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Estancia en Bonfin, centro de la Fraternidad Blanca Universal

Explorando el futuro de las Escuelas de Sabiduría  
El mundo comenzaba a rugir temprano allá abajo, en las carreteras del ajetreado litoral francés, en las ciudades de la poblada Costa Azul, pero allí arriba, en la suave montaña, sobre una enorme y privilegiada roca, junto al dominio de Bonfin (http://www.fbu.org), alrededor de dos centenares de hombres y mujeres de diferentes países y culturas, contemplan un sol que asoma atrás de otra colina, agradeciendo silentes un eterno y diario milagro.

La luz de Agosto comienza a ceder, abandonan ya sus ramas las primeras hojas. Ha pasado ya un mes desde aquella roca. Se aleja ya un verano junto al Sol, fuente de toda vida y de todo amor. Ya lejos, en otro país, al borde de otra costa, de otras olas, miro para arriba y veo un mismo sol y me siento invadido por el mismo sentimiento de fraternidad solar. Al mirar al sol, al saber que hay otros tantos seres que también lo contemplan y admiran, nos es revelada una profunda conciencia de sagrada unidad.

Hay Herencia, hay vasto Plan
Septiembre trae las dosis de tranquilidad y de paz suficientes para comenzar a recapitular. La paz empuja a la pantalla, a ordenar apuntes y recuerdos recientes, a compartir experiencias. Con las memorias diferentes vamos completando necesarios cuadros. Hay linaje, hay Plan pero necesitamos de las memorias de tod@s para recordar esa Herencia sagrada, para visionar ese Futuro… Nos ayudamos los unos a los otros en el ejercicio del recuerdo. Hay grandes hitos, grandes Maestros, que nos han otorgado imprescindibles claves de crecimiento, pero necesitamos del concurso de tod@s para hilar y actualizar día a día la memoria.

Hemos disfrutado de la fraternidad manifestada en sublimes cantos en búlgaro entonados a diferentes voces, fraternidad en el silencio de primera hora de la mañana ante un sol colmado de emanaciones amorosas, fraternidad en los jardines y en los trabajos colectivos, en las miradas amables, fraternidad en los frigoríficos sin cerradura, en las tiendas de campaña abiertas…

De vuelta al mundo, donde las casas y los corazones tienen cerraduras, donde no todos los rostros se encienden, ni todas las músicas vienen del Cielo…; de vuelta a nuestra península de madrugada, la carretera estaba cargada de interrogantes. Las preguntas se sucedían a lo largo de los eternos kilómetros nocturnos de una autopista liberada ya de los habituales “bouchons” (atascos) veraniegos que detienen el tráfico durante el día: ¿Puesto que lo que hemos vivido es grande, cómo hacer que el mayor número de personas viva esa grandeza? ¿Cómo evitar la tentación de club, de recinto privado en unos tiempos de suprema urgencia?

Mermen los eventuales desaciertos de estas reflexiones con dos profundos agradecimientos por delante. Nunca rendiremos suficiente reconocimiento al Maestro Omraam Mikhaël Aïvanhov que invirtió toda su vida de forma generosa para acercarnos al común de los seres las grandes verdades, realidades y leyes superiores, para quien nos marcó con tanta precisión y pautas prácticas el camino de la verdadera vida. Un alma en su ofuscación y despiste, no olvida jamás aquellas otras grandes almas que le mostraron el Norte.

Profundo agradecimiento en segundo lugar a quienes mantienen y cuidan del paraíso de Bonfin, a quienes cada verano abren sus puertas y tienen la generosidad de acogernos, a quienes riegan sus jardines y verdean sus prados, a quienes cuidan las instalaciones, a quienes han custodiado el lugar y mantenido en su pureza original. En Bonfin todo es orden, amor y armonía. Al iniciar estas líneas recapitulatorias uno no puede sino expresar su más profundo sentimiento de reconocimiento para quienes hacen posible ese esplendor aquí y ahora sobre la tierra.

En la plaza de la paneurritmia
Al danzar la paneurritmia los pies desnudos sienten y gozan del frescor del ancho prado regado durante la noche. Pese al gran calor matutino, es placer y honor poder participar de tan ancho y colorido círculo, de tan solemne ceremonia, de tan sagrados momentos. A lo largo de toda la semana habíamos contado con una profesora excepcional y habíamos, bien es verdad que con raspado aprobado, merecido por fin estar presentes en el gran círculo del domingo. La belleza asalta por doquier, belleza de la danza sagrada que nos une al Cielo, a los reinos, a los hermanos, belleza del marco vegetal tan esmeradamente cuidado.

En realidad todo es privilegio en Bonfin, allí donde la estancia tiene algo de la vivencia de otros mundos. En Bonfin hay muchas hectáreas de Cielo instaladas, ancladas en la tierra. De ahí el celo en su cuidado. Nunca me he sentido seguramente durante tanto tiempo inundado de tanta belleza, belleza externa de flores, plantas, huertos, fuentes, árboles…; belleza de seres plenos, colmados de gozo superior; belleza en las creaciones artísticas, en la generosa entrega al trabajo…; belleza externa en definitiva, manifestando una belleza, una pureza de adentro. ¿Cómo hacer de la tierra entera ese paraíso, cómo extender ese esplendor más allá de todas las fronteras? ¿Cómo hacer que el agua pura de la sabiduría inmortal alcance a todos los seres sedientos…? ¿Cómo hacer que nuevas voces se puedan sumar a esos coros sublimes?

Las preguntas, las inquietudes planteadas correcta y amorosamente pueden generar una reflexión positiva. Vaya por delante las disculpas si las preguntas son presuntuosas o desubicadas, si las mueve exceso de impaciencia, de apresuramiento… ¿Qué forma han de adoptar las escuelas de sabiduría en nuestros días? ¿Hasta qué grado se habrán de abrir sus portones? ¿En qué medida se habrán de universalizar? Los interrogantes nos desbordan, sin embargo algo empuja a visualizar aulas de conocimiento cada vez más amplias, coros aún más nutridos, rocas aún más colmadas…, atendiendo a la enorme demanda de nuestros días.

¿Cómo posibilitar el contacto de otros hermanos con la palabra viva e inmortal del Maestro Omraam y los otros grandes Maestros de Amor y Sabiduría? ¿Cómo hacer para que la enseñanza se universalice en estos tiempos tan urgidos? En realidad, sin casi darnos cuenta alcanzamos la cuestión capital que a todas luces supera a quien teclea estas líneas: ¿Qué papel están llamadas a cumplir en estos tiempos de urgencia y cambio de ciclos las Escuelas iniciáticas? ¿Cuáles son las formas que han de adaptar para poder cumplir con su pleno y elevado cometido?

¿Evolución de formas?
El Maestro Omraam es hito clave en el Plan Divino de creciente revelación a la humanidad de las verdades y realidades eternas. Nadie nos ha presentado tan sencillamente las pautas para el desarrollo de un vida elevada, para conectarnos con las entidades superiores, para unirnos al Cielo. Sin embargo no convendrá olvidar que el Maestro trabajaba en el concierto de una Obra superior. Hay Linaje crístico, hay Herencia inmemorial, hay Trama Suprema. No convendrá perder esa perspectiva so pena de peligro de cobrar excesiva distancia con respecto al amplio movimiento planetario de servicio, so pena de limitar contribución al proceso de creciente unidad en la diversidad de los servidores del mundo…

Hay otros Maestros que junto con el Maestro Omraam pujan o han pujado en la misma dirección de liberación del ser humano y de alineación con el Plan. La revelación superior es constante y no hay porción de humanidad que sea privada de ella, no hay tampoco tiempo privado de una revelación constantemente actualizada y adaptada. Veintitrés años son mucho en estos tiempos tan veloces. El mimetismo en lo accesorio puede contribuir a la cristalización. Todas las formas apropiadas para los ochenta pueden no ser las más adecuadas ahora, sobre todo porque vivimos un tiempo muy acelerado y de urgente exteriorización de la enseñanza.

A veces puede asomar un cierto grado de rigidez en el mantenimiento del orden y la armonía. ¿Si las escuelas espirituales desean abrir más sus portones no será preciso superar ese pequeño exceso de rigor e inflexibilidad? Apunto el interrogante sin la menor intención de crítica y con la mejor de intención de contribución al bien común. ¿Una cierta distensión podría ayudar a que más personas pudieran franquear las puertas de los ashrams y escuelas? ¿Quizás procediera sacrificar algo de las formas para que la esencia progrese?

Se van sumando más y más interrogantes. En medio de los oasis de paz y espiritualidad necesariamente nos preguntamos por el mundo. Quienes deseamos participar de la vida de una escuela espiritual hemos de hacer un esfuerzo de afinamiento de nuestra vibración, pero los interrogantes no dejan de golpear en lo profundo del alma: ¿Las escuelas espirituales podrían reflexionar también sobre la oportunidad de hacer un esfuerzo de universalización y de mayor flexibilidad en cuestiones no vitales? Prima preguntarnos por la forma de acercar al mundo todo lo grande y sublime que rebosa de esa vida elevada y espiritualizada. Socializar esa suerte de privilegio de comunión con el Cielo y con los hermanos, es también en buena medida la apuesta de much@s en estos tiempos de enorme necesidad.

Contribuir a la unidad en la diversidad de los servidores
Muy probablemente Bonfin haya de mantener, por lo menos en buena medida, esa pureza y ese rigor ya que fue el epicentro del Maestro. Quizás se trate de trasladar los interrogantes aquí apuntados al conjunto de las escuelas espirituales genuinas. Los roles suman y se complementan. Mientras que unos mantienen la pureza de un legado, otros exploran para que la misma esencia se pueda presentar con otras formas renovadas, adaptadas a otros tiempos y entornos. Otros miran de relajar, más bien hacer evolucionar las formas para que la esencia perdure y se expanda, para que estos dominios de auténtica iniciación se puedan abrir a tantas personas que lo necesitan.

Los roles se enriquecen mutuamente y no tienen por qué presentar conflicto alguno. Habrá quienes hayan de cuidar de ese espacio en su más prístina pureza, habrá quién nos tendremos que preguntar cómo universalizar esa fraternidad, esa maravilla…

Apuntemos una cuestión concreta como eventual materia de reflexión: ¿Relajar el sepulcral silencio en las comidas acercaría a nuevas gentes? ¿Existe una suerte de tensión en el deseo de mantener tan esmerado silencio en la mesa que eventualmente pueda frenar la llegada de nuevas gentes? ¿El tintineo de algunos cubiertos puede ser justificado, si ello supone que más hermanos atravesarán los límites de ese entorno de resplandor?

¿La obra del Maestro en Internet?
Nos vinimos también cargados de libros del Maestro que Prosveta España aún no ha traducido. No nos cuesta dejar un dinero en la librería de Prosveta Francia pues sabemos que lo que nos llevamos en realidad no tiene precio, porque confiamos en el buen uso que se dará a lo que dejamos en caja. Sin embargo mucha gente no puede o no desea de primeras hacer esos desembolsos.

La era digital puede poner a coste cero la reproducción de unas enseñanzas con un precio nada desdeñable en papel. Las enseñanzas del Maestro experimentarían un salto cuántico en su expansión si se distribuyeran gratuitamente en Internet. Intereses económicos o de otra índole que desconozco, no pueden frenar la expansión de tan urgente obra por el mundo. No concibo argumento para detener el avance de la luz. La era digital y de Internet forma parte del Plan Superior de expansión universal del conocimiento. No encuentro razón poderosa alguna para que las obras completas y la colección Izvor no cuelguen en Internet en formato PDF. ¿Qué argumento puede prevalecer sobre la expansión gratuita del agua fresca del conocimiento por el mundo entero? ¿Tiene legatario la obra o pertenece a todas las almas sedientas, a todos los seres que se acercan con ánimo sincero, ávidos de nueva luz para sus vidas?

En 1986 todavía no había irrumpido Internet, ¿pero puede alguien asegurar que el Maestro hubiera impedido, implementadas las necesarias medidas de seguridad para la no alteración de su obra, que ésta se trasmitiera por todo el mundo de forma gratuita gracias a este enorme adelanto (Internet) confiado por el Cielo? Por lo demás, la difusión por Internet no tiene por qué mermar ventas en papel. Personas que en el futuro se asomen a la obra por Internet, querrán tener en papel tan valiosos tratados para ocupar un lugar señalado en sus bibliotecas.

Moradas de respandor
Cuando el gran sacerdote sirio Nagarthé después de servir durante décadas al faraón Akhenatón en el intento de levantar la ciudad solar, la morada del resplandor en mitad del desierto egipcio, vuelve a Siria, a su tierra natal y reencuentra con gozo a su hermana, Tyrsa. Ella, inundada de intriga, le pregunta por su vida junto al gran faraón… Tras largo silencio, al calor de los pececillos asados el sacerdote acaba confesando solemne, pero sin pena: “Lo intentamos, pero no lo conseguimos..”. Han pasado ya varios miles de años y el intento de levantar ciudades solares y fraternas empieza por fin a poder ser realidad.

Ellos sabían que lo ensayarían, pero que aún no lo podrían conseguir, no era el tiempo aún llegado. Sabían que aparecerían y después desaparecerían, que su luz sería efímera. Sabían que un día se asentarían definitivamente las moradas de resplandor, las ciudades del sol en la tierra (“La morada del resplandor” / D. Meurois Givaudan). ¿Será que vivimos ya ese momento anhelado, será que el mismo Resplandor, el mismo conocimiento solar de entonces está hoy ya llamado por fin a iluminar el sendero de millones y millones de seres?

Unidos en el Trabajo Uno, con fraterno abrazo

Artaza Septiembre del 2009

 
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