Jocelyn Arellano

Segunda entrevista  
Escritora y promotora de luminosas campañas en su país, ha estudiado en las mejores universidades americanas, pero después se pasa el día “barriendo” y despejando su mente. Se desayuna con un prolongado “OM” y una buena clavada en posición de “loto”, pero al caer la tarde se va a cenar con banqueros y hombres de negocios. No renuncia al lujo de la vida y, sin embargo, encumbra el gozo de sentirse cada día más llena de espíritu.

Su belleza ya madura adquiere el tamaño de la incógnita con que se nos manifiesta. Esta mujer mexicana de origen cubano no se atiene a los patrones al uso. Escritora y promotora de luminosas campañas en su país, ha estudiado en las mejores universidades americanas, pero después se pasa el día “barriendo” y despejando su mente. Se desayuna con un prolongado “OM” y una buena clavada en posición de “loto”, pero al caer la tarde se va a cenar con banqueros y hombres de negocios. No renuncia al lujo de la vida y, sin embargo, encumbra el gozo de sentirse cada día más llena de espíritu. Insiste en el puro éxtasis que le proporciona diariamente la meditación, sin embargo se hace difícil imaginar a esta “electrizada” mística en actitud recogida, sin mover agitadamente sus manos y brazos.

Uno podría pensar que en lo último en que iba a ocupar sus pensamientos una mujer dotada de tan graciosa hermosura, inteligencia y una posición más que acomodada como Jocelyn Arellano es en Dios. Sin embargo, me lo deja bien claro en el arranque de la conversación: no desea hablar de otra cosa. Sólo le interesa la geografía interna del hombre y su periplo eterno hacia su cumbre en la unión con el Sin Nombre.

Exploro el brillo de su mirada. Investigo a lo largo de nuestra entrevista de dónde viene el rayo que enciende su imperturbable sonrisa. ¿Puro gozo místico o gozo del mundo? Ella insiste en que el rayo viene de un Adentro con mayúsculas. Acabo creyéndola porque de otra forma uno no se explica que Le mente en cada frase, que Le sonreía en cada afirmación, que Le respire en cada pausa. ¿De qué caballo se cayó Jocelyn para tornarse en moderna mística? ¿Camino de qué Damasco iba que ahora sólo le preocupa ayudar a la gente a encontrar la Divinidad que, según insiste una y otra vez, a todos nos habita?

Esta mística de nuestros días se emplea también en una vocación didáctica. De vez en cuando baja de su éxtasis y se pone a la pantalla del ordenador. Escribe obras que en la nación azteca son verdaderos “best seller” como “Una puerta hacia la Luz” ó “Meditación. El encuentro con nuestro Ser”, libros escritos junto a su amiga Carmen Sayve.

Llega de completo negro a nuestra cita en un hotel madrileño. ¿Estrategia para no desentonar y fundirse con el mundo? Su sonrisa ilumina sin embargo al instante la elegante sobriedad de su atuendo. Rumia cada una de las preguntas y en segundos estalla en una tormenta de palabras, torbellino de sentimientos que se ordenan en un discurso poderoso. Algo grande cuece esta mujer en su íntimo fuero, pues no se llama a su puerta sin quedar algo prendado de infinito.

Benditas crisis

- ¿Cómo se volcó hacia adentro? ¿Dónde arranca la búsqueda de Jocelyn?

- Siempre he estado empujada por una búsqueda ávida, por un querer ir más allá de lo aparente, por desbordar lo que veía. Siempre he deseado encontrar un sentido más profundo y verdadero a la vida. Sin embargo, para buscar una perspectiva realmente nueva a la existencia has de estar muy cansada de lo viejo, muy harta de lo conocido. Diría que se hace preciso rozar la desesperación.

- ¿Qué le tiró del caballo?

- El gran detonante en mi itinerario vital es el divorcio. Este hecho y la situación que le acompaña me marca un deseo aún más decidido y sincero de ahondar en mí.

Vivía una situación francamente difícil. En realidad, me encontraba abatida. Fue entones cuando decidí que debía de haber algo más y empecé a estudiar metafísica, psicoterapia... Pero, sobre todo, me inicié en lo que ya se ha convertido en mi práctica de vida: aprendí a meditar.

- ¿Qué ocurrió por dentro?

- Por dentro me he ido conociendo más y la meditación ha sido indispensable para ello. En el momento de mi crisis se me abría una gran disyuntiva: podía hacerle caso a mi manera de pensar condicionada, inculcada desde niña, basada en el miedo, la desconfianza, la inseguridad... o, por el contrario, establecerme en otra dimensión de mi Ser más elevada, que va más allá de mis pensamientos habituales. Escogí lo segundo.

La meditación y la oración han sido, en ese sentido, los mayores descubrimientos de mi vida. He sido siempre una buscadora pero ahora sé que ya no he de buscar en ningún sitio fuera de mí. Lo que busco y anhelo está en mi interior. Lo sé, simplemente, porque lo he experimentado. Ahora tan sólo trato de fomentar constantemente en mí ese estado de conexión con Dios.

- ¿Cómo?

- Practicando con constancia. Mi práctica básica es bien sencilla. Cada vez que me observo enganchada en un pensamiento, inmediatamente traigo la atención de regreso a mi respiración. Me concentro en ella para así soltar el pensamiento, para así poder volver a mi silencio interior.

Si yo estoy concentrada en respirar no puedo estar concentrada en pensar. Esta práctica aparentemente tan sencilla es muy fácil olvidarla. Es preciso hacer un esfuerzo de disciplina.

- Tantos años en las universidades americanas cuando lo que Vd. buscaba en verdad era aprender a respirar...

- Así es. Ello me da una serie de beneficios inmensos en la vida práctica. Me ayuda a estar más en el presente, me proporciona espacios de silencio interior entre mis pensamientos. En esos momentos de vacuidad experimento una pequeña pero gratificante expresión de mi Ser divino, de mi Esencia. Esos instantes son como de regreso a casa. Volví al hogar, me digo a mí misma cada vez que araño esa felicidad tan plena.

“Oro para no olvidar…”

- Desesperación, aprendizaje, soledad, gozo... De vuelta de su intenso itinerario, ¿cuál es el sentido último de la vida?

- A la Tierra venimos a aprender a amar. Y eso se manifiesta de mil y una formas: en la práctica de la paciencia, la aceptación, la tolerancia, la generosidad...

Una de las manifestaciones más importantes de ese amor es el amor a uno mismo o lo que se ha venido en llamar autoestima. No se trata sólo de repetirnos a nosotros mismos frases hermosas, no se trata de decirme como un papagayo, treinta veces al día, que me quiero, sino más bien ser yo misma la propia experiencia del amor, manifestar a cada instante su esencia.

Cuando respiro profundamente y vuelvo a mi silencio interior me doy cuenta de que, por más que engañen las apariencias, todo está bien. Experimento una paz inmensa, una “probadita” de lo que realmente es mi Ser. Siento esa “probadita” y lo que más anhelo es revivir la misma sensación.

- ¿Por qué reza Jocelyn?

- Oro cuando me siento perdida, oro cuando me siento agradecida... pero sobre todo oro para no olvidar mi origen, oro para recordar quién soy y así poder estar en constante unión con Dios. Sé que no es fácil ese recordatorio y de ahí la necesidad de la oración.

- ¿Cómo reza Jocelyn?

- Como decía, una sencilla forma de orar es agradecer. Otra forma consiste simplemente en respirar. Personalmente, la respiración me centra. Es quizás el recordatorio más poderoso. Llenas los pulmones al tiempo que sientes que no eres sino aliento divino.

Otras veces también pido. Pido tener claridad, ser libre. Pido ser un canal de luz y de amor. Por cierto, se lo recomiendo a cualquiera. Pido que mi proceso se acelere, pido ayuda para limpiar mi canal de conexión con lo alto, ayuda para reconocer el ego, para aceptarlo y no engancharme con él.

- ¿Por qué le preocupa tanto el ego?

- No me preocupa el ego en sí, me inquieta no darme cuenta de las argucias del ego. También es cierto que las almas viejas tenemos el defecto de aspirar a la perfección. Nos juzgamos en exceso. Hemos de ser más suaves y amorosos con nosotros mismos.

De cualquier forma, cuanto más me conozco más veo mi luz... pero también más veo el ego y sus sutilezas. No es grave tener ego, sin embargo sí es de suma importancia estar atentos. En el caminar por la Tierra la experiencia de Dios es fundamental pero para ir profundizando más y más en esa vivencia única es indispensable conocernos a nosotros mismos. Hemos de avezarnos en la exploración de nuestro mapa interno, hemos de ser constantes, imparciales y disciplinados en la tarea de auto-observación. Sólo así nos podremos engañar un poco menos.

- ¿Por qué sabe que es un alma vieja?

- Somos almas viejas desde el momento en que estamos más interesados en buscar a Dios que en ir de compras, por más que ésto último no esté reñido con la espiritualidad.

- ¿Todos los caminos hollados con buena voluntad llevan a Dios? ¿Hay alguno de “alta velocidad”?

- En efecto, todas las tradiciones y religiones de amor y no de culpa conducen a lo Alto. Sólo cada quien imprime su velocidad. En mi experiencia personal yo diría que la clave es la constancia, la práctica. A mi personalmente me han fascinado las técnicas de meditación budistas. Entre las que conozco son las que más me han ayudado en el autoconocimiento.

Gozos y gozos

- ¿Es Vd una mística un tanto atípica?

- Si por mística entiende un profundo anhelo de Dios, es decir, aspirar a vivir y experimentar a Dios lo más que pueda en mi vida cotidiana, me puede colgar el apelativo. Sin embargo, mi físico, mi forma de vestir y de comportarme quizás no se ajuste al arquetipo de místico.

En realidad, las apariencias no tienen nada que ver. Yo soy una persona de espíritu joven y dinámica que lleva una vida moderna. Con ello pretendo expresar que cualquiera puede alistarse en esa búsqueda apasionada de Dios. El misticismo de hoy ya no se libra en las cuevas retiradas del desierto sino en la vida cotidiana del “urbanita”. La clave es “vivir en el mundo sin ser del mundo, gozar del mundo pero sin identificarse con él”.

- ¿Alguna ayudita para aspirantes?

- Es importante estar centrados en Dios lo más que podamos o, lo que es lo mismo, centrados en el presente que es conexión con nuestro Ser.

Una vez al Dalai Lama le preguntaron por aquello que creía haber logrado en esta vida y, con su habitual y apabullante humildad, respondió: “Bueno, regreso al Centro más a menudo que antes”. La práctica de la meditación no es sino un ejercicio de retorno a ese Centro ó Presente.

- Enfrascados en una práctica meditativa, ¿dónde van a parar los gozos corrientes de la vida? ¿Hemos de ponerles límites?

- El gozo cuando es real no tiene límites. Manifestar gozo es manifestar a Dios, así que cualquier actividad o actitud que nos proporcione gozo es buena. El practicar vivir en el presente te permite gozar mucho más de cualquier actividad, ya que no te ves entorpecido por los pensamientos que te arrastran al pasado o al futuro generando angustia o intranquilidad.

- Diagnosis de una enamorada de Dios sobre la crisis mundial actual...

- Aunque parezca todo lo contrario, estoy absolutamente convencida de que vamos a un mundo de más amor. Detrás de todas estas circunstancias de gran violencia y dolor hay mucha gente buscando cada vez más a Dios, deseando respuestas más profundas de la vida. Ello nos va a llevar inevitablemente a más amor.

- Propuestas de una enamorada de Dios para una mujer en crisis…

- En realidad, la crisis sólo tiene una lectura: oportunidad para interiorizar. Con ello no me refiero a analizarlo todo sino a acallar el ruido de la mente e ir más allá del pensamiento: silenciar la batidora cerebral y experimentar la paz del ser. A veces necesitamos de las situaciones difíciles, límites; son las que, al fin y al cabo, transforman los esquemas ya caducos, “las que nos mueven el tapete”, como decimos en México.

La seguridad que buscamos en algo o alguien se puede caer de un día para otro. De ahí la necesidad de buscar la invulnerabilidad interior. Ahí arranca el camino espiritual, en el preciso instante en que dejamos de agarrarnos a algo o a alguien fuera de nosotros mismos. Nadie puede tumbar una seguridad anclada bien dentro.

- ¿Cómo mira hacia el futuro?

- Aspiro a ser más libre por dentro. Y aspiro también a una tierra más libre y en paz.

A partir de ahí nos comparte, con su particular emoción, que se está gestando ya la nueva conciencia de una humanidad en la que desaparecen las facciones, en las que todos podemos por fin orar juntos con la multiplicación del poder que esa oración mundial comporta. "Estamos llegando a la religión universal basada en el amor.", concluye nuestra entrevistada, deteniendo como satisfechos, que no agotados, sus gesticulantes brazos.

Entre copa y copa

Mi asombro se renueva cuando, al término de la entrevista, me confiesa que ha de marcharse rauda para acudir a un “coctail”, “como dicen Vds. en España”, con empresarios de nuestro país. Al instante, me la imagino con su copa en la mano predicando las glorias de la meditación en medio de ejecutivos o ponderando los beneficios del yoga para combatir su diario “stress”.

Una vez más me equivocaba, esta mujer enfundada de negro me había vuelto a confundir. Jocelyn sabía perfectamente con quién y para qué acudía a esas privilegiadas reuniones. Posteriormente supe que había aprovechado sus contactos con el empresariado español para lanzar en nuestro país la campaña que ella misma promovió en México “Ora por el mundo, si todos lo hacemos podemos cambiarlo”. Entre copa y copa había convencido a algunos ejecutivos a financiar estos grandes anuncios que podremos ver al borde de nuestras avenidas y carreteras.

Ya en Ciudad de México había hecho su periplo por las moquetas de los hombres de negocios. Resultado: unos “espectaculares”, así llaman allí a los carteles sobre vallas, repartidos por la gran selva del asfalto en los que aparece el mencionado lema. Se trata de "focos de luz" en medio del panorama grisáceo de la mega urbe que invitan a la oración por el mundo. La misma pasión que imprimía al compartirnos sus momentos de éxtasis, la invierte en contagiarnos los fundamentos de tan singular proyecto:

"El mundo es un reflejo de nuestros pensamientos ya que éstos crean nuestra realidad. La negatividad que vemos afuera no es más que la que llevamos por dentro. Si queremos un mundo mejor necesitamos purificar nuestra manera de pensar. La oración es la forma de emitir pensamientos positivos más conocida y más antigua que tenemos. Cada quien lo puede hacer a su manera sin importar dogmas ni credos. Si queremos un mundo con más amor, éste tiene que salir de nosotros primero. Al orar expresamos amor. El amor atrae más amor".

Sus agitadas manos se recogen sobre una cabeza pensativa a la espera de la siguiente idea que pronto llega: "El hambre, la guerra, incluso los desastres naturales son consecuencia de pensamientos negativos. La tierra se está sacudiendo de tanta negatividad que la impregna. Un número suficiente de seres que se une con un propósito positivo puede contrarrestar esos efectos. Nosotros creamos nuestra realidad con nuestros pensamientos".

Es posible que haya memorizado el discurso explicativo de la campaña, pero no por ello deja de acentuar con nervio cada una de sus palabras: "Creemos que estamos en un momento propicio para impulsar este mensaje ya que es cada vez más obvio que muchas personas anhelan un cambio de fondo. Hemos olvidado que somos seres de luz y de amor con una capacidad creadora infinita. La oración es un medio que puede ayudarnos a recordarlo".

 
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