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Coronavirus

Llamaron a la puerta y no abrí, porque hablaban en chino. Llamaron a la puerta y no abrí, porque tenían los ojos rasgados. Llamaron a la puerta y no abrí, porque parecían italianos. Llamaron a la puerta y no abrí porque eran de aquí, pero estaban blancos, parecían enfermos…

Nadie me ha contagiado el nuevo bicho. La fiebre no me ha subido. El virus ha pasado, la humanidad ha superado la pandemia, pero ahora estoy solo, harto de mí y de todas las veces que no abrí puerta y de todas las ocasiones en que sólo fui para mí  y mis infundados, descontrolados y mezquinos miedos.

 
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