Poco importa si volaron desde Nicaragua, Honduras o Salvador. Su maleta era pequeña, su futuro incierto y el trabajo que aguardaba desbordante. Después de años de soledad, de infinidad de “skypes” nocturnos, de “play” y de “off” cargados de desgarro en un diminuto “Huawei”…, están costeando, no sin enorme sudor, los billetes anhelados. Están trayendo a sus hijos, refundando sus familias con heroica entrega a este lado de las aguas. La heroicidad se perpetua en esos vástagos que ya conjugan el complicado “izan”, que multiplican y calculan raíces cuadradas en euskera. Están consiguiendo un frigorífico, un televisor panorámico y la llave de un apartamento. Con esas mujeres coraje que tanto nos han dado, vamos aquí también a levantar un hogar grande, una sociedad ancha de día en día más acogedora, en la que por supuesto habrá un sitio para todos y todas. Podría decir un nombre, ya sin duda cercano y familiar, pero en realidad son tantos nombres, tantas mujeres jóvenes tomando con afecto y en corto a nuestros mayores, paseando y uniendo al borde del mar geografías, generaciones y destinos. ¡Siempre gracias! * Imagen: La amatxo y ella en el salón. Artaza 8 de Marzo de 2023 |
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