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Jorge Berroa, antena mulata de ilustres personajes

A primera vista, de no ser por la gran cantidad de gente que se ha visto beneficiada con los consejos que trasmite este medium y la discreción con la que asume sus facultades extrasensoriales, pudiera parecer todo una broma muy bien tramada. Tiene grandes contactos al "otro lado del velo", pero se cuida mucho de alardear de ello. Son "amigos" con los que conversa con una naturalidad que difícilmente se puede interpretar como de facultad imaginativa. Los contenidos que le trasmiten tampoco tiene desperdicio. Por él dicen hablar Gandhi, Beethoven, Leonardo da Vinci, Dante, Nostradamus y Homero entre otros. Sin embargo lo último que parece importarle a Jorge Berroa es si testimonio cobra crédito. No es su "chamba" (trabajo).

Este músico cubano está persuadido de que sus "amigos" se los ha ganado a pulso. La clave dice encontrarse en su vocación de servicio. Insiste en que nada retiene para él, que todo lo da. Ante una actitud de entrega al prójimo, considera que esas "privilegiadas amistades" le vienen por añadidura. No se esforzó en buscarlas.

El medium ha cosechado también otras "amistades" de "carne y hueso" a lo largo de los nueve años que lleva en México. Entre ellas se encuentra la renombrada escritora Laura Esquivel. La autora de "Como agua para chocolate", al igual que otros, comenzó viéndole como a un chiflado, eso sí cubano y por lo tanto simpático. Sin embargo, vencidas las iniciales y forzosas desconfianzas, acabó dándole crédito y acudiendo a él en búsqueda de respuestas.

Jorge, nos recibe en su casa, en el corazón de la capital mexicana, de esa macro-urbe que a su llegada de Cuba le dolía en exceso, pero en la que ahora se encuentra a sus anchas. Ya no padece el sufrimiento ajeno, pues aprovecha cualquier oportunidad de contacto humano, para transmutar el dolor. Así es como ha acumulado una lista de más de quinientas personas que acuden periódicamente a él en busca de orientación. El no rechaza a nadie. Desde "arriba" no se lo permiten.

Pocos muebles se distribuyen por su amplia pero sencilla casa. Los justos para un hombre que se siente de paso, pues su variante rumbo lo marca el lugar donde más le necesitan. Lo poco que alberga en su piso, se lo han regalado. Muestra orgulloso una "computadora" de última generación, también donada, con la que pronto espera echar también "ciber-cables" a los más necesitados.

Estuvimos juntos todo una entretenida tarde. Nos acompañaba Antonio Velasco Piña (ver Más Allá nº 125), historiador y cronista del México profundo, que acaba de escribir un libro sobre Jorge, bajo el título "Hombres que quieren ser". Tal como reza en su prólogo Laura Esquivel, el libro está dirigido "a aquellos que pueden aceptar que en este universo todo vibra, la luz, el sonido, los astros, las piedras y que existen seres como Berroa que son capaces de captar y transformar esas vibraciones en voces que trabajan para lograr el bienestar y el provecho de todos los seres humanos".

La entrevista resulta tan larga, como amena y desordenada. En realidad Jorge ni siquiera la considera como tal. No concibe la fragmentación del tiempo, mucho menos la trascendencia de un instante por encima de otro. La tarde es en realidad un precioso espacio de encuentro en el que se entremezclan intercambio de vivencias, terapias personales a propuesta del propio terapeuta, relajada conversación, así como confesiones más "trascendentes".

Pronto se manifiesta el preludiado y consabido desconcierto. Ignoraba en realidad a quien, estaba entrevistando, quien se pronunciaba por la boca de Jorge. Éste tampoco se esforzaba en aclararlo. A lo sumo en algún momento indicaba: "Va hablar Ghandi...", "Ahora va entrar Homero...", "El del chiste es Antonio...", "Ahora soy yo que te responde". No se apercibía en él un deseo de marear a nadie, más bien manifestaba vivir tan peculiar compañía con sorprendente normalidad. Nunca variaba el tono de voz, ni realizaba ningún gesto extraño. Apenas se detenía un instante y fruncía el ceño con actitud pensativa cuando cambiaba de "interlocutor".

Tuve que preguntarle por cómo se sentía en medio de ese constante gallinero. Me aseguró que no había tanto jaleo, que se encuentra a gusto junto a tan preclaros "amigos". Además "ellos" parecen guardar un exquisito orden y saber perfectamente quien ha de "tomar la palabra" en función del tema en cuestión.

En realidad, ni siquiera esas grandes figuras históricas en boca de Jorge Berroa se esfuerzan por aparentar serlo. No se identifican con esos nombres. En su día, en una etapa concreta de la historia debieron de fungir como los prohombres que conocemos, pero ellos afirman no tener nombre, por lo menos no esos, aunque a nosotros nos puedan servir para identificarlos.

Armónico gallinero

¿Qué has hecho para ganarte tan buenos "amigos" en el más allá? ¿Que méritos has cosechado?

Dedicarme catorce horas de cada día a los demás. Cuando manifiestas amor, éste se te devuelve. Hay un trato que yo acepté hace ya unos años: "Todo para el prójimo". "Ellos" me insistían: "No pienses en ti. Simplemente entrégate. En lo que sea, entrégate sin esperar nada. La respuesta te vendrá multiplicada".

¿Cómo se aclara Jorge entre semejante gallinero de voces?

No hay discusión entre ellos. Es como si se miraran entre sí y según el tipo de pregunta, al instante saben quien tiene que hablar. Se hallan juntos porque están en una frase de aprendizaje, con Ghandi como maestro, acerca de la condición humana. El día en que hayan tomado todas las lecciones se separarán.

¿Qué forma adoptan para acercarse a ti?

He hecho diversas pruebas con videntes para contrastar mis percepciones. Son nubes de colores, aunque éstas pueden ir variando de acuerdo a la conversación. Antonio a veces se pone marino oscuro, gris… Ocurre, por ejemplo, que si me concentro mucho en su nube, termino por reírme sin saber porqué. El es el cómico del grupo. Sin quererlo produce chiste. Otros van de blanco y absolutamente todos emanan cualidades positivas. Fijas la atención en ellos, en su nube y cada cual, con sus propios matices, emanan una gran sensación de paz y alegría. Da Vinci por ejemplo siempre me está sugiriendo ideas locas. No lo puede evitar. Ghandi me trasmite que todo está bien, todo es correcto. Todo ello me llega vía sensación, no vía pensamiento.

Si se acerca Dante por ejemplo, no puede dejar de redondear poéticamente todo lo que dice. Una vez le pregunté : "¿Qué es lo que te pasa a ti que tienes que sacar poema a todo? Yo era así a todas horas, me respondió, no lo puedo remediar". Antonio, por su parte, me confiesa riéndose de sí mismo: "En este grupo el menos famoso soy yo: el negrito desgraciado"

¿Cómo retorna Jorge a la realidad terrena?

Llega un momento en que sientes como un click, como un reajuste a la fisicalidad. Significa que ya he aterrizado.

¿Cómo se urdió esa confabulación?

Las personas como yo que están en la última etapa de su encarnaciones en la tierra tienen derecho de accesar a sus conocimientos y contactos anteriores. El primero que llegó fue Da Vinci a los ocho años, aunque yo no sabía de quien se trataba en realidad. Beethoven es el ángel principal. El tiene el deber de mover todo en función de los objetivos que yo debo de cumplir en mi estancia en la tierra. Es mi guía o protector. Ante toda decisión de importancia he de remitirme a él para constatar si me ayudará en mi desarrollo.

También llegó Antonio y me dijo: "Yo soy tu amigo". "A ver, le respondí, me habrás de demostrar en que me vas a ayudar". Su respuesta fue rotunda: "Se nos olvidó otro tipo de conceptos que no sea el de ayudar". En verdad que ha dado sobradas muestras de amistad.
Poco a poco fue llegando el resto.

¿El "contacto" ya se había fijado , pues, con anterioridad?

Por lo que me han dado a conocer, yo ya lo había establecido. Ello no quita para que, una vez encarnado en la tierra, olvide totalmente la conciencia de ese pacto.

Fue, pues, Jorge un alumno aventajado Al principio te resistes a querer al patrón, al jefe, al mandatario… Todas tus normas, costumbres y códigos más conscientes te indican que el mundo está dividido entre mal y bien. Actúas movido por una inercia establecida, ya sea de atracción o de rechazo. Sin embargo, es preciso entender que absolutamente todo, por doloroso que nos pueda resultar, tiene su sentido dentro de una visión más amplia, cósmica, que a nosotros se nos escapa.


"¡Qué bueno lo que me está pasando!"

¿En que te han ayudado tus "amigos"?

Te pondré un ejemplo. Ghandi me había animado a repetir una y otra vez, ocurriera, lo que me ocurriera: "Que bueno lo que me está pasando". En esas, me robaron el "carro" (coche). Ghandi seguía con sus discursos y yo mismo le tenía que callar, pues me había empeñado con la frase asignada: "Que bueno lo que me está pasando". Al cabo de quince días el carro apareció. Tan sólo tuve que dar a la policía 30 pesos por él. Puro milagro.

¿Que explicación te dieron al respecto?

Ghandi se me acercó con un desconocido que venía a darme razones de lo sucedido. "¿Quién está ahí que no lo conozco?, le lancé. Es el maestro Einstein, que le va explicar desde el punto de vista físico-químico por qué su carro apareció, me respondió". "Para eso trajiste a Einstein, le insistió Jorge. Sí, pues él si sabe de estas cuestiones , concluyó Ghandi".

¿Qué le contó Einstein?

Con su tremenda sabiduría me compartió lo siguiente: "Toda la realidad conocida se desarrolla en un triángulo isósceles. Vds. están aquí abajo donde la densidad es mayor y las vibraciones son más lentas. Las vibraciones tienden afinarse hasta la cúspide donde está la divinidad. Vd. asciende de nivel por ejemplo, cuando desde el plano denso repite: ‘¡Qué bueno lo que me está pasando!’. Esa frase encarna un nivel de generosidad que no se corresponde al nivel donde Vd. vive físicamente. Está en un nivel superior, sin llegar a la divinidad, por supuesto.

Todo lo que Vds. piensan busca su plano real-etéreo de vibración y desde ahí, por mucho que aún les cueste creerlo aquí en la tierra, incide en la propia realidad. En este caso, sus elevadas formulaciones repercutían en los ladrones. Les estaba deseando un gran bien y ello comporta su recompensa. Toda energía, toda vibración que sea más leve que los patrones de pensamiento donde está incidiendo, va a transformarlos. En ese caso se ennoblecieron los pensamientos de los ladrones. La vida es un movimiento constante de lo denso a lo menos denso. Hay un proceso de permanente atracción".

Para reforzar las explicaciones de Einstein interviene Ghandi.

"Vd. sabe como liberé la India. Con una visión que alcancé en cinco minutos. Yo estaba sentado bajo un manzano, descansando de mis correrías entre los pueblos. Acababa de despertar de una siesta y me llegó un pensamiento que decía: ‘La fuerza más transformadora es el amor. ¡Ghandi! Has de tener paciencia, pues no esperes que te entiendan’. Lo percibí tan claro, que me impliqué decididamente en la lucha no-violenta.

Con una pistola, te podrán obligar a que camines, pero nunca convencer. La convicción llega haciendo ver con amor la verdad que todos encierran en su interior. ‘Yo no odio a los ingleses, simplemente la labor que hacen en la India no es equilibrada. Quiero que se vayan, en primer lugar por su propio bien’ decía y nadie me entendía".

Ghandi le confiesa a Jorge que en vida sólo once personas comprendieron la síntesis de lo que pretendía transmitir: "El amor es la fuerza inconmensurable que todo lo une". Jorge añade un ejemplo concreto de aplicación de esta máxima: Si confiamos en que nuestro trabajo mental de servicio para con la humanidad es positivo, ese trabajo, sin lugar a dudas, va a funcionar. Si no estamos realmente persuadidos de su eficacia, no podrá prosperar de ninguna forma.

Uno es lo que crea que es. El hombre con su pensamiento convencido puede ser lo que realmente desea. Mi enemigo puede abrigar pensamientos densos, pero si los míos son más livianos y elevados, acabará tarde o temprano por acercárseme. Si yo permanezco firme en mi equilibrio y firmeza, este adversario podrá ser más fuerte físicamente, pero a la postre, se avendrá a mi vibración , buscará armonizarse conmigo.

Media entonces Antonio reforzando las tesis ghandianas

"La intención firme crea la realidad. Aunque haya momentos de desesperación, retorna siempre a la intención original. Entonces tienes garantizados tus objetivos. En mi anterior vida física el sentirme bien en medio de la esclavitud me permitió sobrevivir. En esa paz interna pude encontrar la clave absolutamente liberadora del perdón".

¿Por lo que cuentas, parece muy ameno el mundo del más allá?

La muerte no es más que la manifestación de la necesidad de seguir un proceso. El mundo del más allá es igual que éste, pero inverso. No valen las interpretaciones y proyecciones que nos hemos hecho.

Jorge advierte que Nostradamus desea "participar". "Le atiendo respondiendo al llamado de Ghandi. A propósito de mi nombre, da igual que yo sea o no Nostradamus. Este apelativo es sólo una forma de recordar las experiencias que tuve cuando ‘ejercí’ como tal. En realidad, me obligo a mí mismo a tomar algunas características de Nostradamus, pero yo no me llamo así. Nosotros no necesitamos de identificación o bautizo. Eso ya carece de sentido.
Entrando en materia, no es fácil atender a su respuesta, transmitir a través de palabras profundas verdades. El pensamiento es una calidad de corriente electromagnética, no es siempre un conducto por el que pueda regresar la respuesta. El sentimiento, sin embargo, alberga una mayor veracidad. Dicen los lingüistas que solo el 15% de la comunicación humana se desarrolla a través de la palabra. Es por ello que cuando queremos comunicarnos con Vds., nos resulta a veces más sencillo hacerlo a través de los sueños".

Nostradamus se remonta entonces a la época en la que ejercía de médico y nos explica que aprendía mucho más del azufre ingiriéndolo que investigando científicamente su peso, características, transformaciones… "La investigación racional es necesariamente limitante. Su aprendizaje no es tan cósmico, tan polifacético. No debemos olvidar que la verdad tiene también color, sabor, volumen...", abunda el famoso profeta.


"…síguela queriendo"
Don Antonio se comunicaba en Cuba a menudo con esos seres que consideramos inanimados. ¿Cuál sería el lenguaje de las piedras? (Habla Antonio)

"Todo ser viviente, llamado por Vds. no viviente, está dotado de un sistema de recepción y reacción; recibe y entrega energía. La piedra por ejemplo les viene a decir: 'Ayúdenme, quiero expandirme' Con ello quiere expresarles que aspira a sentirse mejor y unificarse con el todo".

¿Y el de las montañas?

"Digamos que las montañas son almas puras, son niñas todavía. Si Vd. va una montaña y le habla con simpleza y cariño: 'Hola, ¿qué tal estás?, hasta ti me he llegado…', va a sentir días enteros de ternura… Es como el contacto con un bebé que anima a cualquiera a tratarlo con cariño".

¿Cómo hablarían las plantas?

"Las plantas son de una psiquis muy sensible. Les comparten el conocimiento de cómo se creo su mundo. El orégano, por poner sólo un ejemplo, cuando la ingieren en una u otra forma, reciben la aflicción por su falta de salud y se prepara para sanarles. Las plantas absorben sus preocupaciones hasta el punto de que si se hallan cercanas pueden llegar a morir".

¿Para Jorge tiene que ser mucho más interesantes las "pláticas" con Einstein y Ghandi que con los seres humanos?

Diferentes. Ghandi me dijo hace cinco años que aguardaba el momento en que todos me empezarían a llamar loco. Creo que esa etapa ya ha llegado.

Suena varias veces el teléfono en la habitación en la que nos hallamos. Jorge afirma tener a 525 personas en su directorio telefónico. Constantemente recurren a él en busca de alivio para sus problemas. Pese a tanta comunicación el afirma "vivir la soledad del ser sensible". ¿Qué les dice Jorge a ese medio millar de personas que llaman a su puerta?

Que la espiritualidad no está para arriba, sino que la encontramos en cualquier momento. A veces las cosas más espirituales las afrontamos en el quehacer diario. Hace poco se me acercó un hombre destrozado que me confesó. "Mañana se casa con otro hombre mi verdadero amor". Le invité a que proyectara hacia ella todo lo mejor: "Deséala que se sienta bien en cualquier situación". Al elevar tus pensamientos y repetir su formulación, esos mismos pensamientos desde su nuevo nivel vibratorio inciden sobre la persona dolida y fabrican otro estado". "Si te dice que no, síguela queriendo. Y si te vuelve a decir que no, entonces síguela queriendo". Esta fórmula la repito con muchos de los que me llegan con dolores semejantes a cuestas.

Jorge nos invita a escalar elevadas cumbres en la superación personal

Un alto grado de espiritualidad implica poder afirmar: "Estoy dispuesto a todo lo que pase. A mí lo que me suceda es lo que me conviene." El que se adecua a esa actitud está en posición real de conectarse con cualquier conocimiento.

Acepta lo que te pasa. Que te empujo un viandante y te quitó tu perfume francés..., ponte contento con la peste que te dejó el siguiente empujón. No te preocupes por ello. Si te ensuciaron el traje, no te aflijas tampoco. A cada cosa que te ocurra, le puedes dar la vuelta y poner un final más feliz. Interioriza la máxima: "Si estoy dentro de mí, ya no me preocupo". Tan sólo se trata de conectarse con una línea superior de comunicación.

¿Qué tan lejos está la humanidad del: "Síguela queriendo"? Ahora contesta otro. Se trata de un ser superior que guía a Ghandi. No tiene forma, dice que se le manifiesta también como una nube.

"Hay tres signos que marcarán el inicio de una nueva era de mayor paz y amor en la tierra, todo un ciclo de mayor grado evolutivo: el día en que se encienda el fuego simultáneamente en tres volcanes diferentes, el día en que el ser humano comprenda la gran influencia de la respiración y la alimentación en sus formas de pensamiento y el día en que también descubra que es tan poderoso como eso que Vds. llama Dios".

Buenos augurios, pues, para el futuro.

Einstein insiste en que en el futuro lo desconocido en la tierra se va a desentrañar, en buena medida, gracias a la colaboración entre físicos, químicos y espiritualistas. "Se comprenderá que, por ejemplo, tanto la tristeza como la alegría no son sino simples combinaciones químicas. Hay varias formas de crear esa química apropiada. Una de ellas, la más sencilla, es la creación del pensamiento apropiado. El pensamiento no es más que un catalizador que desata estados químicos diferentes. Si escoges la frase apropiada, la fórmula creativa precisa y la repites como si fueran dosis medicinales, tú mismo te vas a transformar. La repetición abre canales insospechados. El hombre es tremendamente creativo en base a su propio pensamiento".

"Todo se transforma"

¿No te exigen "los amigos" una disciplina en exceso espartana?

Hay un compromiso profundo de ayudar a quien aparece, por encima del cansancio físico, por encima del "no me apetece". No me puedo siquiera permitir el rechazar a una persona que pudiera caerme "gorda" "Las puertas se abren para todo el mundo" me dictan desde arriba. Para ejercitarme ya me han solido enviar personas "difíciles".

¿Cómo se encuentra Jorge cuando salta a tierra, cuando deja sus mundos espirituales y sale a la calle?

Antes lo pasaba fatal. A la mañana, por ejemplo en el metro absorbía las preocupaciones de toda la gente al ir a trabajar, hasta tal punto que me tenía que bajar en la siguiente parada, sin aguardar a mi destino. Con los pacientes me ocurría otro tanto. Cargaba con sus propios males. Vivía por ejemplo insomnios que no eran míos…

Ghandi me interpeló así entonces: "Oiga niño, desde ahora la frase a repetir es: todo se transforma'". Son tareas que me da. Yo no le cuestiono, obedezco.

Ahora entro en esos mismos lugares cerrados donde la percepción de los pensamientos ajenos es más evidente, pero ya no me afectan negativamente. Según me van llegando, voy afirmando: "Esto se cambia, esto se cambia…" Ahora sé que todos esos pensamientos son transitorios y que los humanos avanzan hacia un nivel superior de conciencia, aunque no se percaten de ello. Hoy es el día en que puedo subir al metro sin necesidad de bajarme en la siguiente parada.

Así dicho parece muy sencillo

Para Ghandi la clave es alcanzar el no-tiempo: poder vivir a la vez en el pasado, en el presente y en el futuro, es decir cuando esos problemas ya se han solventado. Según afirma, los problemas son aquellas cuestiones que, aunque aún no se hayan podido transformar, indudablemente tienen por delante su solución.

¿Qué le empujó a Jorge hacia México?

La magia del México está en el aire. A pesar de toda la decepción social, el mexicano tienen siempre el convencimiento de que van a ocurrir sucesos que van a transformar radicalmente el estado de cosas. Hay algo que lo sostiene con esperanza. No se preocupe si ve un mexicano deprimido. Solito se va a quitar la depresión.

Mexico nos sume en una conversación más relajada. Deja de rodar la grabadora. La noche cae sobre el más grande asfalto de la tierra y comparto con un Jorge efusivo la satisfacción por el encuentro mantenido. El ya sabía de mi contento antes de que se lo manifestara: "Vd. fue a un mercado a buscar manzanas y se encontró que le regalaban plátanos, melones, mangos…, todo lo que deseaba. Así es la vida. A nada que nos afinemos con ella, nos depara muchas más gratas sorpresas de lo que, en verdad, podamos imaginar".

La guinda llegó cuando "los amigos" me revelaron que el mercado estaba ubicado en una plaza más cercana de lo que yo pensaba: "Las respuestas en realidad las hemos sacado de Vd. Ojalá perciban esto un día: los humanos albergan las verdaderas soluciones a sus problemas en su interior".

El negrito del grupo
De todos los hombres famosos que se disputan amigablemente la antena de Jorge, hay uno que es desconocido. Su historia es una entrañable aventura que detalla nuestro interlocutor.
En su última encarnación atendía al nombre de Don Antonio Cortina. Fue un esclavo negro que en el siglo XIX, los portugueses arrancaron de la selva y se lo llevaron a Cuba. Líder en la plantación donde le obligaron a trabajar, siempre buscó más el beneficio ajeno que el propio. Su gran hazaña fue la conquista de la libertad, su carrera extenuante hasta alcanzar la selva en la que se encontraría tan libre como absolutamente solo. Precisamente esa soledad física le empujó a la comunicación con las plantas, los árboles, los animales... "Seres superiores" colocaron delante de él el umbral iniciático del perdón para con los hacendados que tanto le habían hecho sufrir. Antonio volvió a la plantación, autorrevestido de los honores de hombre libre. Los amos no se atrevieron a cuestionarle ese nuevo "estatus" que él mismo se había otorgado.

Fue nombrado cochero mayor de la hacienda. Una vez retirado abrió de par en par su casa de La Habana para el consuelo y socorro de los necesitados. "Jubilado" ya también en la tierra a sus ochenta y dos años, Antonio Cortina trasmite ahora a Jorge una sabiduría antigua, "salvaje" y siempre impregnada del más sutil humor.

 
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