Pies desnudos

No había crucifijo en el altar, pero aún y todo, con devoción, ellas se sumaron. No había reclinatorio, pero se descalzaron. No eran las oraciones de siempre, pero ellas también recitaron. Sacerdocio compartido y no se escandalizaron. Reunían años, pero con nosotros danzaron y abrazaron.

La llama central tampoco les fue extraña. Vieron en la gran vela la otra faz de un Cristo más universal, de un Fuego incombustible y familiar que a todos calienta e ilumina, en las flores que lo rodeaban un perfume que a todos concita y enaltece.

Venían de muy atrás y avanzaban hacia un círculo nuevo y desconocido. Venían de muy hondo en la historia, pero día a día, a lo largo del Foro Espiritual, con su silente humildad nos aventajaron.

En el Paseo de los Llanos lo constatamos: son los pies desnudos y los espíritus abiertos y humildes los que operan milagros. Y el milagro fue en medio de la arboleda esplendorosa de nuestro parque, la magia de los credos reencontrados, el prodigio del árbol de la paz florecido.

Nos quedamos con su lección, con el testimonio silente de estas monjas que acudieron al Foro desde diferentes puntos de la península y todo lo dieron. Ellas merecen el manto de nuestro reconocimiento.

Cielo mediante, las Tradiciones se volverán a juntar. Preparamos ya la siguiente edición del Encuentro interreligioso de Estella. Pondremos de nuevo, en Junio del 2007, a caminar el sueño de una humanidad fraterna por la arboleda de los Llanos.

Aún no hay ayuda, ni subvenciones para acercar a figuras de renombre, a representantes de avión y hotel, pero nosotros nos contentamos con reunir corazones y voluntades sencillas, pies desnudos y espíritus abiertos como los de las hermanas religiosas católicas, en torno al altar universal de la paz y la unidad.

 
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