Cuerno de kudú

A lo largo del verano se vienen celebrando en diferentes ciudades españolas y de todo el mundo actos con motivo del centenario del nacimiento del movimiento “scout”. Ahí van estas líneas de apoyo a este movimiento con el que muchos nos sentimos en deuda. Los valores de fraternidad, servicio y amor a la Madre Tierra que ahora nos esforzamos en pregonar, nos fueron presentados ya de chavales al participar en este movimiento. Gracias sentidas por lo tanto a su fundador, Baden Powell, y a quienes hoy sostienen este movimiento en 216 países.

Son muchos fuegos desde aquel primer fuego en la isla de Brownsea, desde aquel primer campamento en 1907 que organizó Robert Baden Powell para 21 chavales de Londres de distintos orígenes sociales. Son desde entonces ya muchos fuegos de sólido compañerismo prendidos en más de 200 países.

Cien años, desde que el primero de Agosto, el veterano militar hiciera a las ocho de la mañana sonar el cuerno de kudú, son oportunidad para testimoniar que l@s viej@s guías y “scouts” permanecemos “listos”.

Permanece una pañoleta anudada al cuello, una promesa atada a algo más que al recuerdo. No es nostalgia, es deuda. No es recuerdo, es desafío que no merma. No es ayer, es mañana. El espíritu “scout” de sentir primero al prójimo, de hacer felices a los demás, de compromiso con el mundo, de reverencia por la Creación y su Origen… se manifiesta hoy, si cabe, más urgido.

Cien años son ocasión para desbaratar leyendas de asfalto. No hubo cuartel en los campamentos. Orden y comunión no eran mandato. No hubo más banderas que la que poníamos sólo durante la obligada visita del delegado de la OJE. Los ideales eran por dentro y la alegría el mayor precepto.

Ecología “avant la lettre”, fraternidad genuina en la antesala del “sálvese quien pueda,” mirada agradecida hacia Arriba en vísperas del acoso y derribo de lo trascendente..., aquel mundo anhelado de justicia y fraternidad con el que nos comprometimos sigue manifestándose como el mayor reto humano.

Sí, invocábamos un honor, pero éste era ligero de galones y sinónimo de entrega. Sí, perseguíamos la gloria, pero su celeste bóveda brillaba sólo con el servicio y el compañerismo. Poco que cuestionar y sí mucho que agradecer a quien hizo sonar hace cien años aquel cuerno de kudú en la isla cercana a la costa sur de Inglaterra.

No hicimos, por lo tanto, promesa en balde. Otro tiempo, otro entorno, otras rutas…, pero los mismos horizontes, los mismos y perennes ideales. El agradecimiento perdura y los cantos se quedaron por siempre ahí, en cualquier dificultad, al borde de los labios: “Siempre en tus labios un bello cantar que llegue a los hombres amor y paz…”

Desde el primero de Agosto, en muchas ciudades de España y del mundo se vienen desarrollando actos con motivo del centenario. Las conmemoraciones son oportunidad única para testimoniar el lema elegido “Un mundo, una promesa”. Gracias de corazón a quienes al día de hoy sostienen tan necesario movimiento.

 
   |<  <<    >>  >|
NUEVO COMENTARIO SERVICIO DE AVISOS

 
  LISTA DE COMENTARIOS