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Elena Valdez, perfiles del alma

No ha estudiado en escuelas de arte, pero sus luminosas pinturas han colgado de las paredes más preciadas de Sudamérica. Tampoco se matriculó en escuelas de adivinación, no opositó como pitonisa de ningún templo y sin embargo sus líneas han ido anticipando con asombrosa exactitud los hechos más relevantes de nuestros días.

“Ve a ver a la sucesora de Parravichini”, me habían dicho mis amigos porteños. Solari Parravichini, pintor argentino muy conocido en el terreno de la parapsicología, realizaba sus psicografías (dibujos del alma) simbólicas y premonitorias en un estado de completa lucidez y conciencia. La mayor parte de su trabajo lo desarrolló a finales de la década de los treinta. Muchos de sus dibujos iban acompañados de breves y enigmáticos textos que tenían un carácter premonitorio. Sus profecías se han ido cumpliendo después, una detrás de la otra. Para su audacia precognoscitiva no fue gran trabajo anunciar que su sucesora sería mujer y además argentina. Elena Valdez ha ganado sobradamente las oposiciones a ese puesto. Al igual que su antecesor, que no llegó a conocer en vida, realiza psicografías con gran carga simbólica y premonitoria, que van acompañadas de frases sugestivas. Desarrolla lo que ella denomina el “arte-predicción”, imágenes que se le acercan desde los mundos espirituales, información muy precisa que recibe en estado de meditación o sueño y que le conminan “desde arriba” a plasmar.

Ventanas al cosmos

Desconoce a quien presta sus manos. No sabe con precisión si son ángeles o seres extraterrestres…, el caso es que una sublime belleza de formas se apodera del lienzo. Nunca hace un borrador. Sus dibujos son automáticos y de un solo trazo. No utiliza goma, ni lápices, pues así de decidido y valiente es su trazo. A veces tienen un carácter tan críptico, que ni siquiera ella reconoce su significado. Una vez terminado el trabajo ha de detenerse a estudiar su simbología. Otro tanto le ocurre con los textos que acompañan a los dibujos y que después siempre lee y relee.

Por medio de un amiga pude dar en Buenos Aires con la pista de esta pionera plástica de los tiempos acuarianos. No es fácil localizarla en la gran urbe, pues pasa la mayor parte de su tiempo recluida en su finca de Bella Vista, huida del asfalto. Elena hace el esfuerzo de salir de su retiro y me da cita en su céntrica estudio al que cada vez acude con menos frecuencia.

Llamo a su puerta en una acalorada mañana de otoño bonaerense. Su voz cálida pareciera no poder ocultar esa suerte de desgarro propia de quienes frecuentan esferas de gloria, de quienes alternan los dos lados del velo. La brusca alternancia de mundos no le priva de una sonrisa profunda y serena. Ese gozo de alma atempera también la timidez de la eterna ermitaña. Su inicial e innato retraimiento no logra contener, a lo largo de una larga conversación, la sabiduría y belleza sencillas de las que es portadora.

Tras los minutos de ritual presentación, Elena cede y se abre en elocuencia. Se levanta del enorme sillón y me muestra con indisimulada pasión su excelsa obra, sus trozos de eternidad atrapados en lienzos. Las paredes del estudio llenas de dibujos y pinturas de seres mágicos de otras dimensiones, testimonian el descomunal trabajo de esta mujer por traer el cielo a la tierra. Abunda el motivo de seres andróginos que emanan mucho amor y paz. Cada cuadro es una ventana a un universo de luz, al que Elena anima a asomarse. Los trabajos de esta artista de cósmicos horizontes y extrema sensibilidad son una incógnita cargada de simbolismo que el espectador deberá con paciencia desentrañar.

Misionera de la luz

Nunca vi tal personificación de la nostalgia, voluntaria diáspora de quien se sabe en el mundo por el compromiso de inundarlo de alegría, belleza y color, desafiante permanencia de quien regala a la humanidad retazos de eternidad atrapados en cartones. Sobrelleva el exilio manteniendo siempre a su lado plumín y pinturas. Los entendidos dicen que son psicografías, dibujos guiados de forma automática, pinturas del alma, pero para ella es simplemente una necesidad vital de ceder sus manos a una voluntad superior.

Charlo con esta “artista onírica” tal como la define la crítica oficial. Me apercibo de que Arriba no se valen de cualquier “canal”, antes bien saben elegir con precisión de quien valerse. “La comprensión y ternura que irradias, te será compensada con creces y mieses”, le han confesado su “amigos celestiales” y ella se ciñe fielmente al guión y se entrega por entero a ese altruista ejercicio de expresar al mundo todo lo maravilloso que su alma logra ver.

En alarde de amabilidad me va mostrando con pacientes explicaciones gran parte de su obra. Muchos de sus cuadros son, incluso para ella, puro enigma. Dada la exactitud de las premoniciones que encierran, esoteristas y expertos en simbología se acercan a menudo a sus lienzos en desesperado intento de arrancarles su misterio.

Ella sabe que aún es pronto para “leer” muchos de sus cuadros. Sin embargo le han hecho saber que el aumento de la conciencia colectiva permitirá descifrar lo que aún permanece oculto. Le han revelado igualmente que se nos otorgará la posibilidad de ver, oír, sentir y expresar estados más avanzados de belleza. Por ello se empeña en su exploración pionera, ansiosa de encarnar en color la maravilla de cada vez más luminosas esferas. Por ello se siente así misma como una misionera de la luz que ha asumido el cometido de elevar la vieja civilización.

No hay delirio, sino sublimación. No hay escapismo en sus colores, sino invitación urgente a ir esbozando, siquiera en el papel, la nueva tierra que nos aguarda en herencia. Ante mi asombro por su maestría, ella insiste una y otra vez que en realidad no es ella la autora. “Si yo me pongo voluntariamente a dibujar, no sería capaz de hacer una cosa así” apunta esta mujer curada de mundanos orgullos. Elena Valdez sólo pone manos y pinceles, en un acto de préstamo que es más bien una rendición y que se prolonga ya por más de cuatro décadas.

“Sueños fotográficos”

Esta talentosa artista, siempre autodidacta, se debate en titánica lucha por irradiar en medio del duro panorama argentino. Ha puesto a caminar su obra en forma de camisetas, cartas de baraja, cartulinas, separadores de páginas… Se esfuerza en dar nuevos horizontes a un arte que ya no le cabe en las limitadas paredes de la estancia, en los enormes álbumes que ha ido coleccionando a lo largo de toda su vida. Especial difusión le ha dado a una moderna Virgen de Catamarca. Elena profesa gran devoción a esta Madre Divina que ha pintado con cálidos colores y que se manifiesta reinando a un mismo tiempo sobre los diferentes templos, pueblos y religiones. Esa pintura representa para la artista como ninguna otra “el ideal de unificación de las religiones que traerá a la tierra una nueva era de paz”.

La pintora sabe que ha nacido para el servicio, para inspirar y liberar. Acentúa su sonrisa cuando nos comparte, con una humildad que no deja resquicio a la duda, que en los planos superiores reina la alegría: “La cruz es ya de luz”. Se siente vocacionada a compartir los tesoros divinos por medio del plumín, los óleos y el acrílico, pues el dar le vivifica. Para ello se sumerge diariamente en el “único portal, el portal de la meditación que conduce a Su sagrada Presencia”.

Paradójicamente su espíritu de servicio le exige mantenerse durante largo tiempo alejada. Huye en cuanto puede a su finca en la provincia, pues es en medio de la naturaleza donde mejor sobrelleva el exilio de los mundos y dimensiones elevadas que ella bien conoce. Ese retiro viene recomendado desde “instancias superiores”. He aquí la “orden” recibida: “Es necesario que pases tiempo a solas contigo, no dudes en retirarte para estar tranquila. Evolucionarás con el aprendizaje que te darán tus vuelos. Tendrás acceso a otros lenguajes y sumergida en los grandes silencios del espíritu, leerás como en un libro, todo lo que desees saber”. Aterriza y esta mujer se siente desbordada por una belleza que no le cabe dentro y que deja salir a borbotones: “En nuestro corazón habita un altar con bondad infinita. Tan sólo hemos de abrir las alas y echar a volar”.

Elena Valdez nació en Buenos Aires en el año 1949. De pequeña reproducía rostros de estampas religiosas en lápiz y carbonilla, buscando en todo momento la perfección en cada rasgo. Cuenta nuestra interlocutora que de niña para ella acostarse era como ir al cine, pues era tal el surtido de maravillosas imágenes que se le manifestaban en el sueño.

De adolescente se percata de que ha sido dotada de especiales dones, de que sus amigas no tienen entrada para el mismo “cine”. Comienza a observar su mundo interior como una inagotable fuente de inspiración. Traslada al papel sus “sueños fotográficos”, imágenes que obtiene en profundo estado meditativo. Para ella meditación era un obligado y placentero contacto con Dios, un puro agradecimiento sin técnica, ni intencionalidad alguna.

Ya de adulta y a sugerencia de su amigo, el afamado escritor Ernesto Sábato, acompaña sus cuadros con pequeños textos, en un principio de creación propia, pero que pronto se tornan también “inspirados”. Ante su propio desconcierto le asaltan esos escritos premonitorios, profecías que con el tiempo se han ido cumpliendo una a una, tal como queda patente en el recuadro adjunto.

Según sus propias palabras, Elena vive para dar a las mentes y a los corazones de los hombres las señales del tiempo de amor que transitaremos en el tercer milenio. Con sus “señales” ha realizado numerosas exposiciones tanto dentro como fuera de su país y en 1976 presentó un total de 50 psicografías en el Salón Nacional de exposiciones de Buenos Aires. Su ingente obra está, en una pequeña medida, reflejada en los diferentes libros que ha ido editando. “La Argentina sobrenatural”, Los trazos del alma”, “Lectura psicográfica” y “Fotos del alma”.

El lecho una nave

“Todos podemos convertir con profundo deseo nuestro lugar de descanso en un recinto magnético. Basta un lecho para transformarlo en nave y una ventana para respirar y dejar que el Cosmos nos reciba. Con el cuerpo laxo nos entregamos a la noche de los tiempos”, afirma esta mujer ante la cual se rinden buena cantidad de bellos misterios de elevadas dimensiones.

“¿Qué me pasa? Acaso estoy enferma, acaso la psicosis ha entrado en mis pensamientos?” Se ha preguntado a menudo a la vuelta de sus periplos interdimensionales. Elena siente que a veces le miran extrañamente cuando narra las extrañas fantasías que vuelca al papel. La pintora ha atravesado la inevitable crisis de quien siente haber perdido la cordura en medio de tanto salto dimensional. La pregunta le ha retornado una y otra vez con fuerza: “¿Es que está tan alejada de nosotros la música, la belleza, la bondad de las cosas simples? ¿Acaso este mundo no alcanza a comprender las estancias no mensurables en las que anida la esencia de lo mejor que somos?”

Insiste en su confesión católica, pero difícilmente tan amplia gama de creación y colores puede entrar en la limitada paleta de la ortodoxia. Su timidez y humildad no consiguen ocultar sus ansias de eternidad: “Creo más en el mundo invisible que puedo sentir, que en el mudo visible que a veces no vemos”, y así se las pasa en un exilio del que le cuesta retornar.

Eso es Elena, una mujer rendida por entero a una voluntad superior, una suplica tímida y callada, al mismo tiempo que poderosa y colorida. Cada uno de sus cartones es encarecida instancia al Señor “para que vuelva a penetrar nuestras almas y corazones y así comprendamos el supremo equilibrio, la belleza y la bondad”.

Elena es consciente de que el duro momento de crisis que vive su pueblo es necesario para su evolución: “El Divino Creador envía a cada quien lo que necesita, cada pétalo de la flor tiene el color que le corresponde”. Sin embrago le asiste la fe de que la luz de Dios inundará, más pronto que tarde, las mentes de los hombres y que el mundo será salvo por la magia del arte y el amor. Así sea.

Psicografías premonitorias

He aquí las psicografías premonitorias de Elena que más impacto han causado en la opinión pública argentina. En ellas la humanidad aparece con todas sus luces y sombras. A esta muy breve lista podríamos añadir otras referentes a la guerra del Golfo, al despertar de las tradiciones indígenas y de la energía femenina, así como al relevo espiritual de América Latina.

Psicografía de las Malvinas: Muestra una imagen de la República Argentina con manchas en su cuerpo. Aparecen también muchos rostros que asemejan movilizaciones en las que abundan carteles y pancartas. Se ven banderas blancas que Elena asocia con la rendición. El contorno del mapa argentino aparece también inclinado en posición de vencido. El dibujo fue hecho en 1977. En 1982 el ejército argentino desembarca en las islas.

Psicografía de la Madre Teresa: Muestra la imagen de una mujer anciana con una especie de capucha, abrazando a dos desprotegidos que se aprietan a ella. La escena es triste, pero las miradas reflejan también una cierta esperanza. El texto reza: “Sor de la Caridad, Nobel serás”. El dibujo fue hecho con varios meses de antelación a que la monja universal fuera investida con el prestigioso galardón.

Psicografía del 11 Septiembre: En el año 1993 Elena publicó en la editorial Planeta un libro bajo el título “Los trazos del alma. Los asombrosos dibujos premonitorios de Elena Valdez”. En la página 187 se encuentra un dibujo en el que aparece una doble torre atravesada por un avión. Debajo unas figuras atemorizadas y el perfil de grandes edificios. El dibujo viene acompañado del siguiente texto. “La gran ciudad: estragos”. En el mismo dibujo aparece con extrema claridad el mapa de Afganistán. Hay quien alcanza a ver también en la escena la propia silueta de Bin Laden. Sin ninguna duda, Elena anunció en el año 1978, con veinticinco años de antelación, el macroatentado del 11 de Septiembre del 2001 en Nueva York.

Psicografías sobre Argentina: En muchas piscografías de la artista se puede ver el contorno de su nación. En este capítulo las profecías de Elena coinciden plenamente con las de Parravichini. Es decir Argentina será elevada de la situación actual y cumplirá un papel de suma importancia en el despertar espiritual de la humanidad.

Elena expresa la misma idea de su predecesor: su país será “cuna del mundo", “lugar elegido”, “crisol de razas”, “Nueva Jerusalén”… Esa idea le es trasmitida con una enorme fuerza y de forma insistente. En una de las psicografías se puede ver la imagen de un sol abrazando la imagen de la República. En la misma se observa el contorno de Sudamérica. En el espacio de Argentina emerge una cruz irradiante. El texto que le acompaña reza así. “Argentina será elevada. Cruz energetizadora. Unión de Oriente y Occidente. El Hijo del Sol gobierna nuestro bendito suelo con amor”.

En otra psicografía aparece una Argentina acogiendo barcos con seres de diversas naciones. Se repite la cruz luminosa que para Elena significa el “faro que desde aquí ilumina a todos”. Sin ningún énfasis apocalíptico, la artista no oculta que algunas de sus psicografías auguran días de grandes pruebas físicas para la humanidad. Se puede observar a la Tierra experimentando acomodamientos geológicos y un nuevo sol emergiendo en los cielos. En esos futuros tiempos, su país sería remanso de paz, “el lugar que acunará a seres de otras razas que buscarán ayuda y cobijo”.

Credo

Este Credo, que ha recibido Elena de forma interna, refleja de forma bella e inspirada toda su filosofía de vida.

“Creo en Dios Padre Todopoderoso, creador de los cielos y las tierras de todos los universos. Creo en los sueños como eternos mensajeros. Creo más en el mundo invisible que puedo sentir, que en el mundo visible que a veces no vemos. Creo en todo lo creado con la mente superior y la energía divina. Creo en la perpetuidad del ser y la especie, en el resurgir del ser humano y en la fuerza de la comunión de todas las mentes, que con la sola intención del deseo de amor y paz puede lograrse desafiando toda sentencia agorera. Creo en los nuevos niños que han nacido y nacerán y nos darán al hombre nuevo y verdadero. Creo en el poder de la oración, que en la mano entrelazada se expande y llega a todas las esferas. Creo en la vuelta a la naturaleza y el deseo sublime de sentir lo bello. Creo fundamentalmente en el amor que todo lo puede”.
Más información: www.elenavaldez.com.ar

 
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Hola Elena me lleno de ternura haver leido una parte de tu historia me gustaria ser tu amiga se que sos una persona muy especial y con mucha luz hoy te vi x tele, y enseguida me conecte a internet para saver de vos y te encontre me lleno de alegria tambien te mande x facebook un mensaje bueno te dejo mil bendiciones besos Noemi Ante
 Noe   2011-05-26

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