Perfumó la tierra

Creyó firmemente en el gran poder de las empresas para hacer el bien. Además perfumó la tierra entera. Anita Roddik era empresaria y al mismo tiempo activista en una suerte de empeño unificado, al día de hoy aún poco común. Conjugó como pocos dividendos e ideales, beneficio y ecología, bien propio y bien común.

Perfumó y dio constancia de que el negocio puede ser también altruista, de que los réditos pueden ser para todos, incluso para la Tierra.

Con sus más de 2.000 tiendas de cosmética ecológica, el mundo huele mejor y además tiene el testimonio del gran negocio verde y solidario, capaz de superar todas las fronteras. Abrazó naturaleza, animales y muchas causas nobles, tantas que se nos ha marchado demasiado temprano. Hizo campañas contra los abusos a los derechos humanos y fue una incansable activista ambiental.

Honor de adelantada, retó al mundo de la empresa con la responsabilidad social o el comercio justo, antes de nuestros días más favorables. Su “activismo empresarial” fue siempre fecundo: “New Academy of Business”, galardón a los derechos humanos “The Body Shop”, webs e industria editorial comprometidas… En los libros de su autoría podemos hallar frases que ahora adquieren impronta testamentaria: “En una época en que los gobiernos fracasan en la promoción de los derechos humanos y las grandes empresas han tomado la delantera, creo que los negocios que tienen éxito y sus responsables tienen la obligación moral de luchar por un mundo mejor...”

Su “tablero de anuncios”, su pantalla de apoyo a campañas políticas y éticas se situaba, en buena medida, tras el cristal. Comunicaba desde sus escaparates en 55 países.

Su sillón en el comité ejecutivo de la empresa estaba a menudo vacío en los últimos años. Ella prefería viajar por el mundo buscando establecer relaciones comerciales con pequeñas comunidades de países desfavorecidos, como la India, Nicaragua, Bangladesh y otros.

En el 2006 vendió a L’Oreal su enorme emporio verde. Hay quien no le perdona la operación, olvidando quizá que la vieja guerrera de la vida y del perfume también merecía descanso. La hemorragia cerebral se lo ha terminado de otorgar el pasado lunes a los 64 años de edad.

Thanks a lot Anita. Gracias de corazón por tu perfume, gracias por tu ejemplo pionero.

 
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