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Naamah Kelman, la otra cara del judaísmo

No pensábamos que la estricta religión de la Torah diera para tanta vanguardia y color, que entre sus filas pudieran militar mujeres con tan abierto pensamiento. La alegre e informal apariencia de Naamah Kelman la situarían más en el ámbito acuariano, que en el de la antigua religión del libro. Su singular gorro o kipá judía pone nota añadida de cercanía y jovialidad. Su discurso tampoco se atiene a ortodoxias. El lenguaje profético tradicional revive en sus labios: “Renovemos la creación cada día; acerquemos la redención de todas las maneras posibles”

La kipá tiene un fuerte arraigo en la tradición judía que se remonta a mil años atrás. Uno de sus significados es la aceptación de que hay Algo o Alguien más por encima nuestro que nos observa y juzga. Al cubrirse Kelman con su kipá de colores, probablemente esté restándole a su Yaveh negro y ancestral temor y vistiéndolo de renovada fe y esperanza. Se lo coloca con gusto cuando le invitamos a hacerlo para las fotos de rigor.

Pero ni la kipá, ni el sombrero o el “shtraiml” hacen al rabino, sí por el contrario mucha fe y un total de ocho años de estudios. Naamah Kelman fue la primera mujer que pasó el trámite en su país y se ordenó rabina.

En muchos aspectos se sale de los cánones de su credo e instituciones, sin embargo en lo fundamental guarda compostura y preceptos. Su curriculum no da lugar a equívocos: miembro del Movimiento Reformista Judío, decana del Hebrew Union Collage de Jersusalén y directora la Yeshiva (escuela de judaísmo) liberal Beit Midrash. Recientemente fue designada, a propuesta de la formación Meretz, miembro del Consejo Religioso de Jersusalén, una organización dominada por rabinos ortodoxos con un presupuesto anual de algo más de 15 millones de dólares.

Herencia familiar
No estamos por lo tanto ante una advenediza. Desde pequeña abrevó en las fuentes. Las diez generaciones que le preceden han mantenido la estricta pauta por la que los varones se convertían en rabinos y las mujeres en esposas de rabinos. Sus dos abuelos eran rabinos al igual que sus tíos. Su padre, Wolfe Kelman, lideró un movimiento conservador de rabinos durante 40 años.
Ella rompió la tradición. No hubo de salir al encuentro del obligado rabino, pues optó por convertirse ella misma en rabino. Se siente feliz de haber nacido en la era del feminismo dentro del judaísmo, de observar que la mujer sale del papel meramente pasivo al que la tradición la había condenado hasta el presente, de que pueda acercar su energía y perspectiva al estudio de los textos sagrados, al ritual… No elude el gran peso de la ortodoxia imperante dentro de su propio país y elogia el ambiente más liberal que se percibe en América.

¿Qué dificultades encontró al dar el paso de ordenarse rabina?
Con la historia familiar relatada para mí convertirme en rabino era casi algo biológico. La revolución feminista acercó mi sueño. Contábamos con el apoyo de los liberales judíos que siempre han estado a favor de políticas igualitarias. Saben que la figura del rabino no depende del género.

¿Cuál es la situación de la mujer en el mundo judío?
Vamos poco a poco superando los tiempos de la marginación y con ello impregnando de renovada energía el judaísmo de nuestros días. Ocupamos puestos de liderazgo y cada vez hay más mujeres implicadas en el estudio y la interpretación de los textos sagrados. Todo ello ha posibilitado una gran regeneración de nuestra religión. El judaísmo urgía de energía femenina.

¿Más allá del estudio, en qué intervienen?
También hemos empezado a tomar parte de los rituales. Hasta el presente, éstos eran exclusivos de los hombres. Por ejemplo mientras que para los chicos existe la importante ceremonia de la circuncisión, para las chicas no había nada. Ahora también hay un ritual de iniciación a una nueva vida para las chicas, equivalente a la circuncisión. Antes éramos pasivas, ahora somos activas en todos estos rituales.

¿Cómo es su participación?
Somos también orantes. Antes la oración era básicamente un roll de los hombres. Se rezaba a un Dios masculino. Hoy no es que nos dirijamos a un Dios femenino, pero estamos cambiando el lenguaje del rezo. Ahora es más inclusivo.

¿Aceptan la interpretación que hasta el presente se ha hecho de sus textos sagrados?
Traemos una perspectiva femenina. Hasta el presente había un monopolio de interpretación masculina. Éramos ignoradas y con ello también la energía que podíamos aportar. Hoy en día estamos experimentando con todo esto, aún los resultados son inciertos.

¿Respuesta del “establishment”?
Antes que nada, hay que subrayar que en el judaísmo clásico no había una casta especial o superior de rabinos. No constituían un grupo definido como puedan ser los sacerdotes en el catolicismo. Esto es algo que trajeron recientemente, con la constitución del Estado de Israel, los judíos británicos.
Los rabinos instalados en esta autoridad ignoran las reformas que promueven los reformistas y liberales. En realidad no hay una condena específica por parte de los más ortodoxos a las mujeres rabinos, sino a todo tipo de cambios en general. Intentan detener estas trasformaciones necesarias a golpe de ley.

¿A qué cree Vd. que se debe esa pujanza del judaísmo liberal?
Cada vez hay más gente que desea formas más igualitarias de funcionamiento. Se buscan mujeres líderes, se va al encuentro de los rabinos más acordes a un pensamiento moderno... Ello amenaza a la autoridad más ortodoxa.

¿También les ayudará un materialismo en vías de extinción?
Cierto. Muchas personas buscan nuevos significados más allá de su vida actual. Desean conectarse con un pasado de leyenda y bellas historias, con un futuro de liberación y esperanza, de amor sincero y compasión humana. La religión judía puede responder a esa demanda. Tenemos raíces antiguas, pero nuestra religión es eterna.

¿Luz que no se extingue?
Exactamente, el judaísmo se sustenta en verdades que no envejecen. Ello conlleva el compromiso de una luz que hay que alimentar. Hemos de avivar continuamente esa llama para que permanezca viva. Paradójicamente las mujeres, el movimiento gay… somos los que estamos permanentemente nutriendo esa llama.

Les observo de camino tras una belleza perdida…
Esto se ve claramente en nuestros rituales en los que la naturaleza y sus ciclos cobran gran importancia. No en balde, la gente en nuestros días cada vez busca más acoplar sus vidas y sus ritmos a la naturaleza.
Tenemos rituales para cada una de las estaciones. En estas celebraciones de gran elevación y belleza, elementos como las plantas, las flores, los árboles… cobran gran importancia.

¿Venden entonces un judaísmo ecologista?
En el ritmo del calendario, en el ritmo natural que promueve el judaísmo, la gente puede encontrar el sentido de la vida que busca. Esta es una aportación de la corriente liberal. Alentamos la participación en la recreación constante que implica el ritual. Todo ello nos eleva en santidad, en pureza.

Otro judaísmo es posible
“Otro judaísmo es posible” pareciera querer decir con su sola y alegre presencia. Aún y con todo se apresura a dejar claro que su religión no es exclusiva de los movimientos ortodoxos. Kelman está entregada a la difusión del judaísmo vinculado al valor de la democracia. Proclama su compatibilidad allí donde se encuentra o le llaman.
Es en el ámbito educacional donde observa más posibilidades para el progreso de sus ideales. Ha trabajado con jóvenes por muchos años y en la actualidad dirige las iniciativas educacionales del Hebrew Union College de Jersusalén. Su labor a favor de la tolerancia y el pluralismo entre los jóvenes choca con frecuencia, bien con actitudes religiosas fundamentalistas, bien con el secularismo de la sociedad consumista.

Está empeñada en introducir en las aulas un judaísmo más amable y menos arcaizante. Defensora a ultranza del pluralismo religioso en su país, trata de tender puentes entre la sociedad civil y la religiosa.

“Reconocer la verdad del otro”
Defiende que las verdades que encierra su religión son eternas y que no tornan viejas, pero a la vez mantiene una actitud abierta con los otros credos. No en vano está volcada en el diálogo interreligioso. Para la rabina este diálogo se torna de día en día más necesario: "hace al mundo mucho más rico de lo que sería sin él". El estímulo le viene también de su propia fe: "Mi tradición enseña que no podemos completar la tarea, pero tampoco debemos desentendernos de ella."

Está persuadida de que la religión puede ser puente en la resolución de conflictos, “reconociendo la verdad del otro y su dolor”. Aplaude el hecho de que los cristianos estén dispuestos a hablar con ellos y de que hoy se puedan ver mutuamente como religiones hermanas. Constata la existencia de un diálogo positivo, pero no elude que los obstáculos subsisten. Manifiesta su deseo de que las organizaciones cristianas renueven sus condenas de antisemitismo y reafirmen el derecho de Israel a existir.

Según Kelman los creyentes de las tres religiones monoteístas, judaísmo, cristianismo e islam, comparten un Dios de compasión y justicia: “Ambas deben ir juntas. La compasión sin justicia puede sanarnos, pero no nos mejorará, ni nos llevará hacia donde debemos ir. La justicia sin compasión puede arreglar lo que está mal, pero no nos dará la capacidad de aguantarnos unos a otros.”

Cree en el potencial unificador de los místicos de las diferentes tradiciones y no oculta su simpatía por el mundo del yoga y el budismo. En concreto hace referencia a la monja tailandesa Dhammananda con quien ha compartido tribuna en diferentes congresos.

Sonríe cuando le preguntamos por la moda actual de la cábala. El nombre de Madonna, estudiosa de este conocimiento hasta hace poco oculto, pone picarona sonrisa en sus labios. No ve con malos ojos la moda por esta ciencia judía, pero deja bien claro que su estudio es más profundo que lo que se da vulgarmente a conocer.

Inevitablemente en el curso de la conversación afloran temas más “mundanos”. De acuerdo a sus principios progresistas, es partidaria de la consigna “paz por territorios”, de ceder tierras a los palestinos, para así asegurar el futuro y la seguridad de su país. Piensa incluso que es necesario compartir Jersusalén, pero es consciente de que su opinión es minoritaria. Se lamenta de que los extremistas de ambos lados son utilizados para etiquetar al conjunto.

Se manifiesta preocupada no sólo por la situación que vive su país, sino por la que atraviesa el mundo en general. Siente que la escalada de acontecimientos es aterradora y que estamos urgidos de la gracia de Dios: “la tecnología ha desatado fuerzas de sanación y de destrucción como nunca antes.”

Seguir sus Caminos
No alberga fe de manual. Su palabras nacen bien adentro. Según Kelman el sino del hombre sería el de intentar emular a Dios, seguir sus Caminos de gracia haciendo el mayor bien posible al prójimo: “Yo debo tratarte a ti como si tú representaras la imagen de Dios en la tierra. Pero nadie tiene un monopolio del sufrimiento, como nadie tiene un monopolio de la santidad. Nos damos las manos como representantes de Dios en esta tierra gloriosa.”
Kelman es una habitual de los foros y congresos interreligiosos que cada vez con más frecuencia tienen lugar a lo largo y ancho del mundo. Nosotros mismos tuvimos la suerte de entrevistarla en un encuentro de este género celebrado en Bilbao. Recientemente entre el 14 al 23 de febrero, bajo el lema "Dios, en tu gracia, transforma el mundo", ha tenido lugar en Porto Alegre Brasil la Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias (CMI).

Para este importante foro, que reunió a más de 3.000 líderes, Kelman elaboró un ensayo que lleva por título “Los caminos de la gracia de Dios” . En ese trabajo ampliamente difundido, podemos observar todo el espíritu de constante renovación que anima a la primera rabina de Israel. Invita a volver a Dios en la oración y en la acción para poder “llenar el mundo con la gracia de Dios”.

Naamah Kelman retorna al murmullo de la sala de un congreso interreligioso donde la hemos conocido. Desde la tribuna seguirá defendiendo la imagen del Yaveh más amable y amoroso que nunca hubiéramos imaginado. Lejano el Barbudo autoritario del antiguo testamento, nos quedamos con las palabras de la rabina “Dios es la fuente de las fuerzas transformadoras, nosotros debemos cooperar para asegurar la presencia constante de las fuerzas de renovación y redención en el mundo.”

“La primera mujer rabina en América fue ordenada en el año 1972, a partir de entonces se han ordenado un total de 400, mayormente en el ámbito más liberal. En Israel son ya veinte las ministras de Dios. En el año 2005 se ordenaron cinco, de las cuales dos pertenecían al movimiento más liberal en el que se sitúa Kelman. “

“Buscamos en Dios la fuerza, la sabiduría y el coraje para cambiar el mundo. Rogamos a Dios que renueve nuestra esperanza y alimente nuestros espíritus para que podamos tomar parte en la transformación del mundo. Acudimos a Dios para sentir amor y consuelo, para que si no conseguimos cambiar el mundo, podamos intentarlo de nuevo.”

Naamah Kelman en un ensayo dirigido a la IX Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias


Mujeres y judaísmo
Mucho ha llovido desde aquellos tiempos bíblicos en los que el judío podía postrarse ante el Cielo y sin rubor recitar: "Gracias te doy, ¡Señor!, porque no me has hecho ni gentil, ni mujer". El Cielo no llegaba a resquebrajarse, pero ante semejantes oraciones es fácil imaginar la dimensión de la labor redentora del Maestro Nazareno.

El Talmud tampoco permitía a la mujer ir más allá de los fogones: “el lugar de la mujer está en la cocina.” (Yomá 66b), sin embargo la halajá o ley judía no prohíbe expresamente la ordenación de las mujeres. Esta constatación no debe obviar que en sus arranques las otras religiones no dispensaban tampoco hacia la mujer mucho mejor trato.
Considerando que de los grandes credos, el de la Torah es el más antiguo, la ordenación de las mujeres es un hecho reciente. Hace algo más de 60 años debió ser ordenada la primera rabina en el mundo, pero lamentablemente acabó sus días en Auschwitz.

En la actualidad persisten las diferencias entre ortodoxos y liberales con respecto al derecho de la mujer a convertirse en rabino. Los primeros siguen siendo más reacios. En 1972 comenzaron a ordenarse en EEUU las primeras mujeres dentro del movimiento liberal (Reformismo y Reconstruccionismo), pero poco a poco también los conservadores y ortodoxos han sabido adaptarse a los signos de los tiempos. Cedieron en 1985 y ya hay algunas mujeres nutriendo sus filas.

Hasta entonces argumentaban y hoy los ultraortodoxos lo siguen haciendo, que la mujer no puede ejercer como testigo en sus juicios. No es apta para alguna de las funciones que cumple un rabino, como formar parte de un bet din o tribunal religioso.

Aducen también que ciertos mitzvot o preceptos son exclusivos del hombre como por ejemplo la tefilá, rezos que se suceden tres veces al día. Quien está por lo tanto exenta de estos rezos no sería la más idónea para animar a cumplirlos a quien está mandado. Su objeción para impedir que una mujer lidere una comunidad deriva también de cuestiones de “moralidad y de recato”.

A diferencia de la religión católica, es habitual en las comunidades judías elegir y contratar a su propio rabino. Por un lado, los ministros en “paro” de Yaveh entran en una especie de bolsa de trabajo y por otro hay una Comisión de Recursos Rabínicos que recibe solicitudes de las comunidades que tienen vacante ese liderazgo. En la solicitud se especifican las características de la comunidad, qué hacen, quiénes la integran, así como perfil del rabino deseado.

La Comisión envía listado de los disponibles. La comunidad pondera las opciones, realiza entrevistas y elige. Llega a un acuerdo con el elegido/a en el que se incluyen también cuestiones como la del salario. De un tiempo a esta parte, cada vez hay más nombres de mujer en esas bolsas de consagrado trabajo.

Tareas de la rabina
La palabra rabí quiere decir maestro. Su tarea principal consiste en educar, predicar en las sinagogas, en las aulas, a la gente que se acerca.

Semanalmente habrá de subir al púlpito. La fiesta del shabat o sabbat se celebra desde el viernes a la noche hasta el sábado a la noche. Se ora, se canta, se predica y el sábado se hace la lectura de la Torah que está dividida en 54 partes correspondientes a los sábados del año. Se despliegan los rollos y se lee el pasaje en cuestión. Kelman nos proporciona una visión renovada de esta fiesta judía: “Se nos ordena descansar, no relajarnos, para encontrar las energías que nos permitan volver a una nueva semana y al mundo con la fuerza de la creación y la redención. Tal vez esa semana podamos sanar a nuestra familia, a la comunidad y a la vecindad. Mejor aún, tal vez podamos proyectarnos más allá de nuestros marcos familiares y buscar al prójimo...”

Hay otras ceremonias para las que es preciso también el concurso del rabino, por ejemplo el equivalente al bautismo que es la circuncisión para el varón y la presentación a la Torah en la mujer; la bar-mistva y bat-mistva, según sean varón o mujer, que tendría un sentido semejante a la confirmación católica; el matrimonio...

Más allá de la sinagoga, el rabino o la rabina pueden cumplir también tareas de tipo asistencial o social: seguimiento de problemas, consejos…

 
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