Presentación

Nací junto al mar, pero vivo en el bosque, al borde del encinar de las bellotas dulces (arte-goxo). Aún corro cuando las olas me llaman, pero ya no he de acariciar todas las tardes la barandilla de la Kontxa. Enraizó el musgo, pero sonrío al viento cuando me trae gotas de agua salada.


Al callar las hojas, escucho el susurro de la cascada del Urederra. Me recuerda que todo pasa, que nuestro Nacedero interior puede comenzar a brotar agua pura en cada instante. Las encinas abrazan con sus ramas mi casa de madera. Al igual que ellas, intento también llover frutos dulces sobre la tierra. La Creación me ha dado mucho y es obligada la correspondencia. De vez en cuando bajo al mundo y junto a mis herman@s conspiro por la aurora: www.fundacionananta.org, www.portaldorado.com y www.foroespiritual.org

Me siento junto a la ventana e intento difundir confianza una y otra vez renovada. Me pongo a la pantalla y trato de anunciar buena nueva, la noticia siempre ilusionada de que la Vida en la carne, en la materia es una maravillosa aventura y que es preciso apurarla creciendo, amando y sirviendo.

Desde la atalaya de “Artegoxo”, ensayo arrojar visión esperanzada sobre el mundo. Desde el encinar de las bellotas dulces mi humilde contribución al pulsar de la nueva Vida, de la nueva Tierra. Reuní las letras desperdigadas. Ordené un poco el trabajo de todos estos años a la pantalla y Carlos Peydró (carlos.peydro@gmail.com), el webmaster, hizo el resto. Mi agradecimiento sincero a Carlos por su gran trabajo de programación y diseño, por su contribución desinteresada, de ya más dieciocho años, a los diferentes proyectos que hemos ido abrigando. (Él hizo también la web de Portal Dorado, de Portal Tierra y la anterior Fundación Ananta).

Los artículos que ya cuelgan, los cientos de todos estos años, que poco a poco iré colgando, son de libre distribución. No hay que pedir permiso alguno. Si algo hay de acertado en los contenidos de esta web es porque fue inspirado. Mi mayor honor es servir a Quienes aquí no tienen nombre, a Quienes trabajan tras el velo, a Quienes amparan el progreso evolutivo de esta humanidad bendita. Soy un obrero más de los que tratan de contribuir al Plan de Amor para esta tierra de gloria. Sumo mi esfuerzo a los Suyos. Cada mañana me he recordar Su máxima de trabajar desde la más pura de las intenciones.


Todas las palabras aquí contenidas encontrarán su razón si sirven para elevar la aspiración y la voluntad de servir, si contribuyen a fortalecer la conspiración pacífica y silenciosa por un orden nuevo, feliz y armonioso; la conspiración del cooperar y el compartir, de velar ante todo por el bien común, que pronto heredará la Tierra entera.

No nuestra pequeña obra, sino la Gran Obra, el Trabajo Uno. No nuestro pequeño plan, sino el Plan Superior, el Propósito Divino. No nuestra gloria, sino la de Quienes todo lo dieron. Bellotas dulces pues, para ese Gran Empeño ¡Feliz lectura!


koldo@portaldorado.com
Calle Santa María 156
31272 Artaza- Navarra
Telfs.: (34) 606695452


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8 de Mayo de 2010

Querid@s amig@s:



¡Bienvenidos a www.KoldoAldai.org, la nueva página web que acoge el trabajo a la pantalla de estos últimos años! Desde el encinar de las bellotas dulces (arte-goxo) esta humilde contribución escrita al pulsar de la nueva Vida, de la nueva Tierra.

Siguen vigentes los esfuerzos y empeños colectivos. Es, al fin y al cabo, la contribución a la obra colectiva lo que otorga sentido a nuestra presencia aquí en la Tierra. Sigue vigente el trabajo en Portal Dorado (www.portaldorado.com) difundiendo nueva información y alentando redes de luz; vigente la tarea del Foro Espiritual de Estella (www.foroespiritual.org) promoviendo el acercamiento entre los credos. La apuesta sigue siendo colectiva. Ahí están las iniciativas de Ananta (www.fundacionananta.org), de Gune, de Kili-Kili y Kolo Kolo que ya preparan su próximo aterrizaje en geografías desamparadas... ¿Cómo sino unidos? Priman los caminos que desbrozamos, los horizontes que inauguramos, las estrellas que encendemos juntos. Caducan pronto los empeños con batería en una sola espalda.

KoldoAldai.org es escaparate virtual donde aparcar y permitir consultar lo ya tecleado. Se amontonaban las letras. Sólo un poco de orden y concierto entre los varios cientos de trabajos de estos diez últimos años. Letra hasta aburriros, pues, en sus diferentes secciones: Artículos, Artículos breves, Reportajes, Entrevistas, Libros y Actividades. Letra cantarina, henchida de fe, letra entusiasmada. No sé de dónde viene tanta letra, tan a menudo imperativa, inaplazable. Sólo sé de su destino, de su última parada en cada uno de vuestros corazones.

Todo susurra en Artaza, a la vera del encinar de las bellotas dulces, aquí no hay desafío de páginas en blanco. Aquí la naturaleza invita cada día a seguir tecleando su poema sin par, a seguir recreando su belleza y pureza. Desde aquí, al borde de tanta noche, al borde de tan infinita y gloriosa calma, mis mejores deseos de una feliz lectura.

K.

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El pasado Julio del 2009 me instalé definitivamente en este nuevo lugar. Entonces escribí estas líneas a los amig@s, palabras que en buena media sirven también para presentar la página:

Desde Artaza

No sé lo que escribiré a partir de ahora, en estas alturas. No sé lo que aguarda al borde de esta ventana gigante..., pero ya en estos días de estreno, el silencio es tan inmenso, tan colmado, que la palabra asalta sola la pantalla, palabra hondamente agradecida.

Todo susurra en Artaza, en esta vuestra casa. Aquí no hay desafío de páginas en blanco. Ante tanta noche a mis pies, ante tan infinita calma, sólo puedo teclear para Su Gloria. El Cielo no me podía haber empujado a una atalaya más maravillosa. Hurgo en el ayer y no sé dónde los méritos. ¿Cuándo y porqué se concibió y apuntaló este ancho balcón de roble sobre millares de encinas calladas?

Sí, las atalayas se conquistan, pero yo no sé si me merezco esta luna tan cercana. Alargo la mano y acaricio su plata iluminada. Aquí arriba, en estas primeras noches de estreno todo es Su Palabra. Aquí arriba en Arte-Goxo todo es Su Verbo en boca de montañas, rocas y árboles... Aquí no hay otra opción que continuar Su Poema. No me busquéis ya en el valle donde dora el cereal, que me subí a la montaña donde verdea el inmenso encinar. No me busquéis en Zubielki. Allí aún guardo cosas, aquí guardaré mi alma.

Me siento en las manos de Dios. Culmina una larga huida del ruido. Lo inombrable, el Cielo, la Divinidad que “los hombres distintos llamamos con distintos nombres” me han empujado hasta este infinito silencio que tanto he perseguido a lo largo de todos mis días, silencio colmado, silencio privilegiado, silencio acompañado, porque aquí arriba tecleo y vosotr@s estáis al otro lado de la pantalla…

Sólo miles y miles de árboles delante de mí, y una montaña inmensa, amiga a fuerza de contemplarla. Verde sin límite, mas la soledad no existe en Su Presencia al borde de la ventana. No la siento con esta pantalla con la que me llego a cada uno de vuestros corazones.

Hay un sendero entre encinas y bojes que sale a la puerta de casa, tapizado todo de hojas secas, que desemboca en una roca impresionante sobre un verde sin límite. Este sendero se abre en mis amaneceres. Allí callo, leo y escribo; allí saludo y despido al hermano Sol cada día. Podría pasear ese sendero íntimo, desconocido, disfrutar de esa atalaya hasta la eternidad… Poco más puedo pedir al Cielo, sino que me colme de amor, de fuerza para servir y humildad hacerlo en silencio...

Nademos el océano inmenso, caminemos el hayedo refrescante, durmamos bajo los mismos y generosos luceros que sólo piensan en iluminar y extasiarnos…, mañana sigamos sirviendo unidos. El Cielo nos asista.

Os abrazo con todo el alma.

K.


25 de Julio de 2009.



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Entrevista a Koldo Aldai
Por Javier León

“Nada puede apagar la necesidad del ser humano de hacer realidad sus sueños de un mundo fraterno de armonía, paz, justicia y genuino gozo”.



Ya son algunos los viajes que he realizado con este aventurero y escritor, amante de lo humano y lo divino, seguidor y defensor de los valores universales de paz y buena voluntad. Koldo Aldai, (San Sebastian, 1960), escritor incansable, amigo verdadero, viajero y constructor de puentes indestructibles, compagina su vida de entrega y servicio hacia los demás con su pasión por la escritura. Uno de los mejores momentos que hemos vivido juntos fue haciendo de payasos en la sabana africana o en las selvas o los slums de la India… Cuando andamos preparando ya nuestro tercer viaje hacia tierras palestinas, no puedo más que preguntarle sobre ese punto de luz que decora su rostro humano y verdadero…

¿Por qué, tras haber recorrido un intenso camino en tu vida personal y profesional, decides ponerte una nariz roja?
Al atardecer, todos los días paseo por un encinar maravilloso, pero hay pasos que me quieren llevar más lejos y yo no puedo retenerlos. Hay un punto de gozo que no te puede otorgar la comunión estrecha con la naturaleza más maravillosa, como, gracias a Dios, disfruto, o la comunión íntima con su bendito Creador. Hay un punto de felicidad que no se puede alcanzar de espalda a los hermanos, a los últimos de la Tierra.

¿Cómo comenzó todo?
A comienzos de los noventa ya viajamos en dos ocasiones a Croacia y Bosnia en viejas furgonetas pintadas de colores, llevando alegría y esperanza a los refugiados de la guerra, pero después de tanto tiempo, el payaso de dentro ya parecía jubilado.

¿… y resucitó?
En efecto. Estoy todo el día a la pantalla. Llevo ya muchos años, horas y horas pegado al ordenador. No quería una cara plana. Pensé explorar otras formas de ser útil al mundo. El payaso me salió al paso de nuevo. No lo busqué. Llegué en Diciembre del 2008 a Etiopía a echar una mano. Había que repartir regalos a los niños pobres, así que me vistieron de una especie de payaso-Papa Noël. Después era yo quien no se quería quitar el disfraz y empecé a caminar escuelas, hospitales, orfanatos... Después llegaste tú, con el payaso aún más metido dentro…

Una excusa para viajar, para explorar y conocer de primera mano las problemáticas de los lugares…
Cuerpo y espíritu me pedían horizontes, geografías nuevas. Si es pudiendo hacer algo para los demás, mejor. El disfrute se multiplica. Al adquirir una finalidad, el viaje cobra también su pleno sentido. Estás allí por algo y todo toma más relieve. A partir de ahí, a partir de esa disposición de servicio, no llegan sino regalos, ya en forma de experiencias y revelaciones, de encuentro con gentes entrañables, de paisajes sobrecogedores... Una misma cerveza, un zumo de frutas saben mucho mejor después de haber sudado la gota gorda, haciendo reír a los peques. Es la vida la que brilla intensamente si deja de pivotar sobre uno mismo.

A veces el entorno es muy duro y agresivo, como nos ha ocurrido en Bombay y Calcuta, pero sólo la posibilidad de departir unos minutos con gente que se ha dado por entero a los últimos de la tierra, resulta sumamente enriquecedor.

¿Qué mensaje transmite esa nariz?
No sé lo que trasmite a los demás. Soy un payaso aficionado, más bien mediocre, pero las sonrisas se encienden y sólo busco eso.

Sé lo que el payaso me trasmite a mí. El payaso me pone a prueba. Me obliga a colocarme en la cima de mí mismo. No admite estribaciones, ni medias alturas. Has de sacar lo más puro que llevas dentro. El payaso, como pocos roles, te exige una entrega absoluta. Sólo se puede ejercer desde tu plenitud. Te obliga a ensanchar a lo largo del día esa plenitud. No puede haber un payaso en el escenario y un cascarrabias fuera, pues ese abismo, ese salto constante no sería, a la larga, sostenible.

¿El payaso como gimnasio interior?
¿Por qué no? No puede haber mácula de tristeza interior al correrse el telón, pues de lo contrario el payaso fracasa. El payaso debe ser sol que todo lo da y nada, absolutamente nada, puede guardarse para sí. Por eso creo que es un excelente gimnasio para conocerse uno mismo, para sacar lo mejor que llevas dentro, para calcular en cada actuación cuán lejos te encuentras de tu propia cima para, en definitiva, acelerar lo que da sentido a nuestras vidas, la “escalada interior”.

¿Qué te han dado esas sonrisas de los pequeños?
La sonrisa es la expresión, la ventana del alma. Encontrarse frente a frente con centenares de sonrisas de los niños, como nos ha ocurrido en Etiopía o India, es encontrarse con centenares de almas en su expresión más pura. Es difícil olvidar esos instantes sin nombre, es difícil olvidar esos momentos sagrados en que se vierte en tu interior tan enorme caudal de belleza, de genuino gozo, de auténtica pureza. Eso contagia. Eso te llevas dentro para siempre. Eso no se olvida.

Ya no duermo tranquilo a la vera de mi bosque de encinas, tras haber corrido por la sabana africana contigo y con decenas de niños detrás, cubiertos de andrajos, pero plenos de felicidad, gritando “Kili Kili Kolo Kolo”.

Pero además de colocarte una nariz, en tus viajes por el mundo has entrevistado a cientos de personas que apuestan por el cambio. Sin duda, has realizado un viaje interior junto a ellos cuyas conclusiones son evidentes. El mundo sólo lo pueden cambiar las personas, y no los sistemas… Pero dime, tú que eres un buscador incansable, ¿qué o quién nos cambia a nosotros?
Una puerta que se cierra, un adiós imprevisto, una cama vacía, un sendero sin su mano… Nosotros escogemos el itinerario para empoderarnos, perfeccionarnos, purificarnos…, para llegarnos más cerca de Dios. Nosotros mismos nos lo ponemos crudo, nosotros mismos planificamos nuestra existencia de forma que no podamos eludir las pruebas imprescindibles que nos permitan purificarnos, perfeccionarnos, graduarnos y por lo tanto regresar a las verdaderas esferas de la luz, la paz y la fraternidad.

Lo importante es crecer, no lo que duela crecer. Dicen que mañana creceremos sin necesidad de dejarnos la piel en el camino, por consciencia, ya no por tanto dolor.

En los viajes y el encuentro con tanta gente has podido comprobar de primera mano la existencia indiscutible de un cambio de paradigma, un cambio del cambio… sin embargo parece tímido, después de comprobar, experimentar y ver tanto dolor… ¿Crees que hay esperanza para esta tierra?
Sin ningún tipo de orgullo, hemos de persuadirnos de que nosotros somos esa esperanza. El Cielo, la Jerarquía…, el nombre es lo de menos, tantas veces los nombres nos han separado, tiene puesta toda su confianza en nosotros. Somos su avanzada aquí en la tierra.

Los cambios no operan de un día para otro. La naturaleza, la vida, están regidas por la ley de la evolución, no de la revolución. Todo lleva su tiempo: la primavera en florecer, la semilla en devenir árbol, el feto en convertirse en humano… La conciencia humana ha de tomar su tiempo para madurar. El ser humano ha de hacer su recorrido hasta conocer la razón suprema de su presencia en esta tierra bendita.

Hay un paradigma de fraternidad, basado en los principios superiores del compartir y cooperar que ya está encarnando. Esa nueva tierra ya está llegando de forma lenta, pero irreversible. La estamos trayendo. Puede tiritar todo, menos nuestra fe y determinación.

He visto muchas utopías, pasadas y presentes, que hablan de esa nueva tierra, de ese cambio. Los antropólogos los llaman movimientos milenaristas que se reparten a lo largo del tiempo y que nacen en momentos difíciles o de cambio. ¿Qué diferencia crees que hay entre esos movimientos del pasado y los presentes?
Nada puede apagar la necesidad del ser humano de hacer realidad sus sueños de un mundo fraterno de armonía, paz, justicia y genuino gozo. La utopía vuelve y volverá a los seres humanos, pues se trata al fin y al cabo de nuestra más fuerte nostalgia, la de la unidad primigenia. Esa nostalgia del Uno que fuimos, latirá por siempre en lo profundo de nuestra alma.

¿Dónde radicará realmente la diferencia de este nuevo paradigma?
El diseño del otro mundo posible está ahora mucho más avanzado. La semilla del otro mundo posible ya ha arraigado. No hay vuelta atrás. En todos los ámbitos de la actividad humana están emergiendo iniciativas basadas en la nueva energía, en los patrones superiores. El viejo mundo instalado en el individualismo, la división y el materialismo se está desmoronando por doquier. Es el Plan, está escrito. Nada nos puede desanimar por mucho que a veces podamos llegar a pensar que el viejo paradigma es inamovible. No, no es sostenible desde el momento que no se ajusta a la ley de la solidaridad universal. Sin embargo no hay que perder un ápice de energía para derrumbarlo, se desplomará sólo con el progreso de lo nuevo. Basta que le vayamos poco a poco privando de nuestra energía cómplice. El viejo mundo se desplomará sólo cuando una mayoría humana desplace su centro de atención del bien personal, al bien de la comunidad.

¿Lo nuevo está ya emergiendo…?
El nuevo paradigma emerge en todos los ámbitos donde se establecen vínculos de mutua confianza, donde todos valen, donde prima la creatividad, el supremo respeto, el afecto, donde la gente se ayuda, comparte… El nuevo paradigma progresa donde hay consciencia de agradecimiento por cuanto gozamos, donde la Madre Tierra es sagrada, donde las buenas relaciones humanas son sagradas, donde el respeto por los otros reinos, animal, vegetal… también es sagrado…

Hablas de lo sagrado, del aro sagrado que envuelve a toda la humanidad. También has escrito un libro donde hablas de la Gran Comunión humana… ¿en qué consiste esta gran comunión? ¿Cómo se genera?
La Gran Comunión es, pese al olvido. Late en lo profundo de nuestro corazón pese a que tan a menudo vayamos a la discordia y a la barricada.

En el libro subrayo la necesidad de gestar la más ancha de las alianzas entre todas las fuerzas que construyen, entre todas las mujeres y hombres que laten en servicio y en entrega. Arriba trabajan unidos, ¿cuándo cundirá el ejemplo en la tierra?

Las marcas grupales con las que ahora nos identificamos son pasajeras. Cada grupo, cada organización tiene su identidad específica, su ámbito concreto de trabajo, pero a partir de ahí es preciso unirnos en valores, en metas, en objetivos comunes, en sueños, en horizontes… No lo digo yo, que seguramente me equivocaría. Lo dice el Cielo, la Jerarquía, que encomendó al Maestro Tibetano la difusión de la idea clave del “Nuevo grupo de servidores del mundo”, a través de Alice Bailey.

Ese es un gran mensaje… servidores del nuevo mundo…

Fue hace 60 años, pero por si hubiera alguna duda, el Cielo nos ha otorgado los instrumentos precisos y únicos para establecer esa ancha alianza, esa gran comunión. Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, por supuesto Internet, están aquí para la emancipación de la humanidad en muchos ámbitos, pero sobre todo para el “conecting people”, para unir a los humanos, para establecer redes, para gestar alianzas, para establecer poco a poco, primero en la virtualidad y después en la “fisicalidad”, las bases de un mundo fraterno.

Interesante trabajo el del Nuevo Grupo de Servidores del Mundo… ¿crees en la utopía de que ese grupo anónimo, de gentes de buena voluntad, sean los generadores del cambio necesario? ¿Es eso posible?
No es un pequeño grupo anónimo. Somos una conspiración pacífica, universal, somos el latido de la fe, somos el pulsar de la esperanza, somos la oleada del Cielo en la Tierra, el espíritu grupal decidido a caminar… Somos gentes de todos los credos, de todos los países, de todos los niveles sociales, de todas las latitudes... Creemos en el incluir, en el colaborar y el compartir. Creemos en la unidad en la diversidad. No tenemos nombre y estamos en todas partes. Creemos en los valores eternos, en los principios universales. Nos ajustamos a las leyes superiores y por eso dicen que heredaremos la tierra. Caminaremos por una tierra pura, una tierra de gozo, una tierra de todos. Ya lo verás…

Juntos, revueltos, o separados. He visitado estos años muchas comunidades utópicas y hay un gran trabajo realizado, pero muchos dicen que el nuevo paradigma no pasa por la comunidad, sino por la individualidad. Que debemos liberarnos nosotros mismos para luego trascender en comunidad… Tú has decidido vivir solo rodeado de naturaleza… ¿por qué no la opción de vivir en comunidad?
Para nada he decidido vivir solo, para nada. Creo en la pareja, creo en la familia y creo en la comunidad. Creo en la sagrada unión de un hombre y una mujer unidos de por vida por lazos de compromiso y fidelidad. Creo en el excelso servicio que constituye traer y acompañar nuevos seres en este mundo. Creo en la vida comunitaria, como el más cercano y práctico ensayo de la vida en fraternidad, que un día inundará la tierra. Creo en las comunidades libremente unidas y comunicadas, que intercambian software y tomates, sonrisas y danzas, exceso de cosecha y plus de frutas y de sueños…

Creo en la pareja, la familia y la comunidad que celebra la vida, que agradece y canta cada mañana a la Creación y a su Origen. Creo en los sudores que se reúnen ya en la huerta, ya en la panadería, ya en la leñera… Creo en los grandes pucheros que se comparten, en los círculos de oración y de danza; creo en la fiesta como una forma más de agradecer… Soy firme defensor de la vida familiar y de la vida comunitaria. No tengo duda de que ese es el camino. Tampoco tengo duda de que estamos todavía un poco verdes, de que nuestro interés personal prevalece a menudo sobre el interés comunitario, pero aun y con todo, es preciso intentarlo. He conocido muchas comunidades. Con todas sus carencias y defectos, propios de nuestro nivel evolutivo, he podido constatar que son la avanzada del futuro.

Tal vez el sentido de comunidad esté cambiando… quizás vayamos a un sentido de red… vivir en red… elementos aislados que se comunican en el mundo virtual… ¿qué piensas de esto?
La virtualidad tiene su finalidad, su enorme cometido, pero tiene también sus enormes limitaciones. La pequeña pantalla del ordenador jamás podrá sustituir a la gran pantalla de la vida. Hemos de transitar entre los mundos, entre la “fisicalidad”, la virtualidad y la dimensión interna o espiritual que a todos nos une.

Llegada una hora de la tarde, hay una fuerza interior irrefrenable que me hace apagar la pantalla y me empuja al corazón del bosque. Allí se da un intercambio, una comunión con la Vida y la Madre naturaleza que jamás me podrá proporcionar el más sofisticado software.

Todo tiene su espacio y momento. El nuevo mundo fraterno que por todas partes estamos ensayando, no se podría llevar adelante sin las conexiones e intercambios que establecemos a nivel virtual. Sin embargo, aquí y ahora, las almas no pueden progresar en su unión si no se encuentran en la materia. Necesitamos mirarnos a los ojos, sentir el abrazo del otro, para poder decirnos: “Vamos juntos, compañero/compañera…”

Ese “vamos juntos” a veces parece complicado. Miramos la política y cada vez se abren más grietas entre unos y otros. Especialmente en Europa, donde la autodeterminación de los pueblos parece que se reivindica con especial atención. Tú eres vasco y has vivido de primera mano este “conflicto”. De nuevo la pregunta pero mirando hacia fuera: ¿juntos o separados?
Juntos, sin lugar a dudas. Pero la unión ha de consumarse desde la libertad y desde la propia identidad. Las identidades suman, no restan, se complementan y completan, no se excluyen. La unidad en la uniformidad es propia de los mundos retrasados.

¿Son los nacionalismos necesarios?
La sociedad ha de reflexionar. Si hay nacionalismos es que hay heridas más o menos grandes aún no resueltas. “Voy a donde ti porque yo quiero, porque así lo he decidido, no porque tú me obligas a estar junto a ti.” La diferencia es sustancial.

Dios hizo libres a los hombres y a los pueblos. Nadie se puede saltar las leyes superiores. Los pueblos, al igual que las personas, han de decidir libremente su futuro.

¿Y son necesarias las independencias los unos de los otros, la autodeterminación en un mundo global, la reafirmación de la identidad en un mundo culturalmente imprevisible?

Uy, vamos por partes... Creo que no conviene incluir en el mismo saco conceptos diferentes. Autodeterminación sí, libre empoderamiento de las personas y pueblos, también. Independencia no, somos interdependientes. La independencia, siempre será una fase, una adolescencia inmadura, pero a veces necesaria hasta alcanzar un día libremente el ideal de la unión.

Afirmación de la identidad también. Dios nos hizo diferentes para enriquecernos, para que precisamente, a la vuelta de todas las guerras y divisiones, al final de tanto dolor, un día como hoy, adquirido un mínimo de consciencia, abrazáramos por fin el supremo ideal de la unidad en la diversidad.

La identidad como contribución al acerbo común, como aportación al tesoro compartido. Identidad por supuesto sin orgullo..: “He aquí parte de lo que soy, parte de lo que somos. Con esto quiero enriquecer nuestra unión. ¿Qué me traes tú? Aquí mi canción de cuna, aquí mi lengua, mis tradiciones, mis bosques… Háblame de los tuyos...”

Pues entonces háblame de ti, de tus proyectos presentes y futuros… ¿seguirás llevando la alegría universal a los niños? ¿Seguirás siendo reportero de la unidad en la diversidad? ¿Seguirás siendo peregrino del espíritu? ¿Qué te depara el futuro?
Me siento en las manos de Dios. Estaré allí donde sienta que puedo ser más útil…


Vídeos
http://www.youtube.com/watch?v=Fy9B3hSzjag&feature=related
http://www.youtube.com/watch?v=DZmEdG5tiXM&feature=related
http://www.youtube.com/watch?v=FyvMmSW69bU