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EL BARRO TAMBIÉN NOS SALVÓ

Felizmente también grandes inundaciones de solidaridad y altruismo. La tragedia valenciana trae ya su debida recompensa en forma de acercamiento entre los humanos. El torrente de agua obsequia en tromba su catarsis pendiente, necesaria. Ha alcanzado moquetas y modelos en tantos aspectos también inundados, caducados. El torrente nos ha movido de la zona de confort y nos hemos encontrado en medio del barro como al principio, como siempre debió ser, como iguales.

El barro nos anegó e igualmente salvó. Sacó lo mejor en los de arriba y en los de abajo. Lustró nuevos héroes. El torrente ha interrogado a la monarquía, por lo menos tal y como la concebíamos, la ha salpicado de barro. La ha inundado también de humanidad. Siquiera mientras el fango, arriaremos la tricolor. Una vez todos manchados de barro podremos volver a empezar. Podremos seguir minando diferencias, y abismos, intentar levantar un mundo más justo, igualitario y fraterno. Podremos preguntarnos qué podemos hacer para cuidar más a la Tierra, para evitar esta suerte de magnas catástrofes, de océanos de barro.

Sierra de Madrid 3 de Noviembre de 2024


EL BARRO QUE LUSTRÓ LA MIRADA

A veces podemos cargar con un exceso de nostalgias que dificultan situarnos debidamente en el presente, encarar el crucial ahora con la oportuna cabalidad y creatividad. El barro contribuya a dirigir más la mirada hacia el futuro, a desapegarnos por ejemplo de aquel 14 de abril, por memorable que se nos antojara hasta el presente. Nos revisaremos por entero, hasta en los apegos más profundos, hasta en las debilidades más arraigadas como la que nos suscita la ya anciana dama de la República.
Nuestros ojos de carne no verán seguramente izar la tricolor en los balcones oficiales pero tampoco era quizás imprescindible. Nuestra miopía, nuestra dificultad de ver más allá de los patrones aprendidos, no hipoteque nuestro futuro. El Plan Superior, la Trama divina avanza, la humanidad avanza, incluso nuestra querida España también va, pese a los más pesimistas augurios, hacia adelante.

Nuestra porción humana también progresa a menudo con la mediación del dolor, al irrumpir sin previo aviso océanos de lodo. De repente nos encontramos con un rey en medio del barro calmando los ánimos de la multitud airada. De repente algunos esquemas hacen "aguas" con el ímpetu irrefrenable de la tromba levantina.
Hasta hace poco era un rey que alternaba la caza de elefantes con la de vedettes, que sorteaba Hacienda y que no estaba, ni de lejos, a la altura de lo que merecíamos la ciudadanía. Ayer vimos a su hijo en medio del barro, caminando a la zona "0" del desastre , asumiendo responsabilidades, sereno ante la indignación popular.

No son grandes pasos pero es la constatación de que poco a poco vamos a mejor. Vamos dejando atrás la imposición, mereciendo dirigentes de más nivel que dejaron la caza y la vida poco ejemplar y fueron al encuentro de los ciudadanos sufrientes. La historia la tejen también los pequeños momentos. Hemos de aprender a rastrear la esperanza hasta en los más nimias imágenes y detalles.
Madrid,4 de noviembre de 2024




TODOS RESPONSABLES DEL CLIMA

El Cielo nos ilumine para aguzar claridad y observar hoy más que nunca el mundo con la compasión y el discernimiento necesarios.
El camino espiritual comienza con la asunción de responsabilidades inherentes a nuestra condición de ciudadanos de un lugar, de un país, de un planeta. El cambio climático nos compete a todos. Me compete a mí cuando cojo el coche para un desplazamiento individual que podría haber realizado en transporte público. Me compete cuando adquiero fruta y verdura en una gran superficie en vez de agenciarla ecológica, cuando compro y consumo lo que no necesito...

Podríamos seguir enumerando la gran cantidad de compromisos que podemos asumir cada día para corresponsabilizarnos del cuidado de la Madre Tierra, para frenar el calentamiento de la atmósfera. Por ello, más que esgrimir el dedo acusador, más que echar el balón al tejado de otros, demandarnos a nosotros mismos, interrogarnos qué podemos hacer para evitar, en la medida de lo posible, estos magnos desastres, para dejar de ser agentes contaminantes, para devenir verdaderos defensores de la Tierra, nuestra Madre.

A todos nos concierne el cambio climático. Todos y todas abrigamos responsabilidades con respecto a este y el resto de los grandes desafíos globales. Valencia y su catástrofe nos han sacudido. Sin embargo no buscaremos tanto la mano negra bajo ese panorama desolador, bajo esas incomprensibles montañas de coches, bajo esas autopistas quebradas..., sino que trataremos de elevar juntos el interrogante de "¡qué hemos hecho para llegar a eso!", cómo podremos evitarlo en el futuro, cómo legar un mañana a las siguientes generaciones libre de la amenaza de estas terribles trombas de agua.

Nada es aleatorio. Dios nos libre de la tentación de adentrarnos en las razones kármicas de lo sucedido, pero todo gran sufrimiento colectivo tiene siempre una razón kàrmica, una causa previamente sembrada. Son los agentes devicos los ejecutores de los dictados karmicos.. Los devas son los que gobiernan los elementos y los fenómenos y avatares climáticos. Ofician como ejecutores del karma. Superada la hora de la prueba, transcurrido el momento más dramático sublimaremos el dolor, lo ofrendaremos, pediremos que traiga su debida recompensa de Luz y de Amor.

Por último todos estamos en nuestro derecho de buscar y compartir las causas de lo acontecido, pero si lanzamos acusaciones severas hay que intentar razonarlas y facilitar pruebas concretas, convincentes y fehacientes. Corre mucha información por las redes y nos concierne discernir, pasarla por nuestra criba selectiva, intentar contrastarla.

 
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