover la acción.


Decía Alce Negro: “Contemplé cómo el círculo sagrado de mi pueblo era uno de los muchos que componen el Gran Círculo, amplio como la luz del día y como el fulgor de las estrellas en la noche. En su centro crecía un árbol majestuoso y florecido para cobijar a todos los hijos de una misma Madre y de un mismo Padre y vi que todo aquello era sagrado”.

El jefe indio aseguraba que mientras el círculo no se rompió, su pueblo floreció. Los momentos de mayor esplendor fueron los tiempos de vigencia de éste. El árbol florido era el centro vivo del círculo y era nutrido por las cuatro direcciones: el este daba la paz y la luz, el sur daba el calor, el oeste daba la lluvia y el norte, con su viento frío y potente, daba la fuerza y la resistencia.

Una civilización occidental agotada, anhelante de rehacerse a sí misma, retoma ahora en muchos aspectos de la vida las pautas que emanan de las antiguas tradiciones indígenas. En la articulación de modernas comunidades, en la búsqueda de consenso dentro de los grupos, toca también volver sobre los sabios pasos de las tradiciones ancestrales. No en vano, los indios de Norteamérica desarrollaban sus actividades siempre en círculo. Su creencia era de que el “poder del Mundo” actúa en círculos y que todas las cosas tienden a ser redondas. Sentían que todo su poder les venía del “círculo sagrado de la nación”.

Renacer del círculo
Los círculos hoy vuelven a florecer. Retorna el aro sagrado, el consejo de la palabra, el consenso… Llegan las herramientas precisas para un nuevo momento de mayor corresponsabilidad y acción grupal. Ceden los tiempos de las estructuras piramidales, de los movimientos autoritarios, propios de la anterior era piscina. La nueva era de acuario viene marcada por el signo de la coparticipación, de la cooperación y el compartir. En el momento en que el ser humano adquiere una mayoría de edad que le impulsa a tomar más protagonismo en su propio futuro, recobramos la herencia del valor del círculo y el consenso. Justo en el momento que los grupos, movimientos y redes de carácter autogestionario y horizontal experimentan gran desarrollo, llegan los métodos adecuados de funcionamiento de la mano de diferentes movimientos acuarianos y alternativos.

Hoy se opera una adaptación moderna de los viejos usos y costumbres de las comunidades indígenas. La aplicación de estos métodos en nuestra sociedad y colectivos permite establecer una armonía grupal y articular visiones en los más variados campos.

Sin embargo no siempre es sencillo para el grupo o comunidad aventurarse más allá de las soluciones familiares o verticalistas. En el presente artículo exponemos algunas de las propuestas más interesantes de facilitación de consenso y de conformación de círculos sagrados, surgidas en los últimos años

Consenso: fuerza para el grupo
Los grupos regidos por un fuerte liderazgo cada vez cobran menos sentido en nuestros días. El funcionamiento basado en la votación tampoco representaban una alternativa válida. Hacían falta nuevas herramientas que respondieran al protagonismo creciente de la acción grupal. En esto llegaron los talleres de consenso.

El “Proceso de consenso” es un método eficaz para las organizaciones, grupos de trabajo y comunidades. Pretende superar la idea de toma de decisiones por mayoría y reemplazar el liderazgo tradicional por la responsabilidad compartida. El consenso no busca sólo posibilitar decisiones, sino fortalecer al grupo para poder afrontar crecientes desafíos.


El proceso está enfocado a la toma de decisiones basado en valores como la confianza, la honestidad, la creatividad, la igualdad y el respeto. Va dirigido a quienes observan la necesidad de dinámicas grupales efectivas para acercar a la gente y superar lo problemas inherentes a la vida cotidiana. Busca igualmente amalgamar la sabiduría colectiva, resolver conflictos de manera no violenta y tomar decisiones que respaldan sus sueños más elevados.

Beatrice Brigg promueve a nivel mundial el proceso de consenso. Esta norteamericana afincada en México, entiende que hoy día muchas personas abogan por el consenso, pero sin embargo muy pocas saben como implementarlo con integridad y habilidad. Miembro fundacional del Instituto Internacional de Facilitación y Consenso (IIFAC) , equipo dedicado a proveer servicios de entrenamiento y facilitación grupal, Brigg ha impartido multitud de cursos y talleres principalmente en América y Europa.

Fue entrenada por Caroline Estés de la Granja Alpha en Deadwood, Oregon en los Estados Unidos. Actualmente vive en la comunidad ecologista de Huehuecoyotl, ecoaldea fundada por Alberto Ruz y los "Elefantes Blancos" en 1980, ubicada a quince minutos de Tepoztlán en el Estado de Morelos.

La propuesta de esta activista social, comunera y fundadora del biorregionalismo, no podría ser más ambiciosa: “A través del proceso del consenso, un grupo puede transformarse en una verdadera comunidad y una fuerza real y efectiva para la transformación de la sociedad”.

Beatriz ha elaborado una completa “Guía del facilitador para la toma de decisiones participativa” . Al redactar el manual, la escritora pensó en los miembros y líderes de cualquier grupo “deseosos de mejorar su dinámica interna, deseosos de llegar a acuerdos sustentables y de transformar estructuras sociales jerárquicas”.

¡Bloqueo! ¡Gallina! ¡Consenso!
Pablo Bedmar insiste en la idea de que el entrenamiento en el consenso no representa una técnica nueva. Nos menciona antecedentes en tribus no sólo de América, sino también de África. Este soriano cosmopolita está convencido de la gran utilidad de esta herramienta: “Con el consenso vamos más allá de la tentación de la votación que siempre entraña un mayor o menor grado de confrontación. A lo sumo la votación puede servir para pulsar el estado de opinión general, no para más”. Para Pablo la base del consenso está en que se cede el poder personal en aras del poder del grupo, pero para lograr este fin se hace precisa contar con facilitación especializada.


Pablo es miembro de la “Caravana por la Paz”, una comunidad internacional que desde hace ocho años viaja por América difundiendo un mensaje de ecología y armonía a través del arte y el intercambio cultural. Según el veterano caravanero, tal como se ellos se autodenominan, el rol del facilitador es apoyar a todos para que den lo mejor de sí, a pesar de las emociones provocadas por el proceso. Su responsabilidad será la de asegurar que el grupo tenga acordadas pautas de procedimiento claras y bien entendidas y comprobar que éstas se sigan. Tener un acuerdo de cómo el grupo va a discutir y decidir sus asuntos sería el primer punto del orden del día para un facilitador.

Pablo nos invita a un taller de entrenamiento en el consenso que imparte en el Centro comunitario “Casino de la Reina” de Lavapiés en Madrid. Asistimos a un largo simulacro de toma de decisiones, en el que los participantes, absolutamente identificados con sus respectivos rolles, siguen el método con rigurosidad. La sala está forrada de carteles en las que se incluyen las mil y un pautas a observar. Tras días de preparación, los talleristas parecen haber interiorizado todas con naturalidad.

El debate se desarrolla con gran viveza. Al final la propuesta inicial ha prosperado. El desarrollo de la reunión ha sido intenso. Con concesiones por las diferentes partes confrontadas en algunos aspectos, han alcanzado “consenso”. En el momento en que gritan esta palabra mágica, todos sonrientes elevan y agitan al unísono sus manos.

Nadie ha pronunciado la incómoda palabra “bloqueo”, es decir, tras la incorporación de sugerencias y adaptación de la propuesta originaria, nadie ha bloqueado o detenido la propuesta inicial. Tampoco hubo “gallina”, es decir todos los participantes respetaron los acuerdos básicos de consenso.

La “gallina” viene del centro de África. Nos relata Pablo que cuando en las comunidades Sukuma de Tanzania, uno de sus miembros no se atenía a las elementales reglas del círculo establecidas por la tradición Dagashida, era multado con la obligación de aportar una gallina al conjunto de la tribu.

Ante el bloqueo, ayuno
Menos mal que nadie ha bloqueado. El consenso demanda a veces sacrificios. El “bloqueo” en Comunidades como la del Arca que fundara el francés Lanza de Vasto, suponía el arranque de un largo ayuno para las partes confrontadas. Sólo en un estado de elevación espiritual que proporciona la privación de ingesta de alimentos, era posible ir desbrozando situaciones conflictivas y superando las discrepancias que impidieran el alcance de ese consenso necesario.

Muchas de estas valiosas herramientas de consenso y dinámicas de círculo, están siendo incorporadas por grupos de carácter espiritual, por gentes implicadas en la trasformación planetaria. Tal es el caso de Maite Pardo Sol, diseñadora del taller “Aro Sagrado”. Para esta pedagoga madrileña nuestros tiempos de grandes cambios y de responsabilidades colectivas urgen de entrenamientos para la acción grupal orientada en el servicio a la humanidad.

Según esta mujer muy involucrada en la articulación de redes espirituales: “Hoy más que nunca son precisos grupos fuertes y armonizados consagrados al Plan evolutivo de amor en la Tierra. Las herramientas de ayer y de ahora se reúnen para facilitar ese trabajo comunitario”. “Aro sagrado” pretende resignificar el círculo, adaptarlo a nuestros días y necesidades planetarias. Así se explica su diseñadora: “Aro Sagrado es un espacio de armonía y servicio en medio de un universo de conflicto. Vincula la herramientas de consenso al compromiso global, asumiendo los postulados del Nuevo Grupo de Servidores del Mundo que difundiera la esoterista inglesa Alice Bailey”. El Gran Círculo que mentara Alce Negro, estaría de esta forma adquiriendo hoy su más amplia y visionaria dimensión.

Traemos por último a colación las palabras de Arnold Mindell en su libro “Sitting in the fire” (Sentándonos en el fuego), para quien crear comunidad y relaciones viables es una aventura apasionante, no exenta de su precio: “Cuesta tiempo y valor para aprender a sentarse en el fuego de la diversidad. Significa mantenerse centrado en el calor del conflicto; demanda que aprendamos acerca de pequeñas y grandes organizaciones, foros ciudadanos abiertos y situaciones callejeras tensas. Si entras en el área del liderazgo o facilitación sin este aprendizaje, podrías pasar tu tiempo recapitulando los errores de la historia.”

Pequeños círculos conformando el Gran Círculo
Estaba “programado” que volverían “las antiguas enseñanzas de la tierra”, que los hombres y mujeres más inquietos se sentarían de nuevo en círculo y que en círculo construirían un mundo nuevo. En realidad tan sólo se trataba de atender a las propias leyes de la naturaleza.

Según Alce Negro, las tribus indígenas no hacían sino imitar con el círculo cuanto observaban a su alrededor. “El cielo es circular y he oído que la tierra es redonda como una bola y también las estrellas son redondas. El viento, en su fuerza máxima, se arremolina. Los pájaros hacen sus nidos en forma de círculos, pues tienen la misma religión que nosotros. El sol sale y se pone en un círculo. La luna hace lo mismo y ambos son redondos. Incluso las estaciones con sus cambios forman un gran círculo y siempre regresan a donde estaban. La vida del hombre es un círculo de infancia a infancia y así es en todas las cosas en que se mueve el poder. Nuestros tipis eran circulares como los nidos de los pájaros y estaban siempre dispuestos en círculo, el círculo de la nación, un nido hecho de muchos nidos en el que el Gran Espíritu quería que cobijásemos a nuestros hijos”.

Por eso cuando el jefe sioux-oglala contemplaba el círculo sagrado de su pueblo sentía que éste era en realidad uno de los muchos que componen el Gran Círculo. Así describe este último de forma emocionada: “Amplio como la luz del día y como el fulgor de las estrellas en la noche. En su centro crecía un árbol majestuoso y florecido para cobijar a todos los hijos de una misma Madre y de un mismo Padre y vi que todo aquello era sagrado”.

Objetivos y condiciones para el desarrollo del método de consenso

He aquí las metas primordiales del método:
1. Enseñar a los participantes, que trabajan cotidianamente en/con grupos a alcanzar decisiones excelentes, en un proceso creativo, entretenido y eficaz.
2. Aumentar su capacidad para tratar los procesos de dinámica grupal, contribuyendo así a la consecución de comunidades y colectivos durables
3. Aprender a prevenir y resolver conflictos, haciendo uso de las diversas técnicas de facilitación.

Para ello es necesario reunir cinco elementos fundamentales. Sólo así se logrará invocar el poder y la magia del consenso:
1. La voluntad y la visión para compartir el poder.
2. El compromiso consciente con el proceso del consenso.
3. Una intención común.
4. Agendas sólidas para programar actividades y estrategias.
5. Una facilitación efectiva.

Círculos de poder
Hay movimientos que viven el círculo, ya no sólo como marco de toma de decisiones o desarrollo grupal, sino como espacio sagrado, en el que es preciso la observancia escrupulosa de una serie de pautas también sagradas.

Algunos de estos “círculos de poder” están formados exclusivamente por mujeres. Se reúnen para abordar en clima de mayor confianza cuestiones propias de su condición. Virginia Sánchez Navarro organiza en México este tipo de círculos. Ella nos comparte lo siguiente a propósito de la singularidad de estos espacios: “En el círculo se permite la expresión de puntos de vista diversos. La energía circula de manera horizontal, la voz de los integrantes, equidistante del centro, es escuchada por igual. Esta forma de reunión invoca la sinergia, la energía que es superior a las partes y que solo se crea cuando las partes se alinean en un mismo propósito”.

Sánchez Navarro nos revela toda su fuerza visionaria al afirmar: “Sólo profundamente comprometidos con autoconocernos, descolonizando nuestro inconsciente, permaneciendo en nuestra columna de luz central, diseñando un futuro armonioso, tejiendo nuevas relaciones que nos enaltezcan, los círculos de poder, lograremos sentirnos conductores dignos de las transformaciones trascendentes que requiere la comunidad humana”.

Los círculos de poder, según esta líder acuariana, también tienen sus propias condiciones que es preciso seguir.

Helas aquí:
1. Considerar el círculo un espacio sagrado
2. Respetar que una sola persona habla a la vez
3. Hablar y escuchar desde el corazón
4. Apreciar la diversidad de puntos de vista
5. Escuchar con discernimiento, no desde el juicio
6. Compartir liderazgo y recursos
7. Decidir juntos sobre la manera de tomar decisiones
8. Favorecer el consenso para encontrar la voz común
9. Hablar desde la experiencia en lugar de ofrecer consejo
10. Recurrir al silencio, solicitar ser guiadas cuando se duda
11. Decidir juntos lo que será confidencial al círculo
12. Hablar desde nuestra experiencia, nunca por las demás
13. Abrir y cerrar el circulo escuchando la voz interior de cada uno

 
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