La casa de las princesas

Agotó las sendas de un turismo de vértigo y blanco, así que se metió por esas calles más amargas de mujeres acabadas y niños sin infancia, a la vera del río en la capital del país de eternas nieves. Algo debió de ver Toni Aguilar que se descalzó las botas y enterró los mapas, con algo tropezó que le interpeló por dentro. Apeó su mochila, contó los “travel cheqs” que le quedaban y vio que le alcanzaban para alquilar la gran casa amarilla de “las princesas”, que hoy es “Kumary house” en el barrio de Chatapatri de Kathmandú. Apenas ya volvió a su Barcelona natal. Vuela sólo a la ciudad condal, cuando necesita fondos para su labor humanitaria.

De noche, cuando los príncipes y princesas, ayer niños y mujeres de la calle, duermen, Toni abre su viejo Mac y coloca las cuentas de gastos y los cuentos de esas difíciles vidas en Internet. Calla el alboroto en la casa de la esperanza y este catalán, tan grande en cuerpo como en alma, sube despacio al último piso y delante de la pantalla confiesa los lápices, jabones y kilos de cereal que han empleado en el día. Coloca hasta el último grano de arroz que se han comido. Siempre aparece un internauta solidario que hace suyas esas deudas. La Red le permite reducir a cero los gastos administrativos.

Medio centenar de niños y una veintena de mujeres adultas han vuelto a nacer en “Kumary house”, ese oasis de vida y alegría compartidos en medio de un Kathmandú con pocos puntos para cuento de hadas. Al borde de escombros y basureros, en medio de uno de los rincones más pobres de la pobre capital nepalí, “príncipes y princesas”, ayer carne de explotación y abuso, hoy toman real y esperanzado gobierno sobre sus vidas. Calzan zapatos a la mañana y su plato se llena tres veces al día. Los viernes hacen baile, los sábados ven los dibujos animados, los domingos salen al mundo y el resto de la semana juegan y aprenden; ensayan la tabla de multiplicar y de paso como levantar otro mundo con menos polvo y miseria, con arroz y lentejas para todos.

Toni busca ahora máquinas de coser para las princesas que ya son mayores, máquinas de pedal con las que fabricar muñecas de trapo que alejen aún más la miseria, muñecas recreando un nuevo espacio de color y gozo. La Navidad es una oportunidad para ayudar a las princesas, que ya vuelven a ser, a pedalear tras ese otro merecido destino.
La cuenta corriente es La Caixa 2100 3363 14 2200112245 (“The Direct Help Foundation”); la web http://tdhf.ibernet.com y el mail de servidor koldo@portaldorado.com, para cualquier aclaración al respecto. Millón de gracias Tierra Estella.

Zubielki 9 de Diciembre de 2003

 
   |<  <<    >>  >|
NUEVO COMENTARIO SERVICIO DE AVISOS

 
  LISTA DE COMENTARIOS