“Si quiero ser libre y feliz ahora incluyo a los demás”

Entrevista con Enrique Simó  
No andan pregonando su vida de entrega al prójimo. Enrique Simó me ruega aclarar que este tipo de confesiones personales no han surgido por iniciativa propia, sino que las ha dado a conocer ante nuestra invitación que le invitaba a ello.
Ha compartido su testimonio, sólo en la medida que puede ser útil y estimulante para que otros avancen en el camino de búsqueda. De no ser así permanecería con su labor silente y discreta…, sin necesidad de hacerse con titulares.

El interés por compartir su testimonio viene de la oportunidad de demostrar que aquí, en medio de la gran ciudad, hay personas volcadas por entero en el bienestar ajeno, en proporcionarnos un espacio de armonía y conocimiento. En medio del intenso trajín de la calle Orense hay personas ancladas en armonía y que viven por y para hacer brotar la paz en el corazón del otro. En ese esfuerzo son felices. Damos constancia de ello.

En medio de la gran ciudad, ¿es posible hallar la paz?
La paz es posible en cualquier lugar, ahora bien lo que es importante es un cambio de prioridades. Es preciso establecer la prioridad de querer estar en paz. Necesito priorizar mi estado interior. Si yo estoy bien conmigo mismo, con mi familia, en mis relaciones…, todo va a funcionar mejor. Pongo mi atención en aquellas cuestiones que me roban la paz, bien para impedir que vengan, bien para transformarlas. Es un trabajo de atención, práctica, constancia y paciencia.

Esta opción por la paz no puede ser un hobby. No se trata de que cuando me sobre un momento me voy a poner a meditar. El recogimiento se ha de convertir en una prioridad. No es una cuestión de tiempo, sino una voluntad de querer estar así. Descubro la importancia de estar en paz. Estar en paz es un valor, es una fortaleza. Si yo soy un ser que está en paz soy valioso para el mundo. Ya no sólo trabajo y vivo, sino que contribuyo a que el mundo sea mejor. Estamos por lo tanto ante una cuestión universal y no particular.

¿En medio del mundo ajetreado de la empresa es posible hallar la paz?
Aquí también hay que establecer prioridades. En este ámbito la palabra clave es equilibrio. El equilibrio nos convierte en personas valiosas y nos proporciona una vida de calidad. Si nos involucramos demasiado ya en el trabajo, ya en el ocio evasivo, perdemos el equilibrio. Hemos de encontrar el tiempo necesario para trabajar sobre nosotros mismos, para compartir con la familia, para trabajar en la empresa. Más horas en la empresa no significa necesariamente más efectividad.

¿Espiritualidad y empresa pueden ser complementarios?
Perfectamente. Espiritualidad es vivir el mundo interior, vivir más inclusivamente, ver el alma en el otro y en ti mismo. Donde te ubiques ya es secundario. Lo importante es que estés conectado con tu interior y que desde tu interior actúes.

¿Se puede estar en la empresa sin pertenecer a ella, sin estar atrapado por ella?
Si sólo es la empresa lo que da sentido a tu vida, te encuentras atrapado. La empresa es un medio, no un fin. Es el trabajo interior lo que nos va a posibilitar estar bien y por añadidura tener éxito en la empresa. Es preciso hallar el tiempo necesario para el silencio, la relajación, el desarrollo personal.

La formación en conocimientos dentro de la empresa no es necesariamente la mejor inversión. La formación en ser mejores y más estables, puede ser a la larga más productiva. Unas mentes más ecuánimes, más relajadas, más en calma pueden trabajar a otro nivel. De esa forma estaríamos más atentos, tomaríamos decisiones más precisas, las reuniones serían un lugar de encuentro, convivencia y progreso y no de discusión. Controlaríamos nuestras emociones. Trataríamos a las personas de otra manera. Es decir, ello comportaría beneficios a todos los niveles. Lo digo por experiencia personal y por experiencia de personas que han realizado ese cambio.

¿Qué consejo darías a un hombre o mujer de empresa para mantener esa paz, ese equilibrio?
Cada día encontrar un tiempo para reflexionar sobre qué es lo importante en su vida y detectar los valores que le han dado sentido a su existencia en algún momento. Es preciso observar después si esos valores cobran importancia en el momento presente. Habrá que buscar también el equilibrio que mencionábamos entre su trabajo, su tiempo personal y su familia.

¿Y el ruido de los medios de supuesta comunicación?
Buscamos vaciar la mente. Si tu prioridad es saber, pues llénate de ese ruido, pero si tu prioridad es buscar la calma y la paz, procúrala. Si te empapas de energía densa después es muy difícil meditar. No podemos dejarnos atrapar por esa energía tan pesada que mueve el mundo, pero a la vez hemos estar en medio del mundo. He ahí nuestro reto.

¿Qué es lo que te ha regalado la India?
Volver a un estado íntimo y personal que no había sido capaz de descubrir. La India me ha devuelto ese punto de conexión interna que tenía un poco olvidado. En la India se ha despertado profundamente mi espiritualidad. La India me ha mostrado que la vida puede ser diferente, aún sin gozar de los recursos que tenemos nosotros. Es una cultura generosa. La gente da. Cuando se abre un centro espiritual, aunque no se pertenezca al grupo en cuestión, la gente ofrece comida, dinero… Tienen el hábito de ser generosos con las personas que dedican su vida a algo superior o distinto.

La empresa dedica también un tanto por ciento a personas necesitadas, proyectos culturales o de bien social. En la India he encontrado gente maravillosa, grandes maestros, mujeres sabias que me han ofrecido una perspectiva profunda de la vida, que me han hecho reflexionar sobre mi existencia… En la India he encontrado amigos de todo el mundo con los que mantengo un gran vínculo. Nos vemos poco, pero el poco tiempo en que nos vemos es de calidad. Ello te hace descubrir que la amistad y las relaciones humanas no dependen necesariamente del tiempo que compartes y de la cercanía física, sino de calidad de la relación y de la interacción. Las relaciones espirituales trascienden la distancia y el tiempo. Nos permiten vivir unidos a otro nivel. Todo eso me ha regalado la India.

Sin embargo se dice que el polo de espiritualidad del mundo está mutando a los Andes, que la India ya no es lo que era…
Hace 22 años que voy a India. La sociedad se ha modernizado. Junto con ese fenómeno se observa también que la psicología va evolucionando. Se percibe una mayor irritación en la gente de las ciudades. Externamente se ven las cosas mejor, pero también se percibe que muchos de las actitudes occidentales, como las del consumo y la sobrevaloración de lo material, se van incorporado. Acontece una perdida de espiritualidad.

Hay muchas Indias en la India, hay muchas culturas dentro de la misma nación. La India que yo he conocido a través de Brahma Kumaris es también otra India muy especial. Brahma Kumaris es un foco de espiritualidad y de servicio social en el país, es una organización muy fuerte, muy integrada en la cultura y en el tejido social. Políticos relevantes vienen por ejemplo a pasar días de retiro a nuestra casa madre en compañía de las dadis o directoras de la Universidad.


¿Te costó dejar el mundo antes de asumir el compromiso con Brahma Kumaris?
No demasiado. Siempre he tenido un sentido profundo de la libertad. Sin embargo mi idea de la libertad no era adecuada. Hacía lo que me decían que era ser libre, pero en realidad me sentía más vacío. Tras dar algunas vueltas por el mundo, en el año 1984 me puse a buscar en Barcelona. Aprendí masaje, macrobiótica, medicina gnóstica, medicina china… Me hice vegetariano, dejé de fumar y beber y comencé a meditar. La relación con la gente comenzó a cambiar. Me preocupaba también el cómo ayudar a los demás sin generar dependencias.

¿Qué te dio Brahma Kumaris?
Brahma Kumaris me dio esa oportunidad de servicio y también englobó todas las búsquedas en las que había estado implicado. Encontré sencillez y a la vez profundidad. Encontré una meditación más adecuada a mi ser. Hallé también una forma de servir sin crear apegos: compartir unos conocimientos para que los demás los experimenten. Es decir: “Toma este regalo que a mí me ha servido y experiméntalo si quieres en tu vida”. Ello me mantenía absolutamente libre.

No intentamos convencer. Proporcionamos herramientas para conoceros mejor a nosotros mismos: “¿Quiénes somos realmente?” Cuando concluimos que somos seres espirituales y conscientes, nuestra vida toma otra dimensión y nuestras relaciones también cambian. El relacionarnos unos con los otros como seres espirituales permite al otro desarrollar su grandeza y espiritualidad. La imagen y la actitud positiva que nosotros proyectamos en nuestro prójimo, le influyen. En esa medida procuramos ser un testimonio que pueda servir a los demás.

¿Tenéis votos en Brahma Kumaris?
No hay un momento en el que tu adquieres unos votos. Es un proceso de comprensión y entendimiento que paulatinamente te lleva a adoptar en tu vida ciertas actitudes, ciertos hábitos. Estas disciplinas nos ayudan a alcanzar nuestros objetivos en la vida. Por poner un ejemplo: si quiero una vida de paz, primero habré de ser pacífico con los animales y con el entorno, es decir me habré de hacer necesariamente vegetariano.

¿Cómo establecemos vínculo con nuestra alma?
Primero necesitamos comprender que somos seres espirituales, almas y no únicamente cuerpo. Con esa conciencia nos iniciamos en la práctica de la conciencia del alma. Sentados en silencio, concentramos toda nuestra atención en un punto detrás de nuestros ojos. Sentimos la energía que hay en ese espacio interior. En ese estado de concentración uno empieza a sentir paz, amor, felicidad. La mente reduce su actividad y deja espacio para que se manifieste la sabiduría.

El esfuerzo está en aprender a vivir desde esa nueva conciencia. Sentir que soy un alma, un ser de luz consciente y ser capaz de relacionarme con el otro viendo la luz en sus ojos y sintiendo su belleza interior.

¿Cómo es tu experiencia con Dios, con el Origen, con la Fuente...?
Dios para mí es como un Amigo, un Compañero que me acompaña y me comprende. Otras veces es como un Padre y una Madre llenos de amor que me cuidan. En otras es como un Profesor que me enseña y es más exigente. También es como un Guía que me muestra el camino a seguir.

Dios es un ser muy cercano que me acompaña en el camino de la vida hacia el encuentro con mi verdadero Ser interior. Podemos ver a Dios también como alma, pero por supuesto el Alma Suprema, un ser completo, libre, misericordioso y lleno de Amor dispuesto a compartirlo con sus hijos. La experiencia de Dios te llena de paz, amor y misericordia, cualidades que después puedes compartir con los demás

¿Cómo ayudas a los demás a poder vivir esa experiencia?
Compartiendo este conocimiento en clases, seminarios y conferencias. Acompañando con ejercicios de meditación a los nuevos viajeros espirituales. Intento que mi vida sea una inspiración para vivir esa experiencia.

¿En qué consiste tu práctica espiritual?
Medito cada día y estudio el conocimiento espiritual. Todo lo que vivo lo relaciono con la espiritualidad y hago el esfuerzo de buscar el aprendizaje. Siempre es posible encontrar un beneficio detrás de cada situación. En las relaciones practico el procurar no ver los defectos y enfocarme en las cualidades ajenas. Mi propósito es dar felicidad y recibir felicidad, de esta manera la vida es mucho más agradable.

Comparto con Dios mis mejores momentos, también los más difíciles. Dejo en Sus Manos aquello que no alcanzo a entender o no soy capaz de resolver.

¿Hay algún tipo de práctica que desees recomendar en particular?
Sí, especialmente la de ser un observador desapegado. La experiencia me ha enseñado que no es necesario pensar tanto, pues al entrar en una gran expansión mental, a menudo después no somos capaces de resolver toda nuestra creación.

En el silencio aprendemos a pensar tan sólo lo que es necesario, a responder a aquello que es importante y volver a ese lugar inmaculado en nuestro interior donde reina la paz y la calma. En ese lugar somos el observador desapegado que responde, pero no reacciona. En ese espacio mágico se siente la dulzura de la relación con Dios y el alma se encuentra plena, sin deseos, ni expectativas. No es tan importante hacer, sino ser. Las acciones fluyen de manera natural desde ese estado de ser.

En ese espacio de la conciencia del alma desde la actitud del observador, el pasado queda en su sitio y se vive un presente activo y significativo. Para mantener este estado necesitamos tener como prioridad la atención en el Ser y mantener la relación con Dios muy abierta y amorosa.

Hay otra experiencia en meditación que es muy profunda y que te llena de energía. Es el viaje a la dimensión del silencio. En India le llaman Paramdham, la morada suprema. Los budistas le llaman el Nirvana, la tierra más allá del sonido.

En el silencio te desprendes de la conciencia de tu cuerpo y viajas con tus pensamientos a un mundo de luz brillante. Como un ser de luz, te sumerges en ese Océano de luz y conectas con el Ser Supremo. Se establece una relación silenciosa, pero llena de poder. No hay pensamientos, no hay movimiento, pero hay la conciencia de la eternidad, de estar y de ser. En eses estado nos liberamos de todo aquello que nos limita, nos bloquea y nos impide ser libres de verdad.

¿Cuál es el sentido de la meditación “Amrit vela” de las 4,30 de la mañana?
“Amrit vela” es un término utilizado en India que significa, “las horas del néctar”. En la tradición hindú se considera un tiempo sagrado. Los devotos se levantan y tocan las campanas para despertar a sus deidades más amadas.

Para mí es una meditación muy especial donde practico el silencio interior, viajando con mi mente al mundo del silencio para conectar con Dios. Esta meditación me da fortaleza para afrontar todos los retos que se plantean durante el día. Cuando el alma descubre este néctar, tiene el deseo de volver a tomarlo, pues transforma y fortalece.

¿No sientes memada tu libertad al comprometerte con una gran organización internacional?
Al entender de una forma nueva la libertad, puedo decir que no. Ahora mi libertad es alcanzar una vida plena. Hay compromiso y dedicación, pero lo que más satisfacción me proporciona es mi trabajo interno y mi dedicación a los demás.

Hay una prioridad: si quiero ser libre y feliz ahora incluyo a los demás. Ya no es un sacrificio el ayudar a los demás. Hay una máxima básica hondamente interiorizada: “No puedo ser feliz yo sólo”. Tengo que ser feliz dando felicidad, pues es una energía que los demás te devuelven. Eso te permite progresar espiritualmente. Este es un aspecto básico de la enseñanza de Brahma Kumaris que me ha llegado bien dentro.

Es preciso hacer algo generosamente, en clave de servicio verdadero. El agradecimiento de corazón de la persona que puedes estar ayudando, te ayuda también a ti a alcanzar tu destino. El verdadero servicio no te cansa, sino que te da más energía y estás después más feliz, más entusiasta, más energético.

¿Cómo entendéis el servicio en Brahma Kumaris?
Tu vida puede ser un ejemplo si te propones vivir las mismas dificultades que una persona normal, en medio de la gran ciudad, llevando una vida personal y responsabilizándote de una organización. Si nos escapamos de las grandes limitaciones de la vida corriente de la gente de la ciudad más difícilmente podremos ser testimonio. No tenemos ninguna compensación económica por lo que hacemos en Brahma Kumaris. La organización no me proporciona seguridad en ese sentido. La organización te da un conocimiento que te permite moverte por el mundo, pero tú eres quien ha de moverse. El verdadero servicio no cansa.

¿Dónde habéis encontrado la fuerza interior para dedicaros al servicio?
La hemos encontrado en el conocimiento espiritual que Brahma Kumaris imparte. El fundador, Brahma Baba, tuvo una serie de experiencias místicas o revelaciones. Recibió internamente un conocimiento espiritual superior. Ese conocimiento tiene tanta fuerza que ha hecho que las directoras de Brahma Kumaris ofrezcan ahora unas vidas ejemplares a nivel de capacidad, de entusiasmo, de vida…

Eso se nos ha contagiado. Contamos con un valioso conocimiento espiritual que nos proporciona un entendimiento y que a su vez nos ayuda a mejorar. En segundo lugar nos es de enorme ayuda la práctica de la meditación. Entendemos la meditación como la conexión contigo mismo y con Dios. Se trata de dos alas. Hemos de entender qué es lo que hacemos y en esa medida emplearnos en establecer una relación personal con la Divinidad. Hemos de entender también porque lo hacemos, es decir alcanzar el conocimiento. Esas dos alas nos hacen volar.

¿Voto de pobreza?
Optamos por el entendimiento, la incorporación paulatina y la práctica consciente antes que el voto. No hay voto, hay una conciencia de lo que de verdad quieres hacer en tu vida. Hay un trabajo intenso en valores como la sencillez. Las enseñanzas de Brahma Kumaris preconizan el lema de utilizar todo de una forma digna: dinero, tiempo, cuerpo, agua, energía, comida… No se trata por lo tanto de un voto de pobreza, sino de un punto de conocimiento. Si todo lo utilizas de una forma digna, el retorno de esa actitud es también muy generoso. Nunca te faltará nada. Lo necesario siempre estará a tu alcance.

¿Habéis alcanzado la felicidad en esta entrega de servicio?
Soy más feliz que en cualquier otra época de mi vida. También te he de decir que queda un camino por recorrer. Puedo sentirme más o menos satisfecho, pero sobre todo es cuestión de que no sufro ya, no me deprimo. Yo hablaría más de un sentimiento de satisfacción por lo que uno está haciendo, por sentirse útil a la gente. Siento que mi vida contribuye a un bien universal. El mundo es importante para mí y en esa medida yo soy importante para el mundo. Eso me ayuda.

Optáis por la transmisión de un conocimiento no remunerado. ¿Cómo llegáis a esa generosa opción?
Es un principio que el fundador inició. Brahma Baba era una persona millonaria en India y utilizó toda su fortuna para ayudar a la gente y construir toda esta organización. Se quedó sin nada, pero aún con todo mantenía una plena felicidad. Ese espíritu fundacional marcó el futuro.


Él dijo que bajo ningún concepto debíamos ofrecer conocimiento espiritual por dinero. Las publicaciones incluso en un comienzo se daban gratis. Cuando la gente quería ayudar algo se le decía que sí, que invirtiera en libros. Es así como se editaban los libros y acto seguido se regalaban.

La energía de esta actitud genera generosidad y observamos que no nos falta nada. Entre nosotros se genera también un espíritu de colaboración. Invertimos nuestro propio dinero en habilitar un espacio donde la gente pueda recibir conocimiento espiritual y mejorar sus vidas. Es una inversión personal que realizamos. La ley del karma es verdadera y puedo dar crédito de que funciona. Me siento feliz poniendo dinero aquí, para que otra gente sea feliz. Recibo unas bendiciones que me ayudan a progresar. Además ese dinero vuelve. Doy prueba de ello.

 
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