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Onanismo y nueva espiritualidad

El joven e ingenioso guía de nueva conciencia goza de innumerables seguidores. Su mezcla de humor, pasión y visión, aderezadas con un buen dominio de las tablas le colocan en un lugar prominente del “hit parade” espiritual español. La fuerza y entusiasmo que derrocha le auguran carrera prometedora. En estos días de confinamiento le he escuchado en varios de sus acertados y provocadores vídeos, pero el día pasado reconozco que dejé de dar al "play" a sus conferencias.

Ante el enorme auditorio de una ciudad latinoamericana invitaba a hombres y mujeres a masturbarse. Reconozco que no pude sumarme a las estentóreas y asertivas risas de los presentes. Pensé para mis adentros que definitivamente en esa conferencia el “showman” había superado al locuaz conferenciante. “Los líderes espirituales no pueden invitar al onanismo...”, me repetía tratando de templar mi escandalera.

Hube de volcar para dentro y serenarme. ¿De dónde venía ese repentino enojo? ¿Envidia, miedo a que un "chaval arribista" tumbara mis cuatro ideas inamovibles o justificado cabreo por la confusión generada por el desenfadado “influencer”…? A las mujeres recomendaba el solitario placer sin medida, al fin y al cabo ellas no pierden ni el cielo, ni la energía entre las sábanas. Con los hombres era más comedido y sugería no llegar al punto de “no retorno” con el consiguiente ahorro de energía.

Evidentemente tras el enfado sólo podía emerger el agradecimiento que felizmente es lo que se ha ido poco a poco instalando en mi interior. Nadie se presenta por casualidad en nuestras vidas dispuesto a demoler los esquemas. Necesité repasar rápido mi catecismo de nueva espiritualidad más clásica, cuando no “rancia”: “¿A quién deseamos dar la entrada en nuestra intimidad? Quizás no es sólo cuestión de no malgastar el líquido solar más preciado y sagrado, si no saber que de seguir agitando el miembro los que ‘no retornarán’ serán los seres espirituales, los ángeles que queremos con nosotros. Ellos no nos acompañarán si nuestra mente está tan ocupada en buscar el gozo solitario. ¿Qué pista cedemos a esos seres para que se posen en nosotros/as, para que nos acompañen? En razón de la ley de vibración y de polaridad atraemos una calidad u otra de entidades espirituales a nuestras vidas”

El joven "influencer" ha hecho bien en tambalearme. Reconozco que me quedaría desnudo de “doctrina”, “idiota” por el tiempo perdido si asintiera. Agradecimiento no implica regalarle la preciada verdad. Reconozco que son pequeñas, relativas, cuestionables, pero uno tiene derecho de morir con sus verdades, llevárselas a la otra, la auténtica vida y allí contárselas al primer guía o procer de turno y allí contrastar si estaba en lo cierto. Somos cuatro y un tambor, pero no dejaremos de tañer: para el humano evolucionante la masturbación comporta caída, derrota.

Respeto su “verdad”, pero yo necesito cumbres inaccesibles, no amortiguados valles de retozar solitario. No es cuestión de bien o mal. La cuestión no es del dominio de la ética, sino de reto evolutivo. Necesitamos cielos remotos antes que manubrios de íntima y colosal frustración. No tengo pudor de confesar que es preciso perseguir la pureza por lejos que nos hallemos de ella. Sí, pureza, ¿habrá palabra más devaluada y a la vez más urgida en nuestros días? ¿Cuántos líderes espirituales se suicidan hoy mentándola? Yo quisiera ir a tras ellos...

He decidido seguir viendo más vídeos de este hombre, al que he de agradecer su valentía y su innata facultad provocadora. Necesitamos tambalearnos, cuestionar nuestras pequeñas verdades. Puedo llegar a pensar que su propuesta en esta materia es demasiado del mundo, su accesis de "rositas", su camino fácil , trazado a imagen y semejanza de nuestras debilidades..., pero lo cierto, por encima de todo esto, es que cumple su misión de mover imprescindible tapetes.

Por muy pasado de moda que parezca, por muy fuera de hora que semeje la loa a la pureza, uno ha de ser fiel al dictado del alma. A estas edades uno ya no puede sobornar la voz interior que invita a los senderos verticales, a la vida de renuncias. Uno seguirá necesitando metas que nos reten, que nos ayuden a sublimar el deseo, no a naufragar en él. A estas alturas del arduo y sufrido peregrinaje uno no puede retroceder y volver a andar las ardientes arenas.

 
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